La batalla por Altera

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Narra Mérida

-¿Estás segura de lo que viste?- pregunto Lady Galadriel mientras ambas nos aprezurabamos a cruzar el rio para volver a Rivendell.

-Completamente- respondí. Aún no había recuperado el aire del todo después de tener aquella visión en el espejo de Lórien, pero ahora no había tiempo,
debíamos alertar al concilio, Ehririon, el hechicero oscuro, se dirigía a Altera desde Mordor.

Estaba preocupada por mi familia. Mis padres seguían en Rivendell con los elfos y ahora que conocía el pasado que mi madre compartió con el rey Thranduil, temía que algo malo pudiera pasarles.

Además, había otra cosa que nublaba mi mente, en el presagio de las brujas, Legolas tenía una herida en el pecho y eso me alarmada de sobremanera porque en el espejo de Galadriel, no vi nada de eso, quizá no era verdad, él estaría bien, quizá solo fue una imagen borrosa de un falso momento en el futuro, aunque, existía la posibilidad de que pasara y en caso de ser así, no tenía ni idea de que hacer para impedirlo.

Me sentía en extremo confundida por aquella visión, el miedo en mi corazón se volvía cada vez más grande, incluso me sentí débil, cómo si alguna fuerza desconocida se apoderará de mí.

-No te detengas Mérida- insistió la Dama élfica acelerando sus pasos.

Seguí caminando tratando de alejar el miedo que me invadía pero de la nada, sentí que mis pies se hundían en el rio, aquella era una inestabilidad inusual. El puente invisible jamás se había sentido tan frágil, algo estaba perturbando aquellas aguas.

En eso, percibí una fuerte presión en mis hombros que me hizo caer abruptamente del puente, algo me había arrojado de forma violenta hacia el agua.

No tuve tiempo de reaccionar pues de inmediato, vi ante mi a un hombre alto, pálido, de largo cabello negro y profunda mirada que portaba un atuendo oscuro.

Ehririon estaba ahí, en el puente, al fin había llegado, el presagio se estaba cumpliendo.

Lady Galadriel se posicionó delante de mí protectoramente.

-¿Qué es lo que quieres?- preguntó la elfa.

-Apartense de mi camino- exigió aquel elfo oscuro, su voz era elegante pero sombría y arrastraba las palabras mientas nos miraba.

Galadriel no se movió y me dio unos cuantos segundos para incorporarme después de aquella caída.

-No llegarás a Altera- dijo la Dama élfica manteniéndose seria.

Aquel hechicero no respondió, simplemente alzó el brazo, evocando así, una misteriosa aura oscura que se dirigió rápidamente hacia nosotras. Afortunadamente, Lady Galadriel reaccionó con velocidad, alzando ambos brazos hacia el cielo.
La apariencia de la dama élfica cambio abruptamente, desprendiendo una luz grisácea de su cuerpo, la cual, repelió el ataque del hechicero enviando aquella magia siniestra al fondo del agua.

-Llegaré y destruiré todo cuento crece ahí, Altera estará bajo mi dominio, no habrá nada que oculté los reinos de mí- dijo Ehririon mientras contratacaba enviando más de aquella aura sombría hacia ambas, mientras que a su vez, Lady Galadriel desviaba sus ataques con su poder.

-La gracia de los elfos ahora protege los reinos de Altera- respondí atreviéndome a verlo a los ojos.

El hechicero me miró burlonamente.

-¿Así que tu fuiste quien selló los portales, niña?- preguntó.

Asentí una vez con la cabeza sin perder el contacto visual. Sabía que me estaba subestimando. Deseé poder atacarlo de alguna forma pero enseguida recordé que no tenía conmigo mi arco ni mi espada.

El último suspiro "Legolas & Mérida"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora