Epílogo

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Las hojas secas hacían ese característico recorrido desnudando poco a poco los árboles al caer danzantes sobre el asfalto. Tintaban todo de esos hermosos tonos cálidos, café y naranja, anunciando la llegada de una nueva estación.

Kim Taehyung amaba el otoño. Se había vuelto una persona muy reflexiva en los últimos años, dejando que sus pensamientos tomaran las rutas de manera libre y sin impedimentos. Cómo aquel pensamiento que se desarrolló a raíz de ver como las hojas iniciaban (desde su punto de vista) su nueva vida.

Llevaba ya un rato enfrascado en ese pensamiento que conforme más se desarrollaba más emocionante era. Las hojas caen, pero a pesar de no poder volver a aquel árbol, su trayectoria no termina ahí, incluso cuando se reduzcan a partículas. Algunas se mezclarán con el aire y otras con la tierra, pero seguirán existiendo solo que en un nuevo medio y siendo una fracción de lo que fueron alguna vez.

Nada está destinado a desaparecer simplemente, solo a transformarse y tomar una ruta completamente diferente a la anterior. Nada, ni siquiera los humanos, están destinados a dejar de existir.

En una idea completamente distinta y un poco más metafórica, pensó acerca de cómo casi nada florecía en invierno y las hojas huían de los árboles debido a las bajas temperaturas a las que no podían adaptarse.

Muchas veces el amor era de esa forma, no siempre iba a tener los elementos que crearan el ambiente perfecto y muchas veces todo se vería truncado cuando los peores momentos llegaran.

Pero entonces estaba la Crocus Neapolitanus, aquella flor conocida como snow flower, que florecía en la nieve y culturalmente referenciaba a que el invierno no es eterno, casi siendo una muestra de que sin importar el entorno, aún puede existir la posibilidad de que algo hermoso florezca.

Siendo que el amor también puede encontrar la forma de florecer en los momentos difíciles.

Esos pensamientos lo llevaron hacia Jeon Jungkook, casi siempre era así, pero era inevitable que no fuera ese el resultado. Su historia de amor no había iniciado siendo perfecta, ni mucho menos lo fue al desarrollarse, habían tenido discusiones, fallas, estrés e incluso en algunas ocasiones habían querido renunciar a estar juntos. No obstante, no lo hicieron, porque por muy difícil que fuera encontrar la solución a ciertos problemas, su amor era lo suficientemente grande y sincero para querer luchar por él.

A veces debían recordar que estaban juntos en ello, como un equipo, luchando contra los problemas, no contra ellos mismos.

Así que su amor floreció de la manera más hermosa y digna de apreciar.

El pelirrojo suspiró al recordarlo, fueron realmente felices, fueron amados honestamente, fueron imperfectamente perfectos juntos, fueron una alegre canción en verano, una suave brisa en otoño, un lugar cálido en invierno, un dulce aroma en primavera.

Fueron una historia de amor digna de ser contada, Taehyung estaba seguro de ello.

Pero no quería que solo fueran, quería que siguieran siéndolo, no quería que toda esa hermosa historia quedara solo en el pasado, por eso seguían trabajando día a día para que siguiera siendo su presente y su futuro.

Sentía que lo estaban haciendo bien, mientras veía a su pareja jugar con el perrito de nombre Yeontan que habían adoptado un año atrás, tenía la seguridad de que lo estaban haciendo bien, porque en lugar de que ese amor que desde un principio se tuvieron se fuera drenando, solo continuaba creciendo a diario, principalmente cuando Jungkook no estaba siendo consciente de ser observado por él y sonreía lleno de felicidad haciendo cualquier cosa, enseñándole que la vida aún tenía cosas para seguir sorprendiéndolo.

-¡Mira ahí viene papá Tae! -exclamó el menor dirigiéndose al perrito que sacaba la lengua feliz y daba ladridos para expresar dicha felicidad.

El pelirrojo negó y rio, su novio era tan tierno.

-Serías un gran padre -comentó el mayor con una amplia sonrisa.

-Seríamos -corrigió el otro-. Juntos.

-¿Tú realmente quieres? ¿Has considerado la posibilidad de que adoptemos algún día? -inquirió Tae mirándolo emocionado.

-Por supuesto que quiero, lo que más anhelo es formar una familia contigo. Pero no creo que este sea el momento aún. ¿Tú estás de acuerdo con ello?

-Lo estoy. Recién estamos terminando la universidad y siento que aún no somos lo suficientemente maduros para una responsabilidad tan grande.

Lo más importante que habían aprendido era que debía existir comunicación y sinceridad. Se habían quitado la oportunidad de decirse lo que realmente sentían muchos años atrás por miedo, incertidumbre y falta de comunicación, no volverían a cometer un error tan grande.

Taehyung se dejó caer sobre el césped a un lado de Jungkook, recargando su cabeza en su hombro al tiempo en que Tannie se recostaba en su regazo.

-Me gusta nuestra pequeña familia -murmuró Jungkook.

Ambos observaron a dos niños columpiarse felizmente, mientras intentaban alcanzar el cielo con sus manitas.

-¿Me acompañarás mañana a recibir a Yoongi al aeropuerto?

-Claro, también es mi amigo. Además, ya quiero conocer al tal SeokJin que conoció cuando se fue a Japón y del que tanto habla.

Taehyung sonrió y se acomodó mejor, le hacía muy feliz ver lo enamorado que estaba Yoongi de aquel chico de rostro perfecto. Se merecía esa felicidad.

Estaba anocheciendo, era de esos días en los que la luna llena se podía ver en un extremo y el sol poniéndose en el horizonte. La luna estaba bellísima, proclamándose incluso cuando la noche no caía por completo.

-Siempre te voy a buscar, Kook, porque mi alma siempre te sabrá encontrar, en esta vida y en las próximas -Taehyung también había aprendido a decirle siempre lo que sentía, incluso si sonaba demasiado cursi, quería mostrarle esa parte de su alma que lo amaba demasiado.

-Tu alma y la mía están hechas para pertenecerse eternamente, Tae, lo puedo sentir, es el destino.

Sus labios se encontraron a mitad de camino, buscando ese contacto lleno de amor y esas burbujeantes emociones que continuaban ahí aún después del paso de los años. Solo uno de tantos besos que llegarían después en tantas vidas como la eternidad lo hacía posible, con promesas que transitaban ese curvo camino entre una vida y la otra, más allá de cualquier limite imaginable.

Por fin sus almas estaban en paz, porque habían encontrado el tiempo correcto para amarse con libertad y sin impedimentos. Por fin, el destino había sido indulgente con ellos y les había otorgado ese final feliz que les había costado trabajo encontrar.

Pero la luna fue testigo de muchas historias más, porque su amor no estaba hecho para una sola vida.




FIN.

El Hilo Rojo || TaekookWhere stories live. Discover now