Episodio 6

25 9 5
                                    

-Hoy llego temprano, quiero hablar seriamente contigo.

La comida está donde siempre, es lo que me lleve al trabajo, procura no dejar nada.

ATT: Tú madre-

La carta que tenía en manos confundió a Arthur, ¿Quería hablar con él seriamente? la última vez que su madre hablo con Arthur de esa forma había sido hace 7 años; en la vida de Arthur su madre ha sido muy ausente, aun así, Arthur no la odiaba, ni la extrañaba.

Prosigue a dejar la carta en una mesita al lado de la nevera, se ha vuelto la mesa de los documentos; Arthur desayuna como acostumbra, cuando termina sale de casa y se dirige a la preparatoria.

******

– ¿Ahora estás loco? – Leonardo lanza la pregunta, todos se encuentran mirando fijamente a Axel.

– ¡Claro que no! – Axel responde en defensa, no estaba loco, no creía estarlo – Conozco a mi hermano, sabré si está mintiendo o no, puedo preguntarle.

– ¿Has hablado alguna vez con una pared? – Verónica fue la que ahora preguntó, Axel no respondió, por su rostro levemente sonrojado y la manera en que desvío la mirada, se podía adivinar que lo había hecho – Y supondré que no te hizo caso siquiera, es lo mismo con Alexander, es como hablar con la pared.

– Más bien estará alerta, así no lo descubriremos – Arthur fue quien hablo, se encontraba rascando su cabeza, como de costumbre.

– Pero puedo – Axel fue interrumpido por Miguel.

– No insistas, no te dejarán, además de que es cierto lo que dicen – Axel suspira después del comentario de su amigo, no mentían, intentar sacarle algo a Alexander era equivalente a intentar hacer que un perro estableciera una conversación con un humano.

– Entonces, ¿Qué haremos? – Comentó Arthur, los demás se quedaron callados durante varios segundos.

– No sé vosotros... me iré a clases – Elián ha estado cortante desde la discusión con Verónica; no han hecho las paces.

– Corrección, nos iremos – Leonardo hablo y jaló a Elián del cuello de la camisa.

– ¡Hey! – Elián se quejó y la mayoría río.

– Nos vemos a las 8:00 en el parque del centro – Anunció Leonardo sin antes preguntar si estaban libres, tomo a Elián del brazo y se lo llevo arrastrando en, su supuesta, venganza.

– ¿Cómo que nos vemos a las 8:00? – Arthur preguntó extrañado, Axel y Miguel levantaron los brazos a la par, mostrando que tampoco tenían idea, Verónica desvío la mirada y se fue a clases.

– Algo traman – Axel miró como se iban Leonardo, Elián y Verónica, ante el comentario de Axel, Arthur rechinó los dientes.

– ¿Todo bien? – Preguntó Miguel con cierto asombro.

– Si, todo bien, solo que deberíamos ir nosotros también a clases – Arthur sonrío hipócritamente.

Se despidieron los que quedaban y Arthur se dirigió a su clase, como lo habían hecho los demás; seguro lo regañaban, se había salido en cambio de clase, por lo que faltó a lo que es el inicio.

******

Arthur llegó a casa, afortunadamente, al salir no se había topado con Alexander y su grupo.

– ¡Estoy aquí! – Arthur se aseguró de gritar lo suficientemente como para que se escuchará sí es que su madre ya había llegado, lo que no fue el caso, no había nadie en casa, por lo que Arthur subió a su cuarto, se acostó en su cama mirando al techo y quedó dormido.

Dos horas después Ryu llegó a casa, subió las escaleras, entró al cuarto de Arthur al ver que no contestaba cuando le habló, entonces divisó algo al lado de la cama de Arthur, precisamente en su escritorio, lo tomó y despertó a su hijo.

– ¿Qué es esto? – Fue lo primero que dijo Ryu al ver despierto a Arthur.

– ¿Un teléfono? – Arthur talló levemente sus ojos.

– Un teléfono desechable, Arthur – Ryu tiró el teléfono a la cama – ¿Para qué utilizas un teléfono desechable teniendo uno personal?

– Para lo mismo que utilizo uno personal ¿Tal vez?

– Arthur, no me veas la cara ¿Qué tratas de ocultar? – Ryu se cruza de brazos, frunciendo el ceño.

– Nada, no hay nada que ocultar – Arthur sonríe como suele hacer.

– Ay por dios – Ryu lleva ambas manos hacia su cara y cubre parte de ella, sus ojos comienzan a verse llorosos.

– ¿Qué sucede? – Arthur borra su sonrisa, en aparente preocupación.

– Tú... – Ryu comienza a sollozar – ¡Eres un gran mentiroso, Arthur! Tu voz, tu rostro, todo me lleva a decir que no mientes, pero sé que lo haces Arthur – Ryu no contiene más las lágrimas, se tira de rodillas al suelo llorando, apoya su rostro en el borde de la cama de Arthur, el mencionado intenta calmarla.

– No miento mamá, sabes que no miento – Arthur soba la espalda de su madre, pero Ryu lo aparta, lo que causa un disgusto en Arthur.

– Por la misma razón, el ser tu madre me hace conocerte – Ryu seca sus lágrimas y mira a Arthur, quien tiene una cara que demuestra algo de enojo y disgusto – Por eso mismo no te considero mi hijo... desde que eras un niño, siempre has sido un... psicópata – La cara de Arthur se torna sin emoción alguna, no sabe cómo reaccionar, en Ryu, se abre un debate.

¿Realmente su hijo es un psicópata? Ryu lo sospecha, pero el hecho de pensarlo a fondo y el hecho de que puede ser real, le destroza el alma.

Entonces un vago recuerdo se le viene a la mente, un niño con pecas en la mayoría del cuerpo, cabello castaño y unos hermosos ojos azul cielo, vistiendo un short color rojo y una blusa polo, se encontraba descalzo, corría por el pasto del enorme jardín donde se encontraba, saltaba y sonreía.

Ese alegre niño era Arthur, ¿Realmente ese niño feliz podría ser un psicópata? Un niño con una infancia hermosa, el centro de atención de todo vecindario, ¿Qué había hecho mal Ryu? Si tener un bisabuelo con psicopatía contaba, definitivamente eso sería, también el haber estado ausente por trabajo, contaría... pero Ryu se mata horas trabajando para darle un buen futuro a su hijo, entonces ¿Por qué su hijo era así? ¿Es por la herencia? ¿Solo por eso su hijo puede ser un monstruo?

Ryu solo rezaba porque no fuera un psicópata, aunque realmente nunca consideró un hijo a Arthur, lo quería, quería a ese niño que reía y corría por donde fuera, quería a ese chico que contaba chistes pésimos que le hacían el día, quería a ese adolescente que se esforzaba por enorgullecer a sus padres, quería a Arthur Brown.

El hecho de que Ryu no quisiera tener a Arthur por ser resultado de una violación no quitaba que lo quería, lo amaba, se esforzaba por él, por él y su actual esposo Teo Brown.

Entonces Ryu se atreve a preguntar entre lágrimas.

– ¿Quién eres realmente, Arthur? 

******

 

Masacre 75Where stories live. Discover now