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La vida en mí se convirtió en un ridículo espectáculo en donde era la escritora de una trágica secuencia que en lo más mínimo me importaba. La directora de mi propia película ,el coach de una cantante con canciones desoladas. Una poeta que perdió a su musa.

¿Musa?

Realmente esperaba que la cortina de mi escenario cayera.


—Me duele la cabeza.

Estaba acompañada también con algunos quejidos de Hannah en la mañana.

—Para que bebes, nadie te obligó.— La respuesta de ella fue solo su mirada con ganas de querer matarme al decir eso.— Debiste quedarte en casa, hueles ha alcohol ¿Lograste darte al menos un baño?

—Llegue demasiado tarde, no me atreví a tocar la puerta.—Respondió es un bostezo lento.—Sabes como son mis padres.

—Pero aún así te dieron permiso de ir.

Ella sonrió.— No me dieron.


Me parecía extraño la forma en que ella hablaba, sin tabúes. Cómo si no le importara que pudiera tener problemas más adelante, supongo algunos tenían la suerte de ser liberales. Al contrario de mí, que desde pequeña me gustaba seguir las ordenes de mi madre, si se trataba de alguna responsabilidad que debía cumplir, lo hacía. No tenía miedo de ser obediente.


—¿Cómo te encuentras Karla? — Preguntó Rose a la persona que estaba al lado de ella.


No la miré, me hacía sentir extraña y un poco incómoda su presencia aquí. Había pasado como una hora desde que vino, y con solo decir que a penas logre escuchar su saludo. Y claro, tampoco hablemos de la mirada que me dio.


Claro, sí es que me hubiera visto.


Solo se sentó y agarro su celular, sin perder la concentración que andaba teniendo mientras leía algunos mensajes. Sea quien sea, al parecer era mucho más importante que todo lo que había pasado ayer.

Y eso me molestaba.

¿Qué estoy pensando? Nada había pasado, solo fue un momento de confusión que esperaba no comentar.

Aunque por otro lado, quería hablarlo con ella.

Las clases transcurrieron normal y con ello la desilusión al ver que no tuvo la intención de hablarme cuando ya estábamos yéndonos a nuestra casa. Estábamos cerca a la parada de bus con todos reunidos. Rosé hablaba con Karla adelante de mí, mientras que atrás mío estaba Hannah buscando algo.


Mejor dicho a alguien.


—¿Qué tal te fue hoy?

—Todo bien ,aunque cansada.— Mentalmente como físicamente me sentía mal.—Quiero llegar a casa y tomar una siesta.—Respondí a Suarez que estuvo todo el camino conmigo.

—Eso suena tentador, tanto como para no pedirte si deseabas venir a ver películas con mi abuela y conmigo. Hoy estaré yendo a verla.

—Eso también suena tentador, la señora Karl es un encanto.

—Tanto como yo, claro es.

Sonreí—Viene de familia al parecer.


Sea lo que estuviera pasando entre nosotros, no podía explicarlo. Después de dejarme en casa, estuvo enviándome mensajes y manteniéndome al tanto de todo lo relacionado con Rodrigo al llevarlo con su familia. Y al terminar todo me dejó un mensaje de buenas noches. Había llegado a casa tarde, y por un momento pensé que no vendría a estudiar. Me equivoqué al parecer cuando recibí sus mensajes de buenos días junto a un video que mostraba que andaba conduciendo para llegar.

Mientras sonaba una canción de Manuel Medrano de fondo.

—¿Entonces te esperamos?

—Me parece bien.

—¿Entonces desees que te lleve? Mi auto anda estacionado cerca de aquí.—Me mostró sus llaves que sostenía con su mano derecha. Con una sonrisa que me hizo aceptar.

—¿Qué tan lejos?

—No tanto para que te canses en comparación si vas en autobús.

—Listo, me gusto escuchar eso.

La verdad que sentía algo extraño, su presencia me daba tranquilidad.

Una tranquilidad que no debí soltar en el futuro.

—A mí también me parecería bien colarme a sus planes.—Una voz tan dulce hicieron resonar a mis oídos, y una extraña felicidad apareció, brotando mi corazón a palpitar más fuerte. —Quería pedirte ir a tu casa, por los temas que no lleve estos días con mis faltas.—Un mechón rebelde de color negro apareció que acomodo lo más rápido posible atrás de su oreja.


Era Karla.

Y justo en este momento ,me vio.

Una mirada que esperaba tener desde que desperté el día de hoy.


—Claro, puedes venir—respondí sin pensarlo con una sonrisa inconscientemente dibujada en mis labios.


Y sin saber tampoco que si deseaba recordar el pasado, no debí aceptar su petición.


Porque realmente no debía saber todo lo que ella estaba sintiendo en ese momento.


Pero fui idiota, demasiado.


Y más si se trataba de ella.

Y más si se trataba de ella

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⏰ Última actualización: Mar 11 ⏰

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