Killua Zoldyck, un chico reservado y poco popular recientemente ha empezado a recibir cartas de amor, una persona misteriosa se ha hecho notar ante él con sus emotivas y dulces palabras, que poco a poco podrían ir cautivando su corazón.
¿Podrá algú...
Killua dejó algo en su casillero, algo importante para la clase de educación física, rápidamente corre entre los pasillos, al llegar con desesperación trata de abrir la pequeña puerta lo más rápido posible, ya que la clase estaba por comenzar.
Estúpido Killua, si tan solo Retz estuviera con él.
Pobre chica, siempre era usada como alarma recordadora para la distraída mente de su amigo.
Pero justamente la rubia había faltado por un severo resfriado.
Tras introducir la clave, algo cae del lugar en el que sus cosas debían encontrarse.
Una carta.
Aún con sorpresa, abre el sobre blanco, sellado curiosamente con un corazón color naranja.
Por un momento olvida el regaño que se llevará al llegar retrasado al gimnasio, pero es que jamás había recibido una carta, mucho menos una de amor.
Cómo decían sus amigos "Killua es un espanta-chicas". No sabe cómo Retz ha podido soportar junto a él todo ese tiempo.
La letra se ve algo descuidada, pero poco puede importar, su letra no era mucho mejor.
Para: Killua Zoldyck
De: GansterF.
Que demonios significaba ese apodo, ¿acaso alguna pandilla de la escuela le estaba jugando una broma?
Tras un suspiro decide echarle un ojo al contenido de la hoja.
¡Hola! Soy alguien que se ha prendado de tu belleza, alguien a quien conociste alguna vez tan bien como la palma de tu mano. Alguien que te conoce lo suficiente como para saber que te ha empezado a desconocer.
¿Qué sucede? ¿Te encuentras bien? Me gustaría preguntarte mientras te veo pasar de mí con tu melancólica mirada. Esa mirada que iluminaba de forma tenue y pura, tal como la luna.
Quiero abrazarte, mas te siento tan distante a pesar de lo cerca que nos encontramos.
No encuentro forma de hablar y preguntarte sobre tus sentimientos.
Podrás notar que me gustas, lo has hecho desde hace tiempo, sin embargo estas cartas (que enviaré cada lunes) no tienen la intención de darte a cargar mis sentimientos.
Me alegraría que te ayudasen a aliviar tu corazón.
¿Y por qué no? Tal vez arrancar esta sensación de anhelo que tengo hacia tí, y poder continuar mi vida tal como tú lo has hecho.
Espero que al decir mediante esta cobarde declaración cada una de las cosas que pienso de tí pueda sanar mi marchito corazón.
[...]
Killua está atónito, y es que esa carta había llegado a su corazón, palabras tan profundas que jamás había escuchado dirigidas hacia él.
Pero un grito regresa a la realidad a su torpe mente, es uno de sus compañeros de clase, Kurapika, quien le avisa que el entrenador está por llegar.
Rápido toma el objeto que había ido a buscar, y junto al rubio corren al espacioso lugar en el que se realizaban las actividades deportivas.
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Nota:
Esta historia es como un descanso de mis otros dos fanfics, ya que todos necesitamos un poco de tranquilidad después del drama excesivo. ¿No?
Si no han leído mis otras historias, me gustaría que lo hicieran.
