•°·˚୭ ❪💙❫ El Corazón del Mar ೃ࿐*･
❝𝐇ace miles de años,
hubo un enfrentamiento entre dioses.
El Dios de la Guerra
construyo un barco mágico,
que hasta el día de hoy
navega p...
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Un gran barco de la armada británica vio un galeón a la deriva en el mar, no había iluminación ni nada que indicara vidas a bordo. Mientras se acercaban, notaron los agujeros hechos por las balas de cañón en todo el casco del barco, y rápidamente colocaron la tabla para ir a la otra embarcación. Buscaron sobrevivientes, pero todo lo que encontraron fueron cuerpos en descomposición, restos desmembrados de una barbarie.
— ¡Comodoro, comodoro! — Uno de los oficiales corrió desde la sala de mapas a la cubierta en busca de su superior—. ¡Debe ver esto!
Pronto el comodoro siguió al hombre al interior de la habitación que tenía el más leve olor a putrefacción. El ambiente estaba desordenado, sin embargo, lo que llamó la atención de los oficiales no fue eso, sino lo que había detrás de la puerta color caoba. En él había un signo de interrogación dibujado con sangre, una marca con la que ya estaban familiarizados.
[...]
El barco real regresó a la ciudad para informar de la desgracia al gobernador que lo esperaba ansiosamente. El Empire, un galeón británico, trajo en su compartimento especias, joyas, muchos pesos en oro y un artículo muy importante, destinado a atracar en Port Royal, pero su retraso de dos días llamó la atención del gobierno. Entonces el gobernador ordenó a los oficiales que rastrearan la ruta que tomaría la embarcación para llegar a la ciudad, por lo que partieron en misión.
—Señor, el comodoro —El guardia anunció la entrada del oficial a la oficina del gobernador
—Buenos días Gobernador, tengo noticias sobre el Empire —comenzó el hombre, notando que el otro no le hacía caso, solo mantuvo la mirada fija en unos papeles—. El barco fue atacado por piratas, no hay supervivientes ni rastros de la carga. Esperaba...
— ¿Algo que no sea obvio?
—Bueno, el barco fue atacado por piratas de la tripulación del diablo —En ese momento el gobernador miró al oficial, pero no pareció sorprendido.
Se levantó de su silla y comenzó a caminar pensativo, el tono de su piel enrojecida mostraba la ira que estaba tratando de contener.
—Comodoro, mañana nos vamos a Inglaterra. Esos malditos piratas se han burlado demasiado de nosotros.
— ¿Qué quiere que haga, gobernador? —preguntó el hombre.
—Quiero la captura de esos bastardos y el exterminio de todos los piratas existentes.
