《𝕷𝖔𝖛𝖊𝖘𝖎𝖈𝖐 𝕲𝖎𝖗𝖑 ~ 𝕵𝖚𝖓𝖌𝖐𝖔𝖔𝖐》

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  Tomados de la mano comenzaron a pasar entre las grandes ramas que impedían su paso a la orilla del acantilado. Jungkook se ocupó de mantener la rama más pesada a un costado mientras Eider se apresuraba en pasar. Eider le dio una rápida revisada a las dos pequeñas cruces y mientras avanzaban un pequeño flashback vino a su mente.

<< —Este lugar es hermoso.

  Ambas observaron a su alrededor con un brillo en sus ojos que dejaba a exposición las ansias que tenían de saber más sobre aquel nuevo lugar. Entre las dos corrieron las ramas y mientras soltaban una que otra risa por los raspones que se llevaron, lograron llegar a un pequeño acantilado.

—¿Escuchas eso? —Samanta agudizó su oído mientras se acercaba a la orilla.

—Ten cuidado.

La rubia miró a su derecha y entreabrió su boca sorprendida ante lo que sus ojos observaban.

—Es una cascada, Eidy.

  La morocha frunció su ceño y se acercó a su mejor amiga, abriendo su boca sorprendida al ver cómo el agua caía desde la orilla de una de las montañas que estaban a unos metros de donde se encontraban ellas. Bajaron sus miradas y pudieron percatarse de la pequeña laguna que había de agua cristalina bajo sus cabezas.

—A Aarón le encantará —murmuró risueña Samanta mientras tomaba asiento frente a unos arbustos. —. Será nuestro lugar a partir de ahora. >>

  Los ojos de la castaña estaban situados en la orilla de la colina, visualizando en su mente dos pequeños cuerpos de adolescentes con una enorme sorpresa en sus ojos. Inconscientemente sonrió cuando recordó los ojos brillosos de su difunta amiga, llena de emoción por mostrarle dicho lugar a su novio.

—Esto es... hermoso.

  Volteó a ver a Jungkook, quien observaba cada punto que sus ojos le permitían, presionando con un poco más de fuerza su mano mientras avanzaban hasta llegar a los pequeños arbustos decorados por Gianella.

  Ellas también querían un poco de vibras navideñas en su escondite.

—¿Hace cuánto tiempo conoces este lugar? —preguntó Jungkook curioso, casi como un niño.

—Hace mucho tiempo —respondió ella nostálgica, dándole una última mirada a la naturaleza que los rodeaba antes de acercarse a las dos pequeñas cruces, comenzando a sentir esa característica brisa recorrerle todo el cuerpo.

  Se colocó de cuclillas y dejó la mochila que tenía colgada en su hombro sobre la tierra. Sacó el par de latas de cerveza para cada cruz, no sin antes pasar un pequeño pañuelo sobre ellas para poder limpiarlas.

—Mierda, hay una cascada, amor.

  Eider soltó una risa tomando pie nuevamente. Agarró la mano del mayor, sacándolo del espectáculo de la cascada, y lo dirigió a las pequeñas cruces.

—Esto es lo que quería enseñarte —le murmuró ella dándole una rápida mirada a su rostro —. Ella es Cross Samanta, era mi mejor amiga —señaló la cruz azul con su dedo índice mientras se volvía a colocar en cuclillas, esta vez junto al azabache —. Y él es Aarón, su novio. Nunca supimos su apellido así que no pudimos colocar su apellido.