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Una semana paso. Una maldita semana y MinHo no aparecía por ningún lado en que lo busco. No estaba en la Universidad, no estaba en el centro de prácticas, no estaba en el estudio, no estaba en su casa, no estaba en el parque al que le gustaba ir, no estaba en Australia, no estaba en Los Ángeles. No estaba en ningún lado y JiSung se sentía cada vez más desesperado y asustado al pensar que quizás le había pasado algo o que quizás estaba enfermo o asustado escondido en algún lugar desconocido.

No debió hacerle caso a HyunJin cuando le dijo aquello, debió esperar a que el Alfa viera que su primo no tenía intenciones de quitarle a su Omega. Solo debió esperar un poco y ya, pero ¡no!, tuvo que decirle que le tenía miedo.

Toda su familia y los Lee habían salido en su búsqueda. El padre de MinHo, que se encontraban en Los Ángeles, había pedido que lo buscarán ahí por si las dudas, mientras que ellos lo habían reportado como desaparecido con la policía. JiSung salía todos los días, junto a su hermano, a buscarlo. Felix junto a su papá y los papás de JiSung también.

Los amigos de MinHo buscaban a los alrededores de sus casas y la policía parecía desesperada de tanto buscar y no encontrar al mayor de los hijos Lee.

-Tranquilo, aparecerá. - le dijo su hermano mayor mientras lo abrazaba. Se habían sentado en una de las bancas del pequeño jardín al que iban desde niños después de más de cuatro horas buscando al mayor. JiSung no podía dejar de llorar, ni siquiera él entendía como es que tenía tantas lágrimas en sus ojos o fuerzas para seguir llorando después de una semana.

-Me siento tan mal, hyung. - dijo llorando aún. - por mi culpa él se fue y no aparece, ¿qué tal y le pasó algo? ¿Y si esta herido? ¡¿Y si enfermo por el frío?!

-Cálmate. - pidió el mayor. - MinHo es un Alfa fuerte, no tiene nada. Puedo jurarlo. Lo conozco.

-Yo también creía hacerlo. - respondió.

Se alejo un poco de su hermano y miró el parque. Hace dos años que no iban ahí. La primera vez que jugaron en esos juegos fue cuando MinHo y Felix llegaron a sus vidas. JiSung se había subido a la resbaladilla siguiendo a Felix, pero a diferencia de él, Han terminó con las rodillas y las manos raspadas. Con las mejillas llenas de lágrimas y los ojos rojos.

MinHo le había dicho que era muy torpe y distraído, que si fuera más grande, como él, probablemente ni siquiera necesitará ayuda para curarse sólo. Y no es que MinHo fuera muy grande, pues el niño tenía doce años.

También recordó cuando, a sus 10 años, MinHo le ayudó a pasar el pasamanos y luego le compró una paleta de hielo. También le compró dulces y unas burbujas para que jugará.

E inevitablemente las lágrimas volvieron a él. Extrañaba tanto al Alfa desesperante que todo se volvía triste para él. El sólo recuerdo de ellos jugando en el parque le dolía, el verse siendo seguido por MinHo por el área de juego le destrozaba el corazón con más fuerza. Así que, mientras caminaba entre los juegos, sintió a su lobo chillar. HanJi también extrañaba al Alfa, pero a diferencia de él, el Omega había, prácticamente, desaparecido de él. Casi abandonado su alma. Lo único que lo mantenía tranquilo era que sentía su unión con su Omega.

Pero que ahora aullara mientras JiSung mira entre los juegos, le hace sentir más tranquilidad que antes. Y le gustaría entender a su Omega, pero le resulta difícil si el aroma a café y preticor llena su nariz y aprisiona su juicio.

El Alfa que odio, ¿es mi Alfa?Where stories live. Discover now