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  Las posibilidades de que sus peluches se arruinaran al meterlos al lavarropas no eran tan grandes, pero aún así había posibilidades de que pasara, así que no se arriesgó. Esa misma noche, cuando fue a su cama y se acurrucó entre sus sábanas, el perfume de Jungkook entró como olas de agua salada a sus fosas nasales. Acercó el peluche más grande de todos a su rostro para dejarlo a centímetros de su nariz, lo olió un poco y luego soltó un suspiro. Abrazó el peluche de delfín y se tapó hasta los hombros imaginando que a quien abrazaba era a su crush.

  Es que era algo tan irreal, algo que toda chica desearía que le pasara en su vida. Ella tenía la posibilidad de que el chico que le gusta era su tutor e iba todas las tardes a su casa. Era como estar en una de esas películas cliché.

  A eso de las seis de la mañana un fuerte dolor en su cabeza hizo que despertara de manera brusca. Llamó a su madre y al darse cuenta que la fiebre no bajaba, optó por faltar a la escuela en la mañana. Una lástima, pues quería demostrarle a Jungkook que había entendido el tema nuevo a la perfección, y además su mejor amiga seguro tuvo que juntarse con Briseida y su grupo, el cual no era tan amigable para ser sinceras, pero era mejor eso antes que estar sola y ser el punto de mira para alguien que quiere molestarte el resto de tus días dentro de esa institución. Por suerte, la fiebre bajó y a la tarde pudo asistir perfectamente a la clase de porristas, la cual no se perdería por nada del mundo, pues las regionales eran luego de su examen de Matemáticas y debía entrenar más duro.

—¿Estás mejor? —le preguntó Gianella al saludarla.

—Por suerte sí. —le respondió ella dejando su bolso en los vestidores. —¿Ocurrió algo interesante esta mañana?

  La de pelos locos se alzó de hombros y luego habló.

—Lo mismo de siempre. Por cierto, Jungkook preguntó por ti y le dije que estabas enferma.

—¿Dijo algo acerca de las clases?

—No, solo te insultó por haber faltado.

  Eider soltó una risa y amarrando su cabello en una cola alta salieron juntas al campus, con el sol pegando en sus rostros y la fresca brisa que corría que llegaba hasta  congelarte las neuronas.

—Bien muchachas, aquí tengo el primer vestuario que usarán en las regionales. —comentó la coach con una sonrisa.

  Y ante aquel comentario, todas salieron como una manada de perras locas para poder ver dicho traje.

  Era de un hermoso color blanco y negro, con algunos detalles en dorado. En su pecho estaba escrito el nombre de la competencia "Worldcup". Algunas lentejuelas como decoración y un pequeño moño blanco que iba atado al cabello seguramente.

—El de los hombres llegará en unos días. —les anunció a los del sexo opuesto que se veían desilusionados al ver solo el traje para las mujeres.

  Luego de un par de minutos, todos ensayaron las coreografías. Competirían solamente con dos bailes por si no tenían suerte con alguna de las dos. Las horas pasaron y cuando se hicieron las ocho de la noche cada uno tomó sus pertenencias y emprendió camino a los vestidores, a excepción de algunas chicas que les gustaba presumir su traje y la escuela de la cual provenían, por lo cual optaban en irse ya vestidas. Eider y Gianella caminaban animadamente, con sonrisas en sus rostros debido a los comentarios que decían sin sentido.

—Mañana es día de visitar a Sam y a Aarón. —comentó la de pelos locos una vez dentro de los vestidores.

—Tienes toda la razón. Llevaré papas, tú lleva alguna bebida. —le informó Eider cambiándose de atuendo.

《𝕷𝖔𝖛𝖊𝖘𝖎𝖈𝖐 𝕲𝖎𝖗𝖑 ~ 𝕵𝖚𝖓𝖌𝖐𝖔𝖔𝖐》Where stories live. Discover now