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⊹ ᨘ໑ ¡ lee jeno, un alfa sentrado en su trabajo y no interesado por el amor.
na jaemin, un omega que llegó pidiendo refugio y terminó teniendo una aventura y volteando la vida y el corazón de jeno. ! ▸
¡! Ꮺ ׅ࣪ lee jeno [α]...
–Vamos, estamos fuera – habló por octava vez Jeno.
–Jen me da vergüenza, ni siquiera somos novios aún y... No quiero – habló al borde del llanto el omega, la verdad es que le daba mucho miedo conocer a sus futuros suegros, al padre del mayor lo conocía, pero sólo lo había visto una vez.
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Resumiendo un poco su semana, Jeno había hecho una cena romántica con ayuda de Mark mientras el menor y Haechan iban a comprar algunas cosas que faltaban en la casa de la pareja, en esa cena Jeno le había preguntado si podía empezar su cortejo al menor y este con lágrimas en los ojos, las mejillas rosadas y temblando de la emoción, asintió abrazando fuerte al mayor. Jisung se había quedado dos noches con ellos, ya que había hablado con Shotario, pero este lo había echado diciendo que seguía enojado, obligando a su alfa a desaparecer por ese día también. Y por último la madre del mayor se había enterado que Jeno había encontrado a su destinado y quería conocerlo.
Y ahí estaban, frente a la mansión Lee, un día domingo a las 7pm y sin poder sacar al menor de su pánico por conocer a los padres del mayor.
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–Bebé no llores, verás que todo va a salir bien, ellos te van a amar, quien no lo haría – rio levemente mirando al menor que se aferraba al asiento del copiloto –Vamos, si no estás cómodo o algo, me dices y nos vamos – el menor lo miro inseguro, estiró sus brazos en dirección de su "bebé" como él decía.
Unos segundos después, Jaemin se tiró a estos con cuidado de no pegarse.
–Nono, promételo – dijo mirando con un puchero.
–Lo prometo – dijo con una sonrisa.
–V-Vamos entonces – dijo aún muy nervioso.
Jeno cerró la puerta del auto y caminó con el menor, aún en sus brazos, hacia la entrada de su antigua casa, bajó a Jaemin y tocó el timbre. A los segundos una mujer relativamente joven se asomó y con una gran sonrisa abrió la puerta.
–Hola hijo, estás más guapo y veo que estás haciendo ejercicio – halagó sin quitar su sonrisa y después de un fuerte abrazo miró a Jaemin –Tú debes ser Jaemin ¿no? Eres más lindo de lo que mi esposo me contó – halagó también al menor el cual, rojo como tomate, hizo una pequeña reverencia causándole ternura a la mujer.
