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La tripulación surcoreana se encontraba lista, el comandante y capitán Choi había dado la orden de que el Gran ROKS zarpara, aquel fiel barco de guerra tenía como destino Europa, dado que intercambiarían materiales con los españoles para que el co...

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La tripulación surcoreana se encontraba lista, el comandante y capitán Choi había dado la orden de que el Gran ROKS zarpara, aquel fiel barco de guerra tenía como destino Europa, dado que intercambiarían materiales con los españoles para que el comercio entre ambos países se expandiera.

Una hora antes, el maestre se había asegurado que el barco estuviera en óptimas condiciones para partir, por lo que todo estaba bajo control, las aguas se encontraban en calma, no había ningún enemigo cerca y de ser así, el radar Raytheon de largo alcance les avisaría con tiempo.

Cada mercancía había sido asegurada en su sitio, los oficiales de cubierta estaban en sus puestos y cada tripulante se encontraba haciendo su trabajo.

Sería un largo viaje y debido a que existían muchos barcos pirata por el Atlántico, debían estar preparados para cualquier cosa, pues su mercadería era valiosa y habían más de ciento cincuenta tripulantes a bordo, esperando regresar a sus moradas sanos y salvos.

Por otro lado, el Gran ROKS era un barco de guerra experimental muy bien equipado, su tecnología podría acabar con el enemigo norcoreano ㅡlos cuales solían frecuentarㅡ hasta el momento solo existían dos de ellos y eran los más recomendados para ese tipo de viajes, sabiendo que se pueden perder varias vidas en el recorrido.

Entre los marineros, se encontraba el oficial Jeon Jungkook, encargado de las celdas donde llevaban más de cincuenta prisioneros; la mayoría de estos serían llevados a España para ser tratados de esclavos y ayudar con diversas tareas, entre estas agricultura y limpia de lugares, ya que los indígenas que los españoles habían llevado de América no daban abasto.

Jungkook siempre fue reconocido como un buen servidor a la ley, impecable, serio y muy bueno en cuanto al trato con niños.

Era muy codiciado por las mujeres del pueblo, al grado de tenerlas tras él cada vez que no estaba en algún viaje por el océano, extremadamente solicitado por los jefes de la armada para que se casase con sus hijas y mejorara el linaje en las familias, debido a que era un hombre alto, su piel de porcelana y sin una sola cicatriz a pesar de trabajar en algo rudo, ojos hermosos color miel, complexión musculosa, dentadura perfecta y reconocido igual por sus buenos modales. El hombre perfecto.

Llegó al área donde estaban todas las celdas, todo se encontraba en silencio, segundos antes habían anunciado que el barco comenzaría su viaje por lo que pedían estuvieran en sigilo.

Paseaba por aquellas mazmorras observando a algunos de los prisioneros, incluso habían niños, pero no podía hacer mucho para salvarlos. Ese era el lado malo de su trabajo.

Agarró un poco de pan y con cuidado de no ser descubierto se lo dio a dos pequeños que se encontraban en la celda siete con su padre, después de eso se alejó y siguió con su recorrido.

Desde lejos, tras otras rejas le observaba un chico de cabellos rubios, este sabía que el oficial era bueno, que solo hacía su trabajo a pesar de que este le desagradara por situaciones como esas.

Mientras tanto, él había acabado allí por error, más bien por una falacia en su contra, que lo incriminaba de haber robado comida de un puesto ambulante que justamente estaba situado en la calle que daba al palacio del Rey.

Sus ojos observaban cada uno de los movimientos de Jeon, sonriendo suave al saber que sería capaz de sobrevivir ante el suceso que se aproximaba, sin embargo, antes quería arreglar un pequeño mal entendido que había entre ambos.

Sus orbes giraron y apuntaron al reloj que se encontraba en la pared, observó como la manecilla más larga se movía conforme el tiempo pasaba y miró a algunos de sus compañeros de celda, pocos tendrían la posibilidad de sobrevivir pero se sentía aliviado de saber el destino de aquella tripulación, ya que al menos no se convertirían en esclavos.

El poco tiempo que quedaba de viaje sería tranquilo, algunos charlaban disfrutando de las últimas horas que tendrían de libertad, sin saber que en realidad su vela estaba por apagarse.

Jungkook caminaba de un lado a otro, cuando una suave vocecita llamó su atención.

ㅡ¿Por qué sigue trabajando de oficial? Sé que no le gusta mucho, ¿por qué no busca algún otro puesto? En el pueblo hay muchos y es un hombre muy solicitado.

Miró al chico que decía aquellos vocablos con tanta confianza, se agachó hasta estar a su altura, ya que que el contrario se encontraba sentado en el solado.

ㅡ¿Por qué dices eso?... las cosas no son así de fáciles, más si muchas personas te admiran y esperan grandes cosas de ti... ㅡdijo mientras miraba su reloj de bolsilloㅡ. No pensé encontrarte aquí, te dije la última vez que trataras de no meterte en problemas, esta vez no creo poder salvarte.

El chico sonrió y negóㅡ. No esperaba que me salvaras y yo no me metí en problemas, usted sabe que esos chiquillos que estaban cerca querían comida... yo solo traté de comprar algo para ellos pero aprovecharon que el vendedor estaba distraído y robaron. Si no tengo pruebas y solo hablo bien sabe que el destino es la cárcel.

Y era cierto, si uno no tenía pruebas que lo justificaran de inocente, ibas directo a la penitenciaría, de igual forma Jungkook conocía de vista a Jimin, lo había visto unas cuantas veces por el pueblo y lo había salvado de apuros algunas veces, era un buen chico pero algo ingenuo, ayudaba a cualquier persona y ahora por ello es que se encontraba tras esa celda.

ㅡNo pude hacer nada aquella vez, lo siento. ㅡdijo viéndole, analizando cada uno de sus rasgos.

Siempre pensó que el joven era algo misterioso y lindo, incluso una vez quiso invitarlo al festival de playa que hacía el pueblo cada que era el cumpleaños del Rey, pero cuando obtuvo un no como respuesta, comenzó a preguntarse si lo mejor era mantener distancia con el muchacho.

ㅡNo importa, está bien, sé que no me irá mal. ㅡrespondió sonriendo suave, como si el hecho de que iba a ser esclavo no le afectara.

Jeon le miró confundido, pensando que el chico se tomaba las cosas a la ligera o que su vida simplemente le daba igual, estaba por responderle pero una voz le interrumpió.

ㅡ¡Jeon, el capitán Choi te quiere en cubierta ahora! ㅡgritó uno de los marineros y volteó asintiendo.

ㅡBien, ya regreso, no tardo. ㅡSe paró para asistir a donde lo necesitaban.

ㅡNo sé cómo haré esto... tengo algo de miedo, padre. ㅡhabló consigo mismo mientras acariciaba aquel tatuajeㅡ. Ya han llegado, ya es hora... ㅡSuspiró y miró el grabado, sonrió melancólico y se levantó limpiando su pantalón, sonriendo al ver sus piernasㅡ. Las extrañaré mucho.

 Las extrañaré mucho

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Naufragio ROKS ♡ KM ©ITSAFROMOTHERWORLDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora