Capítulo Siete.

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Brittany Pov.

Me desperté en la cama y sorprendentemente, Marley seguía dormida, en su cunita. Me costó convencer a Santana para que se fuese a dormir a su casa, pero al final lo logré. Porque mi sofá muy cómodo no es y ni loca dormiría en la misma cama que ella. Si lo hiciera, ella tendría esa actitud de arrogante que tanto me molestaba, así que no.

Hoy era domingo, por lo que teníamos ambas el día libre para Marley. Habíamos cambiado ya nuestras clases en la universidad para que Marley no se quedase sola y de momento lo habíamos cuadrado para este mes. Lo demás ya estaba por ver. El sonido de mi teléfono me sobresaltó y fui corriendo a contestar.

— ¿Diga? —susurré.

— ¿Qué es eso de que cambias tu horario de universidad? Brittany, lo programamos para tener clases juntas. —Se quejó Quinn. Quinn era mi mejor amiga, la única que tenía de hecho.

—Buenos días a ti también, Quinn. Y no he cambiado el horario por ti, sabes que no me gusta estar separadas.

— ¿Entonces por qué? Más vale que sea una buena excusa, porque si no iré a tu nueva casa y te golpearé.

—Es complicado, por teléfono no quiero contártelo. Si quieres puedes pasarte por mi casa, así lo entenderás.

—Actúas muy rara, querida. ¿Por qué susurras? Dame la dirección, voy para allá.

Le di la nueva dirección a Quinn, que no quedaba muy lejos de su casa, por lo que vendría pronto. Marley se despertó y yo fui corriendo a darle de desayunar. Al acabar le cambié el pañal y le volví a dormir, aunque fuesen unos minutos en lo que me vestía. A los cinco minutos, el timbre de mi puerta sonó. Fui rápidamente a abrir. Era Quinn.

—Hombre amiga, cuánto tiempo—dijo a modo de saludo. Yo la hice entrar en casa con bastante prisa. —Bueno eh, no entiendo la prisa. Espera, ¿eso es un chupete? —Quinn inspeccionó mi apartamento hasta que llegó a la cuna de Marley, con ella dentro. —Britrany, ¿has sido madre y no me has avisado? ¿Quién es el padre? ¿o madre?

—Dios Quinn, me irritas. Ahora te lo explico todo, siéntate.

Le conté todo lo sucedido en este edificio desde mi llegada: Marley en el pasillo abandonado, la decisión de quedarme con el bebé...

— ¿Y lo cuidas tú sola? —Preguntó intrigada. Ah sí, había omitido la parte de Santana, ya que Quinn pensaría cosas que no son.

—Bueno... tengo algo de ayuda. —El timbre volvió a sonar y yo llevé mi mano a la frente. —No, ahora no...

— ¿No vas a abrir?

—Claro, ya voy. Tú no enloquezcas, ¿vale?

—Lo intentaré—respondió poco segura.

Me levanté del sofá y fui a abrir la puerta, en la que por supuesto estaba mi querida vecina.

—Buenos días preciosa, ¿todo bien? —Preguntó con esa sonrisa de arrogante. Hoy tocaba día de la Santana que no me gustaba, al parecer. —Es que he oído tu timbre y me ha extrañado y... —Al entrar dentro de mi casa y ver a Quinn se quedó estática, sorprendida al parecer. —Hola.

—Hola. No tengo ni idea de quién eres. —dijo mi amiga torpemente. Y es que Quinn a la hora de conocer gente nueva, era terriblemente patosa.

—Pues yo creo que sí sé quién eres tú. ¿Te llamas Quinn? —La rubia  asintió levemente, las palabras de Santana le habían sorprendido. —Brittany te mencionó en una conversación nuestra. Soy Santana, su vecina de enfrente. Ya habrás oído hablar de mí.

—No, la verdad... —Santana me miró con una ceja levantada, como si estuviese ofendida por no haberle hablado a mi mejor amiga de ella. Yo moví mi cabeza, intentando mostrar superioridad, fallidamente. —Aunque tampoco me ha contado que ha cambiado el turno de la universidad para cuidar ella sola de un bebé que no es el suyo, cosas que pasan.

