Capitulo 31

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Era aburrido estar en estas 4 paredes sin hacer nada, Koji me mantiene vigilada para cuando recupere la movilidad de las piernas y que no salga corriendo.

Ah...lo peor de todo es que se rehúsa a contarme sobre la familia Endo alegando que "debería saber".

Si, ese hombre es un patán de primera.

Misae en cambio a veces me hace compañía hablando y aunque la he tratado de persuadir para que pueda enviar una carta esta parece rehusarse también: no cabe duda que es un caso difícil.

Y es mas difícil para mi ya que quisiera saber el estado de él, ni siquiera sé si está bien o si sobrevivió o si hice lo correcto en todo esto, me siento mal al sentir tanta intriga y preocupación carcomiendo mi cabeza una y otra vez.

- ¡Ah! Ya está – Misae como siempre me ayudaba a limpiarme las vendas, ella era muy amable, vi por el rabillo del ojo como Aoki abrió los cajones de la cómoda y se subía a estos sentándose.

Ese niño era muy enérgico, siempre entraba a este cuarto sin avisar o se quedaba hay viéndome con curiosidad, pero nunca se acercaba mas.

-Creo...que puedo ya levantarme – Vi como la azulada se me quedaba viendo sorprendida ante mi intento de ponerme en pie, que, aunque no salió como esperaba pude mantenerme unos momentos parada antes de caer de nuevo por el dolor

-Un mes más y estarás bien – vi como guardaba las vendas en una cajita

-Oye – solté nerviosa -En serio necesito enviar una carta, se que te lo he pedido mucho, pero... ¿Podías...? – sonreí tan amable como pude, ella miro a otro lado sintiéndose culpable

-Perdona...no puedo hacer eso, Koji realmente le preocupa nuestra seguridad y no creo que a él le guste-

- ¡Pero! Solo quisiera enviar una nota de que estoy bien no quisiera enviar la dirección de este lugar– vi como ella se alejaba dispuesta a irse

-Lo siento, Aoki ven acá –

Suspire cuando cerraron la puerta, si tan solo pudiera levantarme no estaría pasando por esto.

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Mire la pequeña ventana, la brisa de la noche me daba en la cara, toque mis mejillas, mis dedos rozaron el relieve de la nueva cicatriz que tenía en la cara cerca de la mandíbula llegando hasta mi mejilla.

Aquella cicatriz me la había hecho mi madre y era bastante extraño pensar en eso.

Mire al cielo notando las estrellas centellar en el cielo y como siempre pensé en el terrible día de aquella misión en el tren, para mi pesar la idea de que todo lo que había hecho fue en vano estaba ganando, era mas probable que Kyojuro haya muerto por las heridas.

Si...todo había sido en vano.

Sentí mis ojos picar, no aguante la sensación de tristeza y cuando ya me había dado cuenta sentí las cálidas lagrimas bajando por mi rostro, aguantaba los pequeños sollozos tapando mi boca con mi mano, no quería que me escucharan llorar a altas horas de la noche.

Y estaba segura que me veía patética.

Mire atrás notando el montículo de notas que había escrito ante el aburrimiento de la tarde y lo triste de todo es que esas pequeñas notas iban dirigidas a él.

Al menos Misae me permitió tener hojas y lápiz para no aburrirme en este lugar.

Tire mi cuerpo hacia atrás acostándome en el futón, algunas notas volaron por el pequeño aire que había hecho al tirarme hacia atrás.

You are my lightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora