Idia Shroud

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Ufff, quiero decir, la idea para este Os se debe por completo a esta imagen que encontré por casualidad mietras revisaba mi Pinterest a eso de las 11:30 p

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Ufff, quiero decir, la idea para este Os se debe por completo a esta imagen que encontré por casualidad mietras revisaba mi Pinterest a eso de las 11:30 p.m, ¡Entonces tuve esta loca idea!

(Fem!reader) (AU)

Primer trabajo-sin experiencia

Masajeaste tus hombros con insistencia debido al estrés acumulado por el largo trabajo de universidad, tu mano ya había adoptado la memoria muscular de todos los trazos de las ilustraciones de biología; cerebros, pulmones, huesos y nervios.

—Necesito un respiro.

Hora tras hora en el computador te dejó agotada, tu pijama pesaba como una cadena de bronce que deseaba atarte a la cama. Por ende, bajaste la pantalla de la laptop y caiste de lleno en tu cama luego de un par de pasos exhaustos.

Dormirias un par de horas y luego terminarias tu trabajo. Miraste el reloj en la cómoda que marcaba en rojo las ocho en punto...un par de horas, un par horas, un-par-de-horas.

...

Despertaste de golpe ante el sonido abrupto de algo cayendose, sin embargo antes de mirar a cada lado buscando al culpable, observaste el reloj con las pupilas desorbitando ¡Era la una de la mañana!

—Me lleva la gran mierda...

El pequeño florero blanco, donde no cabía más que tres flores, se encontraba roto en el piso. Maldijiste porque era tu favorito, allí recobraste el detalle en tu momento de recuperación de lucidez que te recordó vivias sola.

Eso no pudo haberse caído de la nada.

Te paralizaste del miedo al escuchar una respiración pausada, más bien, entrecortada y al punto del colapso. Sea lo que sea que estuviera en tu habitación sentía más nervios que tú. Ello te tranquilizó, sin embargo moriste por dentro al notar aquella figura azulada que se encorbaba en una esquina.

—¿S-sabes qué soy?—preguntó con voz algo grave y con suavidad.

Te intrigo que dijera qué y no quién.

—¡Eres un ladrón! ¡Lárgate de mi apartamento!

Corriste de prisa a la puerta con tu ropa para dormir, porque definitivamente ese viejo short de gimnasio y la camiseta de Omori no eran para nada una pijama, pero en un parpadeo caiste boca arriba sobre tu cama y aquella figura reposaba sobre ti—sin aplastarte—con las piernas a cada lado de su cadera.

—Soy un í-íncubo* y voy a-a...voy a~¡No puedo hacer esto!—se rindió cubriendose el rostro con las manos—¡Ah! Quiero morir ahora.

Twisted Wonderland One-shotsOù les histoires vivent. Découvrez maintenant