5

2K 160 43
                                    

Narrador 

Era un nuevo día y Armando se encontraba con Mario hablando sobre una fiesta de modelos que habría esa misma noche.

-Pues vea, mi querido imbécil que ¡Betty me dió permiso!

Armando sonrío en grande poniéndose de pie acercándose a Mario dando un saltico.

-¡No! ¡Al bebé le dieron permisho de ir a la fiestaa!

-¡SII!

El mayor lo tomó de la cintura abrazándolo poniendo su cabeza en el hombro del azabache, esta acción tomó a Armando por sorpresa pero aún así aceptó gustoso, ese abrazo que para ambos se sintió cálido y sincero.

-Ay que maravilla ¿y cómo lo logró?

Mario preguntó separándose para verlo a los ojos, Armando hizo lo mismo viendo como las pupilas de su amigo se expandían y a su parecer haciéndolo ver más cautivador de lo que ya era.

-Pues para que vea que ella si confía en mi.

-Pues en el argot carcelario se denomina salida condicional por buena conducta.

El azabache rodó sus ojos con diversión para separarse lentamente y volver a su puesto de trabajo con el ánimo bien elevado solo para recordar que debía comunicarle una condición que tenía Betty para él.

-En fin, hoy nos vamos de fiesta, pero solo hasta las doce.

-Mi estimado ceniciento, a las doce usted vuelve a ser un ratón corriendo a su guarida, eso a la semana ¿Cuántas salidas nos garantizaría?

-Ay calderón.

Ambos hombres se quedaron un rato más en la oficina hablando en medio de chistes y burlas hasta que el menor fue a pedirle unos informes a Sandra solo para encontrarse que su mayor pesadilla estaba de vuelta.

-¿Te acuerdas de Michel?

-Sisi, Hola.

Armando sonrió de Manera forzada saludando por cordialidad tratando de no ser grosero.
Pero en medio de la plática al saber los planes de Michel de llevar a Betty a almorzar tuvo un sentimiento más bien de felicidad, sabía que ese tipo podría quitarle a Betty y realmente le gustaría que eso pasara sabiendo muy bien que la empresa no estaba en riesgo, así que se despidió diciendo que tenía trabajo para luego encontrarse con Mario a la entrada de su oficina.

-Oiga, Ese tipo que había por ahí ¿no es el príncipe francés divino?

-Ni se le ocurra Calderón, no me moleste con eso y-yo- ¡solo no me moleste!

Armando entró a su oficina algo molesto suspirando resignando cuando Mario salió por el marco de la puerta al mismo tiempo que vió a Gabriela en su oficina esperándolo.

-¿Por qué tanta conmoción por ese hombre?

- Calderón, él esta embobado por ese tipo ¡y digo todos en Ecomoda se emboban! y ese Franchute casi me quita a Betty, hace tres años.

Armando se dió cuenta que empezó hablando de Mario por lo que realmente estaba afectado por sus palabras y halagos hacia el extranjero pero no podía demostrarlo no tendría sentido para lo que todo el mundo sabe o más bien, no sabe.

-¿Y Qué es lo que más te preocupa? ¿Betty o Mario?jaja

El azabache se quedó callado por dos segundos viendo el suelo pensando en si ser sincero o no mientras Gabriela lo miraba con diversión.

-Y-yo voy a ser sincero contigo, y se que va a sonar muy canalla de mi parte pero, Mario, realmente me preocupa que Mario se vaya otra vez.

Gabriela en el fondo sabía que desde que esos dos se vieron había una conexión muy fuerte, como de algo más de amigos así con este pensamiento en mente y con curiosidad indagó con una pregunta que le podía brindar unas cuantas respuestas.

Mi querido imbécil.Onde as histórias ganham vida. Descobre agora