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Narra Zara.

Jamás me imaginé ver a Bucky fumar, y joder, se ve demasiado sexy.

Al chico que le compro siempre marihuana, me dio el número de un conocido que vive aquí en Nueva York, para poder comprarle. No iba a desperdiciar la oportunidad de irme de fiesta con Bucky y escapar un poco de la realidad, ya que no podemos embriagarnos, por lo menos drogarnos si, la marihuana tampoco es algo malo, he probado cosas más fuertes y peores. No digo que estoy orgullosa de ello, solo he encontrado una forma de escapar de la realidad de vez en cuando.

He comprado dos porros, y planeo fumarme los dos enteritos con el increíble hombre que tengo en frente.

Ya nos hemos fumado uno, y noto como ya está riendo por todo, está haciendo efecto, y en mí también.

- ¿Quieres bailar? - pregunto, tengo esperanza de que diga que sí.

- ¿Qué planeas hacer conmigo Zara Sokolov? - se recuesta en la mesa y me mira a los ojos.

-Depende de lo que tú quieras.

Sonríe y se para.

Entramos y bailamos.

Gracias universo por este momento.

Siento la mirada de varios hombres sobre mí, Bucky los asesina con la mirada, me encanta que haga eso.

Bailamos tan cerca, que siento calor entre mis piernas. Siento que me quemo cada vez que me toca y lo siento tan cerca, siento que bailamos en el mismísimo infierno.

Bucky no conoció a la Zara traviesa, a la Zara que fuma, a la que coquetea descaradamente con cualquier tipo.

Lo miro a los ojos, están rojos, producto de la marihuana.

-Vas a matarme Zara. - me susurra en el oído.

Me estremezco, es él que va a matarme diciéndome estás cosas al oído.

Esta noche solo somos él y yo.

Corto la poca distancia que había entre nosotros con un profundo beso.

No aguantaba más, lo necesitaba, necesitaba sus labios.

Me agarra del cuello y me besa con intensidad. Su lengua se siente increíble. Parece que el Bucky bajo efectos de la marihuana besa mejor, río para mis adentros, admito que verlo así me encanta.

Nos separamos, sus labios están rojos a causa de mi labial, nos quedamos unos segundos mirándonos a los ojos, parece que todo lo demás va en cámara lenta, y nuestras miradas están congeladas mirándose. Siento que ve más allá de mí.

El rato pasa, ya casi no quedaba nadie en el lugar, así que decidimos marcharnos. Nos tomamos un taxi hasta su departamento, entramos matados de risa por algo que dijo el taxista y que no entendimos.

Bucky cierra la puerta y se recuesta en esta, aún reímos.

Me lo quedo viendo, camino hacia él y sin pensarlo vuelvo a besarlo. Él me corresponde.

El beso cada vez se torna más intenso. Le desabrocho la camisa y paso mis manos por todo su torso.

Vamos a su cama, la ropa ya ha quedado atrás. Mi cuerpo suplica sus caricias, su lengua, y todo eso que siempre fue mío.

Así quiero estar siempre, sobre él, montándolo como si no hubiera mañana, los dos gimiendo, y él diciéndome que me desea y me ama.

...

Pasaron dos semanas ya, desde que estoy en Nueva York, hace tres días que le dije a Patrick que me quedaría más tiempo, al principio me insistió para que volviera, pero después dijo que estaba bien.

My eyes on you.Where stories live. Discover now