Capítulo 2

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Los hermanos Vega

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Dayana

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Espero a que todos estén en sus respectivas ocupaciones para ir al cuarto de lavado y encargarme de mi uniforme. No puedo llevar un uniforme sucio y apestoso.

Daniel hace acto de presencia y me observa desde el marco de la entrada del cuarto de lavado, sus ojos me dan un barrido rápido y empieza a acercarse a mí, caminando lentamente con una sonrisa de niño inocente.

—¿Qué quieres?—pregunto con el fin de evitar los rodeos. Esa actitud que toma es cuando esta por pedir algo.

Suelta un pesado suspiro al escucharme, quita la actitud de inocente que traía y con desden se recarga en la lavadora para mirarme.

—Brooke no quiso ayudarme.

Sigo sin entender la relación de Brooke y Daniel en los últimos días, ambos son mejores amigos desde pequeños, pero ahora están en un tira y afloja constantemente, llevando incluso a que la pelirroja cambiará su número de teléfono.

No quiero entrometerme mucho, pero Daniel es mi hermano y Brooke una de mis amigas más cercanas, así que no quiero ponerme de lado de nadie.

—¿Qué es lo que quieres de ella?—interrogo mientras dejo un rato mi uniforme en agua de jabón aromatizante.

Para no hacer ruido tengo que evitar usar la lavadora, por eso me toco lavar la ropa a mano, hace años que no lo hacía.

—Necesito ayuda para algo importante—responde con algo de fastidio—. Antes decía que haría todo por mí, pero ahora que la necesito se pone en un plan de niña berrinchuda.

—¿Puedo pedir más detalles sobre está situación?

—No—responde tajante—, piérdete, mocosa.

—¿A quien le llamas mocosa?—interrogo con ofensa—. No se te olvide que soy tu hermana mayor.

—Cierto—asiente con la cabeza, mientras sonríe burlesco—. Es que con tu metro cincuenta y seis no te puedo tomar enserio.

Abro la boca con asombro y ofensa. Hago el amago de golpearlo, pero es más rápido y sale corriendo, dejándome nuevamente sola.

Niego con la cabeza a la par que regreso a enjuagar mi uniforme.

La verdad me sigue sorprendiendo lo mucho que Daniel ha cambiado, la pubertad le sentó muy bien, parece que era ayer cuando era un niño inseguro por la estupidez de nuestro padre, pero hoy es todo un hombre, de diecisiete años, pero ha madurado relativamente rápido.

Muchos lo llaman "El chico perfecto", no hay nada que Daniel no pueda hacer. Tiene buenas calificaciones, es el mejor de su clase, es bueno en deporte, sabe tocar una amplia lista de instrumentos y lo que se propone a hacer lo consigue. Claro, no olvidemos que es bastante popular entre las mujeres, no solo de su edad, llama la atención hasta de las universitarias, supongo que si es bastante parecido, aunque para mí es un mocoso.
Sus peculiares ojos azules son lo que más llama la atención en él. Es castaño al igual que todos en la familia Vega, pero su piel es más clara que la mía, con decir que hasta un pequeño piquete de mosquito le deja una muy notoria mancha roja que tarda algunos días en desaparecer. Si, ese mocoso es el chico perfecto para muchos.

Casualidad con sabor a FresaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora