𝟎𝟗: 𝐀𝐝𝐨𝐫𝐦𝐞𝐜𝐢𝐦𝐢𝐞𝐧𝐭𝐨 𝐦𝐞𝐧𝐭𝐚𝐥.

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LOS MALOS RECUERDOS AZOTARON SU MENTE de la misma forma en la que las olas chocaban contra el firme acero del navío en el cual viajaban.

No podía olvidar la situación en la que tuvo que conocer Paradis por primera vez, y eso la orilló a mantenerse al margen de la borda: había vomitado un par de veces y se sentía morir.

Pudo deducir que no eran los mareos producto del movimiento un tanto agitado del barco; si no por recordar a Wyatt y su semblante enfurecido y a la vez resignado, como si supiera que pronto iba a morir y a dejarla sola sobre aquel solitario barco.

Y francamente no lo culpaba, ella se sintió de la misma manera, pero lograba encontrar consuelo en la idea de que estaría con Wyatt, aún así fueran esos sus últimos momentos con vida.

Los miembros de la legión estaban en el lado contrario del barco, pero atentos a Maerion, observando la grande planicie de agua más de cerca y preguntándose cómo sería aquel país del que tanto habían escuchado hablar en los últimos días.

La señora Azumabito los esperaba en su mansión, se hospedarían allí los nueve miembros de la legión. Su amabilidad e interés siempre parecieron sospechosos para Maerion, pero no se atrevió a admitirlo frente a nadie más. Era una señora muy ambiciosa, y se guiaba únicamente por conveniencia. Le resultó extraña tanta hospitalidad e insistencia, pues como bien recordaba un dicho popular: "piensa mal, y acertarás".

Tendremos solo una hora libre al llegar al continente. Recuerden mantener la compostura, debemos mezclarnos entre ellos a la perfección —todos portaban un traje sastre, que los hacía parecer personas del lugar a donde estaban a punto de bajar. Maerion les aconsejó no ser muy escandalosos por lo que vieran, puesto que había aún mucho más avance tecnológico que en Paradis—, pero más importante aún: no se alejen. Obedezcan a Maerion y traten de pasar desapercibidos.

Las instrucciones de la comandante parecieron entrar por un oído y salir por el otro, pues en cuanto observaron un automóvil pasar frente a ellos, sus ojos parecieron querer salirse de su lugar.

—¿¡Qué clase de caballo es ese!?

—Ha de ser un pariente lejano de Jean. —Connie recibió un codazo en las costillas y se echó a reír a causa del semblante poco amable del castaño más alto.

—¡Es un automóvil! Maerion nos habló de ellos ¿recuerdan? —Ni siquiera la propia comandante pudo obedecer sus órdenes; estaba tan sorprendida como el resto.

—Comandante, lo mejor será no distraernos, la mansión Azumabito está...

—¡Oh por Dios, un puesto de comida! —gritó Sasha, arrastrando con ella a Mikasa, quien sonreía complacida por su alrededor.

—Está... frío—su rostro pareció cobrar vida cuando el helado entró a su boca, disfrutando del hermoso sabor de la vainilla.

—Eren, ven a probarlo. —el mencionado se encontraba ido, divisando sus alrededores y la gente que caminaba envuelta en sus propios asuntos. Escuchó la voz de la azabache y se dirigió a ella con una mirada curiosa.

—Andando, mocosos. —el capitán también mostraba señal de estar curioso por sus alrededores, pero no dejaba de lado la importancia de las indicaciones que se habían dado anteriormente.

Con las manos llenas, y no precisamente a causa del equipaje, caminaban hacia la mansión, ubicada en una de las zonas más exclusivas de Marley, alejada de los guetos y Liberio.

La incomodidad que sentía a causa de una penetrante mirada sobre sí, la hacía querer evaporarse en ese instante. Y es que después de haber tenido el infortunio de escuchar una conversación ajena que colapsó cualquier atisbo de confianza que había comenzado a crecer entre ellos, volvió a sumirse en su introvertido ser, prometiéndose a sí misma ser más cuidadosa con sus sentimientos.

 𝙋𝘼𝙍𝘼𝘿𝙄𝙎𝙀  ▬▬  𝘓𝘦𝘷𝘪 𝘈𝘤𝘬𝘦𝘳𝘮𝘢𝘯.Where stories live. Discover now