Severus Snape |All x Severus|

🌿 02| Thom Riddle.

Severus apoyó las manos con fuerza sobre el escritorio, aferrándose con toda su fuerza. Temiendo que este cedería ante su peso.

— ¡M-mierda! ¡A-ah!.. E-espera..  M-mmhg.. mmHg.. ¡N-no tan fuerte!

Está seguro de que sus gritos puedes escucharse hasta afuera de la oficina de su pareja. Pero maldición, ¿Quién no gritaría teniendo al temido ex lord oscuro a tus espaldas y tomándote con toda su fuerza?

— ¡N-ngh! ¡mmHg! P-para.. P-para.. ¡N-no puedo más!— Es consciente de que el estúpido hombre es como una década más viejo, pero igual parece tener más aguante.

Severus es girado con fuerza. Riddle pone sus piernas a lado y lado de sus caderas y vuelve a meterse en el apretado ano de su Severus. Reanudando su brusco vaivén.

•••

Severus se cruzó de brazos. Con el ceño profundamente fruncido.

— Dame eso.— Le arrebató la poción para el dolor al estúpido de Riddle. Gruñendo y tragandola de golpe.

— ¿Mejor?~.

— Acabo de beberla, no seas estúpido.

Thom se sienta al lado del profesor de pociones.

Severus se mueve más, dejando espacio entre ellos.

— Si Lupin viene y te encuentra tan molesto creerá que te hice algo~.

— Genial. Me encantaría que te golpeara.

Riddle ríe. Sin duda una pelea entre él y el hombre lobo sería muy interesante de ver. Pero estaba en su trabajo, no podía dar un espectáculo de aquella magnitud.

— ¿Sigues muy enojado?~

Severus giró lentamente la cabeza, fijando sus hermosos ojos negros llenos de profundo odio.

— ¿Tú.. Que crees?— Susurró con voz suave y peligrosa.

Thom sonrió y se inclinó abrazándolo, un par de giros y Severus terminó sentado sobre el regazo del azabache.

— Vamos~. Admite que lo disfrutaste.

— ¿Cómo me voy a disfrutar que me rompan el culo?, Diablos Riddle. No voy a acercarme a ti en lo queda de mes.

Thom mordió lentamente su labio inferior.

— Como si fuese a dejarte decidir.—

Severus levantó el puño, dispuesto a probar si la cara de su amante era tan dura como parecía.

— ¿Que estás intentando hacer, Sev?

Volteó de inmediato, encontrándose con la expresión divertida de su rubio amante.

— Callate y sacame de aquí, Malfoy.

Severus amaba ser independiente, tanto como amaba humillar a sus pareja y hacerlos cargarlo por los largos pasillos del ministerio. Bien, lo que Severus ignora es que en vez de humillarlos.. Esto solo hace que el ego de sus parejas aumente.

Malfoy se acercó, pavoneándose como pavo real. Se inclinó y con cuidado sacó el cuerpo de sus Severus de entre los brazos del ex Lord Oscuro.

Thom emitió un bajo siseo de disgusto. En otra época, nada más ese sonido hubiese hecho que Lucius se arrodillara y pidiera perdón, pero ahora solo logra que hacerlo esbozar una brillante y altanera sonrisa. El amor vuelve estúpidas a las personas.

Antes de que Thom pueda siquiera tocar su varita para atacar al rubio, la puerta vuelve a abrirse de par en par.

— ¡¿Que diablos crees que haces, Malfoy?! ¡Es MI turno con Severus!

Remus es realmente tranquilo, pero cuando alguien intenta robar al Snape toda su calma se va a la mierda.

Thom se cruzó lentamente de piernas, sonriendo muy divertido como ambos amantes forcejean, empujándose el uno con el otro para cargar al azabache.

— Uy, va a explotar.— Murmura el lord oscuro cuando nota que Severus se está poniendo cada vez más rojo.

Discretamente el secretario del ministro se pone lentamente detrás del escritorio, dispuesto a protegerse de cualquier maldición.

— Bajenme.

— ¡Te he dicho que lo sueltes! ¡Es mi tiempo con Sev!

— ¡No! ¡Yo llegué primero! ¡Yo me lo llevo!

— ¡Dile Sev! ¡Dile que es mi tiempo con..! ¿Sev?

— ¿Sev?

— ¡Que me bajen malditos bastardos!

El grito furioso tiene saltando a más de uno en la oficina de Riddle. Lucius baja rápido y con cuidado el delgado cuerpo.

— ¡No quiero volver a verlos! ¡A ninguno de los tres!

— ¿Qué?

— ¿Qué?

— ¿Y yo por qué?— El ex señor oscuro hace un pequeño puchero.

— ¡Tú por romperme el culo! ¡Tú por no sacarme de aquí rápido! ¡Y tú por ser un maldito celoso!

El pecho del Snape sube y baja aceleradamente. Con ojos rojos por la ira.

Los tres hombres tienen miedo de que Severus tenga un ataque o que a ellos los ataque.

Cuando Severus desliza lentamente su mano para tomar su varita. La puerta se abre con mucho cuidado.

— ¿Interrumpo algo?— El ministro está ahí parado. Severus voltea lentamente.

— Uh.. Ya veo que si.— El ministro de magia obviamente está enterado de la rara relación. El problema es que desde que observó la forma tan rara del Snape de manejarla decidió que no quería recibir un imperdonable por accidente.

— Yo.. Me retiro.

— No se moleste señor ministro.— El Snape arregló sus túnicas, parándose firme y dirigiendo una mirada seria y calculadora a sus amantes.— Yo me retiro.— Se dió media vuelta y caminó hacia la puerta. A último momento gira lentamente la cabeza.

— Si no tengo sus disculpas en mi escritorio a más tardar las seis. Ya no tendré doce novios. Si no nueve.— Así como amenaza, así sale y así deja a los cuatro hombres en la habitación.

— Ammh.. Riddle. Necesito..

— No estoy disponible.

El ministro observó con incredulidad como el trío de poderosos hombres corren como pollos sin cabeza por la oficina.

— ¿Qué? ¿Como dices?.. Pero si aún estamos en horario laboral.

— ¿Crees que esa pastelería muggle esté abierta?— La voz de Remus ahoga el comentario del ministro.

— Maldición. Tengo que ir a comprar nuevos ingredientes. ¿Crees que se apacigue su ira con un dragón?— Malfoy de verdad está pensando en conseguir lo más antes posible un dragón entero.

— Mierda, tendré que decirle a Potter que saque el cuerpo del basilisco.— Thom se coloca su abrigo de forma rápido. Los tres hombre salen casi corriendo. Dejando a solas al ministro, que aún tiene cosas para decir.

El ministro suspira y observa el escritorio de su secretario. Observando con atención el pequeño detalle nuevo.

El marco de fotos con una foto muggle. Un Snape vestido con colores alegres que golpea con un libro a lo que parece ser.. ¿Riddle?

El ministro sale rápidamente. Si Severus fue capaz de domesticar al señor oscuro más grande de todos los tiempos, entonces el hombre tenía material para dominar a su anchas a medio mundo mágico.

Tembló con ese pensamiento. Severus Snape era de temer.