Capítulo 4.

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George pov:

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George pov:

Luego de que Juls entró en la casa sentí como si volviera a vivir justo esa noche, la última noche que la ví.


(...)
Flash back


Ella estaba aguantando las lágrimas, la conocía demasiado para saber que era así, pero yo no podía, me sentía como un niño llorando.

Había sido un imbécil, ella me había confesado que estaba enamorada de mí en medio de una discusión y yo solo me fui, no supe qué decir y solo huí como un cobarde.

Sabía el problema que sería para ambos si Emilio se enteraba, él financió toda mi carrera en mi adolescencia, pagaba la carrera universitaria de Juls y yo no era tonto, sabía de lo que era capaz, no le mostraría ese lado de su padre a Juls.

Mis piernas flaquearon y caí de rodillas al suelo, ella se agachó a mi lado y me abrazó para consolarme. Aún después de haberle roto el corazón ella seguía siendo tan dulce conmigo.

La abracé con fuerza como si no la quisiera soltar nunca y me abrazó con la misma intensidad. Luego de un par de minutos me había calmado y me alejé lo suficiente para ver su cara.

La tome de las mejillas y la traje hacia mi para besarla, siguió el beso de inmediato y me hizo creer por solo unos segundos que no se iría, pero se alejó.

– George, por favor no lo hagas más difícil para mí, si no sientes lo mismo solo vete – las lágrimas caían de sus ojos y me volví a sentir un imbécil.

– Juls, por favor, te amo, no te vayas, te lo suplico – me miró sorprendida, se levantó y retrocedió un paso.

– No puedes ser así de egoísta, no puedes decirme que me amas solo para hacer que me quede, sabes por cuánto tiempo esperé esta beca – sé que todas sus palabras son ciertas y mi pecho se comprime.

– Juls, por favor... – intento hablar pero me interrumpe.

– Me voy, es una decisión tomada George. – sequé mis lágrimas y me acerqué a ella, besé su frente y salí de la habitación sin decir más.

No hablamos desde esa noche y dos días después, mi hermana llama a mi celular para decirme que se fue a España.

Me rompió el corazón, tal como yo a ella.


(...)


Subí a mi auto, saqué mi celular del bolsillo de la chaqueta y le envié un mensaje a mi hermana, no podía seguir aquí, no cuando ella lucía hermosa y cuando yo volví a ser un imbécil.

George
Me iré a casa, si mamá pregunta dile que a Carmen le pasó algo.

No esperé su respuesta y huí, otra vez, como un cobarde.

Mientras manejaba las lágrimas caían y yo solo lloraba como un niño pequeño, estaba tan arrepentido de como terminaron las cosas, si tan solo le hubiera dicho que la amaba, que toda mi vida estuve enamorado de ella.

Pero no lo hice, y aquí estoy, como un estúpido, con el corazón roto, aún amándola y buscando algo que solo siento por ella en otra persona. No me mal entiendan, quiero mucho a Carmen, pero no siento el mismo amor que siento por Juls.

Necesito tenerla conmigo, que me sonría y sus besos de buenos días, el olor a café que la rodea al medio día, el calor de sus abrazos...

En medio de mis pensamientos llego a mi departamento, estaciono el auto y apoyo mi frente en el volante.

<<La extraño tanto, la necesito, la amo.>>

Voy al elevador y marco el piso 10, que es donde vivo y en mi mente solo está ella, en mi cuerpo, esa constante sensación de vacío, de dolor en el pecho.

– Dios... Juls... – digo en voz alta y pienso en lo hermosa que lucía hoy, está distinta su cabello cambió, lo pintó de, rubio y sus facciones están iguales pero algo en su rostro cambio y no logro descifrar qué.

Me voy a dormir con pensamientos que solo son en torno a ella, luego de un año ella sigue siendo todo para mí.

Me voy a dormir con pensamientos que solo son en torno a ella, luego de un año ella sigue siendo todo para mí

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XOXOXO

Perspectiva | George RussellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora