𝟏𝟏: 𝐕𝐞𝐫𝐝𝐚𝐝 𝐭𝐨𝐫𝐭𝐮𝐨𝐬𝐚.

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Maerion



EL ATURDIMIENTO AÚN NO SE IBA POR COMPLETO DE MI SISTEMA. Aún sentía las manos enérgicas del capitán Levi triturando mi garganta, cuando todo el estupor de tener a Zeke frente a mí me golpeó.

Después de más de seis meses de haber sido arrebatada de mi hogar, de haber perdido a Wyatt y todo aquello que representaba un motivo lo suficientemente importante para vivir, él estaba de pie, sonriendo e inflando su pecho con orgullo frente a esa presuntuosa mujer.

Sin dudarlo un solo segundo, en cuestión de más de un par de pasos firmes, estuve lo suficientemente cerca de Zeke como para estampar la palma de mi mano con fuerza sobre su mejilla.

Mi pecho ardía de la furia, y mi garganta quemaba del dolor. Intentaba deshacer el nudo que repentinamente había atado mis ganas de hablar, pero no podía pronunciar una sola palabra sin reventar en llanto. La ira acumulada se apretujaba en mis pulmones y terminales nerviosas por querer salir.

Quería explotar. Me sentía como dinamita pura y con el mechero corto, justo al lado de una grande hoguera.

      —Maerion... —susurró Zeke con un deje de tristeza.

      —Eres un bastardo —dije en voz baja mientras empuñaba mis manos a mis costados—, mal nacido, hijo de perra.— Finalicé, mientras el enojo materializado en insultos era profesado con una potente mirada en sus grises fanales llenos de confusión. Tenía el descaro de fingir demencia.

      —¡No te entiendo! Ha pasado mucho tiempo desde que no te veo, ¿y así es como me recibes? —extendió sus brazos en el aire acompañando su estúpido cuestionamiento.

      —Eres un completo idiota.— escupí sin importar que el rostro desfigurado por la impresión de aquella presuntuosa mujer me miraba como si fuese peor que un borracho de cantina.

      —¡Debes escucharme primero, que después estarás agradecida por todo lo que he hecho por nosotros!

      —¿Es eso? ¿Quieres que te dé las gracias? ¡Bien! ¡Gracias por haber asesinado a la única persona que consideraba como un padre! —el recuerdo de Wyatt y su cálida sonrisa fue ensombrecido por la imagen de su cuerpo inerte a mi lado, sin nada que yo pudiera hacer para traer de vuelta ese peculiar brillo en sus ojos; provocando que mi vista se nublara con cada palabra que con furia escapaba de mis labios—, gracias por haber arruinado mi vida, por haber hecho de mi existencia algo miserable y por hacerme desear nunca haber nacido! ¡Debería recompensar tanta generosidad, imbécil!— su rostro se volvió sombrío y aquella sonrisa fue remplazada por un puchero de desagrado.

      —Señorita, cálmese, por favor.— La voz rasposa de la señora Azumabito resonó en la habitación. Mi cara de asco le fue respuesta suficiente, pues regresó su pérfido trasero al asiento donde hace minutos estaba.

      —Maerion, tienes que escucharme. Toma asiento, por favor— En mi mente aún no podía alojar la idea de su evidente calma y parsimonia. Realmente se había vuelto un total y lunático desconocido para mí. Y mi corazón se resquebrajaba al verle convertido en alguien que había logrado voltear y romper mi vida, siendo que era la última persona que imaginaba sería capaz de lastimarme. Me dije a mí misma que ya no tenía nada que perder; y sorbiendo la nariz, ocupé un asiento vacío frente a él—. William, toma asiento también.—ordenó, y el rubio de zafiros por ojos tomó asiento a mi lado, frente a la señora Azumabito.

 𝙋𝘼𝙍𝘼𝘿𝙄𝙎𝙀  ▬▬  𝘓𝘦𝘷𝘪 𝘈𝘤𝘬𝘦𝘳𝘮𝘢𝘯.Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