18| Descubrimientos

37 20 16
                                    

-Por un momento pensé que no ibas a venir -susurró una voz a mis espaldas-. Discúlpame por mi falta de fe en ti.

-¿Qué es lo que debo hacer? -pregunté sin voltearme, total, él no me iba a mostrar su rostro y entonces aquello iba a ser un corre y atrapa.

-Primero que nada, conocer la historia de cómo se fundó Ilewis.

-Ya me la sé... Todo ese rollo de la ambición de los humanos, la conversión en isla y...

-¿Ambición de los humanos? Creo que te han contado mal la historia, o por lo menos no toda la verdad.
Sentí su presencia pasar por al lado de mí, acercándose a la orilla. Le vi por la espalda. Era alto y un tanto delgado, aunque se veía bastante en forma. Sus cabellos, cortos y negros cual alas de un cuervo, se encontraban ribeteados por pequeños hilos de plata.

»... La ambición no se limita solo a los seres humanos, es inherente a todo ser pensante, lo que varía en dependencia de quien se trate. Si no fuera así, ¿entonces por qué entre dos islas que fueron hermanas hubo una guerra para obtener mayor número de tierras? -Le observé en silencio, ya iba entendiendo su punto-. Los hermanos lo que hicieron fue aislar a una raza de la otra, ya sabes, como si estuvieran sacando la papa podrida para que no se contaminara el saco completo. -Asentí con un sonido nasal, alentándolo a continuar su relato.

»... A Ilewis le fueron asignados los enus o cambiantes, dhan, los ilhanis y los kosh. Estas razas congeniaron entre sí y determinaron que, al igual que los hombres, tal vez necesitaban que alguien los dirigiera.

-Y así fue cómo eligieron a los ilhanis... -murmuré, acercándome a su lado con mi mirada estaba perdida en el horizonte.

-Y así fue cómo los ilhanis se auto propusieron como raza más capaz para dirigir la isla -corrigió-. Claro, que nunca habían llegado al mandato si la Luna no lo hubiera aprobado.
Le miré asombrada y para mayor sorpresa, él se volteó de frente a mí. Era un hombre guapo y de profundos ojos negros. Su altura, esbeltez y gracia al caminar, sumado con el pálido color de su piel y el negro de sus cabellos me hicieron llegar pronto a una conclusión...

-Eres uno de ellos -susurré-. Un ilhanis. -El hombre sonrió y haciendo con sus manos una burbuja de agua, la dejó caer sobre mí-. ¡Hey! -chillé, pero él solo sonrió y caminó por la playa.

-Primera lección, Azahara. Siempre, siempre debes estar preparada para todo. Te pillé desprevenida...

Dicho esto, la arena a mis pies comenzó a arremolinarse, tragándome en el acto. El pánico inundó mi ser y me aferré lo más que puede al suelo, buscando salir de las arenas movedizas. Sin embargo entre más me movía mi cuerpo más se hundía. Mi corazón se disparó y en lo primero que pensé fue en llamar a Adriel. El ilhani se detuvo frente a mí y yo tuve que alzar los ojos porque ya estaba enterrada hasta la cintura.

»... En una guerra -dijo-, cada quien está luchando en defensa de su rey, pero el mismo rey también debe aprender a pelear, porque suponiendo que todos sus soldados y escoltas estén ocupados con un enemigo y venga uno que nadie vio a atacar a rey, este no puede desconcentrar a uno de sus hombres para que lo defiendan, debe hacerlo por sí mismo. Adriel ahora está pasando por una transformación importante y no puede venir a salvarte, Azahara; entonces... ¿Qué harás?
El miedo había nublado mi mente, pero las palabras del hombre se filtraron a través de la bruma, haciéndome reaccionar. Como mismo había hecho con el rubio, alcé mi propio cuerpo con ayuda de la telequinesis y -no sin mucho esfuerzo- logré salir jadeante de aquel hoyo de muerte.

Ilewis: Mi estigma |EDITANDO|Where stories live. Discover now