— ¿Eso te ha dicho? Preciosa, creo que tendrías que hablar más seriamente con tu amiga —dijo mirándome, aunque parecía que más bien me estaba retando con la mirada. Yo aguanté su mirada, hasta que él la apartó. —Además de su vecina, cuidó a Marley también. Se podría decir que ella hace de madre y yo de su segunda madre.

—Oh —Quinn tenía la boca abierta de la sorpresa. —No, no me lo había dicho. En realidad hace unos cuantos días que no me dice nada. Brittany, lo siento pero me voy. No me llames hoy, ¿vale?

—Quinn, espera —Dije siguiéndola. Cuando llegué a la puerta, ella dio un portazo y yo me quedé mirando la puerta de madera, sin poder moverme. Quinn nunca se había enfadado conmigo, pero supongo que el haber ocultado tanta información y haberla dejado sola ha hecho que explotase de alguna manera.

—Eh, no te preocupes —oí detrás de mí. Yo me giré con una mirada de odio —Wow, relájate preciosa. Yo no he tenido la culpa.

— ¡Sí la tienes! ¡Tú le has contado todo a Quinn! —Grité furiosa, cogiendo un cojín y tirándolo al sofá de golpe. Necesitaba desahogarme de alguna forma.

—Pues a mí eso me suena a que es culpa tuya, por no haber confiado en tu amiga. ¿Por qué te molesta tanto que le haya dicho la verdad?

—Porque Quinn es mi amiga. La he metido rápido en casa para que no la vieses.

— ¿Eso por qué? —Preguntó confundida Santana. Me parecía increíble que pudiese mantener la calma cuando yo le gritaba.

—Porque he visto como la mirabas. Quinn no será nunca una de tus chicas, de esas que se acuestan contigo y al día siguiente tú ya no estás. —Santana soltó una carcajada irónica, que hizo que me enfadase más.

— ¿De verdad crees que haría eso? Quinn es linda y todo, pero no es para nada mi tipo, en cualquier caso podría serlo de mi mejor amigo, pero no mío. Además, que sabrás tú como miro yo a las chicas que me gustan.

—Pues haces lo mismo que todos los chicos y chicas como tú. Mirada inocente y dulce, enorme sonrisa. Apariencia de chica buena cuando se es un chica mala. Pues así no logras conquistar a las chicas como Quinn.

— ¿Y a las chicas como tú? —Preguntó acercándose a mí. Instintivamente, yo me alejé hacia atrás, hasta que mi espalda chocó con la puerta. — ¿A ellas las puedo conquistar así?

— ¿Por qué... quieres saberlo? —Pregunté nerviosa. La cercanía con Santana me ponía nerviosa y eso no me gustaba nada. Santana  era un idiota con la gente, ¡lo era conmigo! Solamente se salvaba con ese bebé, que parecía haberse ganado su corazón.

—Por nada, preciosa. Por nada.

Santana no se apartaba y yo no podía moverme. Tampoco podía apartar mi mirada de los ojos de Santana, que reflejaban un sentimiento que no podía descifrar. Yo tragué saliva. Un llanto nos sobresaltó e hizo que Santana fuese rápidamente a ver a Marley. Cuando tuve mi espacio, respiré tranquilamente. Santana había invadido mi burbuja personal y era como si no pudiese respirar por ello hasta ahora.

—Ah, Brittany, una cosa más—. Dijo Santana, que tenía a Marley en los brazos. —Hoy me llevo a Marley a mi casa. Si eres buena amiga, llamarás a Quinn. Hasta luego.

Sin más dilación, Santana cogió el cochecito de Marley y una papilla y se fue de mi casa para ir a la de enfrente. No rechisté ni protesté porque sabía que tenía razón. No me gustaba tener a Marley alejada, pero tenía que resolver las cosas con Quinn y pedirle perdón. Quizá la Santana idiota y arrogante estuviese ahí, pero también lo estaba el que tiene empatía y se preocupa mínimamente por las personas. Por esta vez, le haría caso.

This is (not) our baby || (Adaptación Brittana)حيث تعيش القصص. اكتشف الآن