2. Heredación de familia

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Marzo, dos mil y algo.

¿Qué nieta merece escuchar la voz de su abuela romperse por medio del teléfono?
"Nunca pensé que tú fueses a quebrar tanto tu propia mente, tú, tú, tú mi preciosa y única nieta, justo tú ¿Por qué tú? No volverás a ser de los nuestros, bautizada o no. Nunca serás merecedora, tu abuelo esta avergonzado de ti, todos lo estamos". Por favor, sólo soy lesbiana.
Y aunque estamos en el siglo veintiuno, que yo saliera del closet fue lo peor. Mamá me corrió de su departamento y me vi obligada a vivir con papá en Providencia, lo bueno es que aquí somos sólo los dos, no tengo que estar soportando los amoríos de mamá.
Sólo somos mi papito Sol y yo.
Perdí a mi abuela materna, quien es una cristiana extremista, y mi consuelo es creer que es mucho mejor tener sólo una abuela, así sólo tengo amor para ella y no lo tengo que estar dividiendo en cantidades iguales, ahora todo mi cariño y atención es para ella.
La homosexualidad es de familia, esta comprobado, por mi. Tío abuelo gay, muerto en España en 1980, tía lesbiana que es hermana menor de mi abuela materna, papá y yo.

Aquí en Nuñoa es cuándo he comenzado a vivir, dejando atrás mi rutinaria existencia.

–Me gustaí cabra chica, me calentaí... te juro que no sé qué me pasa –me dice ella dejando a un lado las papas fritas que habíamos comprado y la película cachonda que veíamos. Porno en HD, mi papá paga por ese canal.
–Culiémos entonces –le respondí divertida, pensando que ella no iba a aceptar.
Pero no ¡No, conchetumare! mi vecina llamada Júpiter, se subió arriba mío y nos comimos. Me tomó de las mejillas y nos unió rápidito en una rica guerra de lenguas y viaje de salivas dulces y saladas. Yo comía galletas de chocolate y ella papas fritas.
–Tócame, tócame... –dijo despegando a penas nuestros labios para poder respirar.– Tócame...
Bajé torpemente mis manos de su cinturita hasta su poto y lo apreté y la apreté más a mi, por segundos creí tener pene. Una ola de calor me cubrió de la punta de los pies hasta el más diminuto vello y sentí mi choriflai palpitar. Quería más y fui por más. Mis manos se fueron a su buzo de colegio y lo bajaron. Ella andaba con unos calzones color rosado pastel que con una agilidad que no sabía tener corrí a un lado y sin idea alguna de qué rayos hacer, acaricié su clítoris, bien circular como me gustaba a mi cuando me masturbaba.
Ella me besó tan bien que me distraje quitando mis manos de allá abajo, tomé sus tetas por sobre la polera, y ella a los segundos se la quito y yo le ayude, quitando su sostén. Ella se dejo caer en el sillón a mi lado y yo me subí arriba de ella y el mismo patrón de movimientos torpes se repitió.

CONCHETUMARE | TelenovelaWhere stories live. Discover now