𝟐𝟏 𝐝𝐞 𝐦𝐚𝐫𝐳𝐨 𝐲 𝐝𝐞𝐬𝐩𝐮𝐞́𝐬(𝐩𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐝𝐨𝐬)

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POV JENNIE

El lunes me tropiezo con Kai por los pasillos y me acompaña a clase de literatura rusa.

-¿Has tenido ya noticias de las universidades? -quiere saber.

-Solo de un par.

-¿Y Lisa? ¿Crees que acabareis estudiando en la misma?

Intenta ser amable, pero hay algo más, tal vez la esperanza de que le diga que no, que Lisa y yo
hemos roto.

-No sé muy bien qué piensa hacer. No creo que ni ella lo sepa.

Asiente y se cambia los libros de mano, de modo que la mano libre queda ahora colgando junto
a la mía. Noto de vez en cuando el roce de su piel. A cada paso que damos, unas cinco personas lo saludan o le preguntan qué tal va todo. Después de mirarlo a él, me miran a mí, y me pregunto qué deben ver.

- Sehun va a montar una fiesta. Deberías venir conmigo.

Me pregunto ahora si recuerda que Jisoo y yo sufrimos el accidente a la salida de una fiesta de su hermano. Luego, por un momento, me pregunto cómo me sentiría si estuviese de nuevo con él, si sería capaz de volver con alguien como el bueno y estable después de haber estado con Lisa.
Nadie, nunca, llamaría friki a Kai, ni diría cosas feas de él a sus espaldas. Siempre va vestido correctamente, habla correctamente e irá a la universidad correcta cuando todo esto haya acabado.

Lisa no está en el aula de geografía de Estados Unidos, naturalmente, puesto que la han expulsado del instituto. No puedo concentrarme en lo que dice el señor Black.Hyolyn y Chae llevan un par de días sin tener noticias de Lisa, pero no parecen preocupados porque dicen que ella es así, que son cosas que suele hacer, que siempre ha sido así.

El señor Black nos pide, uno a uno, fila a fila, un informe sobre el estado del trabajo que nos encargó. Cuando me llega el turno, le digo:
-Lisa no está.

-Lo sé muy bien... no está aquí y no... volverá al instituto. ¿Cómo lleva usted... el trabajo..., señorita Kim?

Pienso en todas las cosas que podría decir: « Lisa está viviendo en el vestidor de su habitación. Creo que le pasa algo grave. Últimamente no hemos podido ir de excursión, y aún nos quedan cuatro o cinco lugares pendientes de todos los que señalamos en el mapa».
Pero digo:
-Estamos aprendiendo muchas cosas sobre nuestro estado. No conocía mucho Indiana antes de empezar el trabajo, pero ahora lo conozco muy bien.

El señor Black parece contentarse con mi respuesta y pasa al siguiente. Por debajo de la mesa, aprovecho para enviarle un mensaje a Lisa: «Por favor, dime que estás bien».


El martes sigo sin tener noticias y voy en bicicleta hasta su casa. Esta vez me abre la puerta una niña. Lleva el cabello oscuro cortado a lo chico y comparte el color miel de los ojos con Lisa y Rosé.

-Debes de ser Winter-digo, empleando ese tono de persona adulta que tanto odio.

-¿Y tú quién eres?

-Jennie. Soy amiga de tu hermana. ¿Está en casa?

Abre del todo la puerta y se aparta para dejarme entrar.
Subo a la planta de arriba, paso por delante de la pared con fotografías de los Manoban/Park y llamo, pero no espero respuesta. Abro la puerta, entro y enseguida lo noto. No hay nadie. Y no es solo que la habitación esté vacía, sino que el ambiente está impregnado por una calma extraña y letal, como si el cuarto fuera un cascarón vacío abandonado por un animal.

-¿Lisa?

El corazón empieza a latirme con fuerza. Llamo a la puerta del vestidor, entro y no está. La colcha ha desaparecido, junto con la guitarra y el amplificador, los cuadernos con pentagramas impresos, los tacos de notas adhesivas en blanco, la jarra de agua, el ordenador portátil, el libro que le regalé, la matrícula y mi fotografía. Las palabras que escribimos en las paredes, los planetas y las estrellas siguen aquí, pero están muertos, inmóviles, y ya no destellan.

No puedo hacer más que dar vueltas sobre mí misma, buscando alguna cosa, cualquier detalle que pueda haber dejado para darme una pista de adónde ha ido. Cojo el teléfono y la llamo, pero salta directamente el contestador.

«Lisa, soy yo. Estoy en el vestidor, pero no estás. Llámame, por favor. Estoy preocupada. Lo siento. Te quiero. Pero no siento lo de quererte, de esto jamás me arrepentiría.»

Empiezo a abrir cajones en la habitación. Empiezo a abrir armarios en el cuarto de baño. Ha dejado algunas cosas, pero no sé si esto significa que va a volver o si son solo cosas que ya no quiere.
Salgo al pasillo, paso por delante de las fotografías del colegio, sus ojos me siguen mientras bajo la escalera a tal velocidad que casi me caigo. El corazón me late con tanta fuerza que no oigo nada excepto su retumbar, que me llena los oídos. Winter está mirando la tele en el salón.

-¿Está tu mamá en casa? -le pregunto.

-No ha llegado todavía.

-¿Sabes si ha escuchado los mensajes que le dejó mi madre?

-No mira mucho el contestador. Seguramente los habrá escuchado Rosé.

-¿Está Rosé?

-No ha llegado todavía. ¿Has encontrado a Lis?

-No. No está.

-A veces lo hace.

-¿Lo de irse?

-Volverá. Siempre vuelve.

«Es lo suyo. Son cosas que hace.»
Me gustaría preguntarles a ella, a Hyolyn y a Chae, a Rosé y a su madre: «¿Acaso a nadie le
importa por qué viene y va de esta manera? ¿Os habéis parado alguna vez a pensar que tal vez sea porque algo va mal?».

Entro en la cocina, donde inspecciono la nevera y la isla por si acaso ha dejado por allí alguna nota, puesto que son lugares donde nadie dejaría una nota, y luego abro la puerta del garaje, que está vacío. El Pequeño Cabrón también ha desaparecido.
Me reúno de nuevo con Winter y le digo que me avise si tiene noticias de su hermana. Le doy mi número.

En la calle, miro a ver si está su coche, pero tampoco está.
Cojo el teléfono. Salta de nuevo el contestador.
- Lisa , ¿dónde estás?

𝐢'𝐦 𝐣𝐮𝐬𝐭 𝐥𝐞𝐚𝐯𝐢𝐧𝐠 (jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora