Capítulo 18

171 8 0
                                    

La cita pt.2

————

Noah

Al final si terminamos entrando a una tienda de recuerdos, el pequeño espécimen ve cada objeto con emoción, aún cuando estás no pasan de los cuatro dólares.

—¿Conejo o jirafa?—pregunta, mostrándome dos diferentes diademas con las orejas de los respectivos animales.

—Me da igual.

Ésto ya se volvió algo irritante.

—Conejo para mí—se responde, colocándose la diadema— y jirafa para ti—alza sus manos para colocarme el objeto, pero me hago hacia atrás con apatía— ¡Noah!—reprocha— Yo las pagaré.

—No usaré eso, olvídalo—intento irme, sin embargo me retiene del brazo—. No lo usaré, Dalia.

—Dayana—corrige.

—No lo usaré—repito al verla saltar para poner sobre mi cabeza la diadema.

—Por favor—hace un puchero.

—No.

—De todas formas llevaré las dos—da media vuelta para ir a la caja y regresar con una sonrisa—. Me obsequiaron este brazalete— alza ante mí el objeto rosado.

—Genial—suelto con sarcasmo—. Vamos.

Sujeto su mano decidido a ir a la montaña rusa y terminar con este día que es verdaderamente irritante. Tantos ruidos y gritos me están poniendo de mal humor.

—¡Un algodón de azúcar!—grita, tratando de soltarse— ¡Quiero uno!

—Después.

—¡Y un helado!

—Después.

—¡Burbujas!—señala a los niños que juegan en medio del bullicio—¡Quiero uno de esos! ¡Noah, quiero burbujas!

—Te comparé todo lo que quieras después de la montaña rusa—resoplo—. Ya comportate por el amor de Dios.

—Tengo miedo, ¿De acuerdo?

—El miedo es solo un estado psicólogico.

—Pero asusta mucho, creo que vomitare de solo pensarlo.

—Estaré contigo—me volteó hacia ella una vez que ya estamos en la fila de la atracción—. No tengas tanto miedo, prometo no soltar tu mano si eso te da un poco más de coraje.

—Algo es algo—se adhiere a mi brazo mientras cuenta en susurro a las personas delante de nosotros—. Faltan pocos y ¿Si dejemos pasar a algunos de atrás?

—Es mejor que pasemos rápido a qué esperemos más y tu nerviosismo aumente.

—¿Puede aumentar más?—pregunta con miedo.

—Solo cálmate.

Sus manos no se despegan de mi brazo hasta que tenemos que subirnos a los asientos que nos corresponden. Quito la diadema de su cabeza y la coloco dentro de mi sudadera, mientras ella se enfoca en controlar su respiración. Con sutileza tomo su mano y entrelazo nuestros dedos.

Casualidad con sabor a FresaWhere stories live. Discover now