Mevie One-Shots

Su Olor a Rosas (II)

Play "Infinity" of Jaymes Young before starting. Please.

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  El tiempo sana, y también destruye.

  Hoy estoy sentada viendo sus fotos, y recordar su hermosa sonrisa hace que sienta indispensable la necesidad de abrazarla. Siempre estuve sola, envuelta en mi oscuridad y mi arrogancia; y a ella eso no le importó, porque llegó a mi vida como la luz al final del túnel y le dio sentido a todo.

  Hoy, ella no está. Y me pregunto si volverá a tener el mismo sentido el que me hablen las demás persona si ya no voy a escuchar su dulce voz llamándome bajo para que le preste atención.

  En mí se congeló hasta la más remota llama de esperanza que habitaba bajo tal bosque de espinas que es mi corazón. En mí, su recuerdo habita como un triste fantasma atravesando los pasillos de un castillo abandonado. Sí, desde que tú te fuiste, esto soy; y no lo viste, porque no regresaste, pero en esto me convertí. ¿Dónde quedó ese lado especial que únicamente brilló para alumbrar tu camino lleno de tinieblas? ¿Adónde se fue mi fuego, ese que debo tener como el dragón que soy?

  Quizás te lo llevaste, junto con mi corazón, y todo de mí. Me llevaste contigo.

  Me cuesta pisar el césped del campo de fútbol, porque sé que ya no estarás en las gradas viéndome como si fuera la final de un Mundial. Para ti todos mis partidos fueron finales, porque por ti dejé todo lo que soy contar de verte gritar un gol.

  Hoy vuelvo a pisar este terreno, y mientras me abrocho los zapatos y veo el morado oscuro de su color, sólo pienso en lo lindos que se veían tus rojos tacones limpios al lado de mis enfangados tacos. Yo pienso en lo lindo que se veía tu azul al lado de mi morado... Lo linda que te veías tú: la perfecta luz, al lado de mí: la imperfecta oscuridad.

  El silbatazo del árbitro ya no me hace sentir el corazón agitado como antes.

  Y es que tú no estás viéndome y ya no tiene gracia tener el "7", tu número preferido, en la espalda. ¿Por qué te gustaba el siete? Porque todos creen que es de mala suerte, y tú siempre creíste que el siete se merecía otra oportunidad, como también lo creíste de todos. Siempre fuiste demasiado buena para lo que te rodeaba, y me incluyo, yo también fui poco para ti y me duele decirlo. La bondad que en tu corazón nace, merece ser cuidada como una rosa cada mañana. Yo no sé cuidar rosas, y creo que te lo demostré.

  —¡Mal! ¡Dispara!

  Y lo juro, no lo puedo evitar. No puedo evitar que mi cabeza no enfoque bien el balón. Todo es caos, todo es desorden, todo es tu recuerdo haciendo de mi alma un torbellino agitado en arrepentimiento.

  No tengo concentración.

  —¡Fuera!

  Veo a Ben corriendo hacia mí, y qué puedo decirle por fallar un gol así. No me caracterizo por desperdiciar goles, u ocasiones, pero desde que desperdicié el amor de Evie, ya no me importa perder nada más.

  —¿Todo bien? Es extraño verte fallar.

  —Aún estoy fría.