Episodio 15

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3 días en la cuenta, lunes por la tarde, Arthur se encuentra en la enfermería, siendo vendado en la cabeza, un golpe de parte de Daniel se la ha abierto.

– ¿Cómo pasó esto? – Pregunta la enfermera mientras termina la última vuelta de venda.

– Tropecé en las escaleras, un accidente – Arthur sonríe levemente.

– Debes tener más cuidado – La enfermera termina su trabajo – Ya está, recuerda no asolearte en lo que se cura la herida – Sonríe la enfermera y Arthur hace lo mismo, parándose de la camilla, dispuesto a salir de ahí.

– Tenga buen día – Se despidió de la enfermera y salió a los pasillos con un audífono y música puesta.

Arthur dio un vistazo a la hora a través de su celular, daban las 3:00 de la tarde, en su leve descuido tropezó y empujó a la persona que tenía en frente haciendo que cayera.

– ¡Lo siento! – Arthur exclamó al darse cuenta que había hecho caer muchos papeles de la persona contraria.

– Descuidado – Era Elián, reía recogiendo los papeles tirados, Arthur se agacha a ayudar.

– Me fui un momento – Arthur recoge lo que faltaba de los papeles y se los entrega a Elián – ¿Qué son?

– Papeles que me pidió la directora – Elián contesta mientras acomoda dichos papeles – ¿Fueron Alexander y los otros? – Elián apunta a la cabeza de Arthur al terminar de acomodar.

– Si – Arthur estaba a punto de rascar su cabeza, pero recordó la venda.

– Ya es mucho – Elián suspira e invita a Arthur a caminar por el pasillo en lo que cada quien llegaba a su destino.

– No puedo hacer nada de igual forma – Arthur torna su rostro a uno decaído, aunque estaba verdaderamente enojado.

– ¿No quieres ni tratar? – Elián, pregunta en tono obvio.

– Me van a terminar matando si lo intento y sale mal – Arthur pronuncia esto y el silencio se hace hasta que llegan a la oficina de la directora, Elián entra y Arthur se queda fuera escuchando su preciada música.

Minutos pasaron, Arthur las sintió horas, en su cabeza sentía punzadas cada cierto tiempo y esto molestaba a Arthur.

– ¿Sigues aquí? Creí que ya habías ido a casa – Elián sonríe y rueda los ojos al ver que Arthur no lo ha escuchado por la música, entonces le quita los audífonos – ¿Te esperan en casa?

– ¿A qué la pregunta? – Arthur apaga la música que se reproducía.

– Quiero saber si vienes a tomar algo – Elián ríe, Arthur también le sigue.

– Nadie me espera, puedo ir – Arthur afirma.

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– ¿Sigues yendo al psicólogo? – Elián pregunta al acabarse su bebida.

– ¿Cómo es que sabes eso? – Arthur rasca su cabeza levemente y suelta un quejido al haberse lastimado.

– Me lo dijiste la semana pasada – Elián ríe.

– ¿De verdad? No recuerdo habértelo dicho – Arthur sonríe – Sigo yendo, no estoy loco, pero mi madre se aferra a la idea – Arthur suspira.

– Dudo que lo estés – Elián mira al cielo y el tema termina.

– Hay algo que he querido preguntarte – Arthur llama la atención de Elián – Hash ¿Cómo ha estado en estos años?

– ¿Qué quieres decir? – Elián enarca una ceja.

– Se mudó de Baja California cuando empezó la preparatoria, hace 3 años – Arthur suspira – Nunca ha tenido una buena relación con su familia, mis vecinos lo adoptaron, según tengo entendido, pero prácticamente no convivían nada – Elián escucha  con atención cada palabra – Para él yo era su modelo a seguir – Arthur sonríe.

– Lo sigues siendo – Elián afirma – Antes de que llegaras a la preparatoria, hablaba muy bien de un amigo, lo maravilloso que era y lo alegre que llegaba a ser – Arthur, entonces mira al cielo tras escuchar esto.

– Era el chico solitario – Arthur borra su sonrisa – Yo el chico al que todos admiraban – Hace una pausa breve – Tras un proyecto se acercó a hablarme y el me consideró su amigo desde entonces.

– Pero tú no sabes que es tener uno ¿Cierto? – Elián coloca su brazo en la banca donde se encontraban sentados y Arthur asiente en duda.

– Después de conocerlo, me di cuenta de que, a pesar de su soledad, era un chico alegre, su vida estaba rota y él seguía sonriendo, aferrándose a aquel peluche y carta de su familia biológica – Arthur abre la botella de agua que había comprado y toma un trago – Pero seguía roto y muerto en vida; la última frase que escuche de él antes de no volverlo a ver en años, fue algo como... "Posiblemente está sea la última sonrisa que se mostrará en mi rostro, recuérdala por mi." 

– No fue la última, podría decirte que sonrie más que nunca – Elián ríe levemente.

– No dejó de sonreír

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Masacre 75Where stories live. Discover now