Epílogo

6.1K 507 177
                                    

-¿Así que Lima?

-Lima.- Wanda se dejó caer junto a Natasha en el sillón, mientras la pelirroja jugaba con Lena sobre su regazo.- ¿Estás de acuerdo?

-Pues... Sí. Es un lugar lindo.

-Lo adoro. Es tan tierno, y tengo un empleo, y la gente es muy agradable, ¿Y sabes cuál es la mejor parte?

-¿Cuál?- Natasha seguía jugueteando con las manitas de su hija, que estaba sentada en sus piernas.

-No hay mafias aquí.- Susurró la castaña, y Natasha giró la cabeza para arquear una ceja en su dirección.

-Listilla.

-Te amo.- Con una risita, Wanda se inclinó sobre su novia y besó su mejilla antes de ponerse de pie nuevamente y caminar hacia la cocina para terminar de acomodar los restos de la cena de esa noche.

Al pasar frente a Natasha, esta estiró una mano y le pellizcó el trasero, haciéndola pegar un salto y soltar un chillido. Wanda la fulminó con la mirada de manera juguetona antes de entrar en la cocina.

-Lima será...- Murmuró la pelirroja mientras depositaba a su hija sobre el carro y caminaba hacia donde estaba Wanda.

-¿Amor?

-¿Sí?

-¿Puedo hacerte una pregunta?

Wanda la miró extrañada ante el evidente nerviosismo de la pelirroja, pero no dejó de refregar los platos.

-Claro, amor.

Natasha inspiró hondo, y comenzó a rebuscar algo en el bolsillo de sus jeans.

-¿Podrías dejar los platos?

-¿Qué?

-Wanda, deja eso.- La castaña le frunció el ceño, pero obedeció, dejando la vajilla a medio enjabonar y secándose las manos mientras se giraba hacia su novia.

-¿Qué sucede?

-Bien... Iba a preguntártelo esta noche en algún restaurante, pero... No puedo esperar más.

-¿Qué, Natasha?

Wanda observó con los ojos como platos cómo Natasha se ponía de rodillas frente a ella, alzando una pequeña caja negra frente a ella.

-Cásate conmigo.

El aire se le atascó en la garganta y los ojos se le llenaron de lágrimas.

-¿Amor?- Natasha observó, con un creciente nerviosismo como su novia abría y cerraba la boca sin decir nada.- Más te vale decir que sí.

Finalmente, la castaña soltó una carcajada antes de acercarse a ella para acariciar sus cabellos rojizos.

-Mandona.

-Sí, lo soy.- Wanda se mordió el labio inferior con fuerza, mientras lentamente se dejaba caer frente a la pelirroja, de rodillas también. -Todavía no me has respondido.

-Estoy disfrutando... Creo que nunca te había visto tan nerviosa- Murmuró juguetona, pegándose más a ella.

-Eres una mujer malvada.

-Aprendí de la mejor.- Natasha rodó los ojos mientras abría la caja de terciopelo, revelando un anillo precioso.

-Cásate conmigo, amor.

Wanda sonrió lentamente.

-Sí, amor, me casaré contigo.

Natasha volvió a respirar profundamente desde que se había decidido a pedirle matrimonio, y colocó ceremonialmente el anillo en el dedo de su ahora prometida.

La pelirroja la rodeó con sus brazos, apretando sus nalgas entre sus manos.

-Te amo, cariño.

-Te amo todavía más, Romanoff.

//

6 años más tarde.

-Wanda, ni se te ocurra.

La castaña le frunció el ceño a su esposa, pero ignoró la orden y siguió encaminándose a la enorme piscina del jardín.

-Vuelve aquí ahora, maldita sea, podrías resbalarte y partirte el cráneo.

-No me caeré.

-Ese suelo es resbaloso.- Masculló Natasha, indignada, caminando detrás de su esposa.

-No voy a quedarme allí adentro encerrada cuando tenemos esto en nuestro jardín, tengo calor.- Protestó, sin disminuir su marcha.

-Ya te caíste aquí una vez, no seas cabezota.

-Eso fue hace tres años, y estaba distraída.

-Pero no estabas embarazada.

-Y justamente porque ahora estoy embarazada estaré más atenta.

Wanda decidió no discutir cuándo el brazo de su esposa rodeo su cintura, ayudándola a bajar los tres escalones que guiaban a su paraíso personal.

-Creo que soy a la única persona que se le ocurre construir una piscina en un lugar en donde sale el sol dos veces al año.

-Sabes que lo hiciste para consentirnos a Lena y a mí, y te lo agradecemos mucho.- Respondió la castaña, melosa, mientras giraba el rostro para depositar un besito en la mandíbula de Natasha.

La pelirroja bufó.

-¿Hablaste con Lena hoy?- Preguntó, mientras veía a su testaruda mujer quitarse la enorme remera que llevaba puesta, revelando su vientre de siete meses.

-Sí, está feliz de pasar estas vacaciones con sus tíos, pero le he dicho que será sólo una semana. No puedo tenerla lejos de mí tanto tiempo.

Natasha sonrió.

Su testaruda y sobreprotectora mujer. Cuánto la adoraba.

-¡Wanda!

Natasha corrió hacia ella cuando la vio tambalearse levemente en el camino a la piscina, y la tomó de la cintura para estabilizarla.

-Nat, tranquilízate. A este paso, te llenarás de canas prematuramente, cariño.

Natasha bufó.

-Claro, y será culpa tuya.

Wanda soltó una carcajada, girándose para besar sus labios brevemente.

-No puedes vivir sin mí.- Sentenció, antes de girarse y meter ambos pies en el primer escalón de la enorme piscina.

Natasha la vio tantear el agua, y caminar de un lado al otro esperando a acostumbrarse a la temperatura, mientras se acariciaba el vientre distraídamente, y se agachaba para quitar las pequeñas hojitas verdes que habían ido a parar allí dentro.

-No, no puedo...- Susurró finalmente, antes de seguirla dentro del agua.

FIN.

Mía; ScarletWidowWhere stories live. Discover now