III

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Todo ese tiempo lloró, sintiéndose vacío por dentro, con un dolor indescriptible en el pecho

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Todo ese tiempo lloró, sintiéndose vacío por dentro, con un dolor indescriptible en el pecho.

Las noches eran un martirio, pues el muchacho rubio se adueñaba de sus sueños, lloraba sentado en la cama, tapando su rostro y sollozando mientras el sonido de las olas le acompañaba en su amargura.

Cuatro años habían pasado desde aquella terrible tragedia, únicamente quince marineros habían logrado escapar de la masacre, entre ellos el oficial Jeon Jungkook, quien fue encontrado dos días después sobre unas rocas, estaba deshidratado y herido, herido emocionalmente.

El día de hoy era el aniversario del terrible suceso, las familias llevaban varias flores y fotos al muelle donde había zarpado aquel día el Gran ROKS.

Entre tantos lamentos y sollozos se encontraba Jungkook, quien miraba el mar con los ojos cristalizados, recordando como todos los días al chico que le salvó la vida y que quedó marcado en su corazón.

Observó cada ola, cada partícula de agua viendo como el gran astro brillante se perdía en lo que parecía el final del mar.

Sus orbes fueron directamente al espectáculo que iniciaba, siendo protagonizado por dos delfines, los cuales siempre eran puntuales aquel día, como si supieran que era lo que se conmemoraba.

Sonrió haciendo que sus ojos brillaran más de lo normal y sintió como el fresco viento golpeaba su rostro, miró a las personas tirar flores al mar y entonces comenzó a caminar.

Sus botas daban pisadas por la caliente arena, dejando huellas que serían borradas por las pequeñas olas que llegaban a la orilla; miró los pájaros volar, ese día siempre se miraba hermoso a pesar de ser uno triste.

Se sentó sobre dicho material y suspiró recordando cada uno de los momentos de aquel día, cada pequeña charla que pudo tener y el más mínimo roce con el chico de cabellos de oro.

ㅡ¿Permaneceremos así para siempre? ㅡpreguntó al viento sin obtener respuesta.

Suspiró mirando el agua, las olas incrementaban y disminuían una entre otra, sus orbes se posaron en una pequeña botella de cristal que tenía un símbolo conocido... una cola de sirena.

Tragó duro y se levantó rápidamente sin importarle si se mojaba o no y entró al agua, agarró el objeto, divisó que tenía una pequeña hoja doblada dentro.

Dicho símbolo lo tenía Jimin en su antebrazo, lo recordaba perfectamente, una chispa de esperanza e intriga se instaló en su corazón y no dudó en regresar a la orilla para poder abrir tal objeto.

Sentía que lo que sea que tuviera esa hoja lo haría feliz, lo haría soltar todas esas lágrimas que había estado reteniendo por minutos.

Un olor a flores y algas invadió sus fosas nasales cuando el corcho fue quitado de la abertura, sacó con cuidado la hoja y soltó una sonrisa nerviosa acompañada de algunas lágrimas traviesas que salieron sin su permiso.

El corazón le latía con demasia, lo sentía salirse, sus manos temblaban y su piel estaba llena de sensaciones de cosquilleos; tragó duro y fue desdoblando la hoja con las ansias carcomiendolo.

Un sollozo involuntario se escapó de sus labios y sus ojos se inundaron de más lágrimas, su semblante tembló y se mordió el labio inferior mientras miraba al cielo y agradecía.

ㅡCerca, lejos, donde quiera que estés.

Soltó en llanto mientras cerraba los ojos y reprimía un grito de dolor, mientras su mente traicionera repetía una y otra vez el último momento de vida del rubio.

ㅡEstás aquí... ㅡmurmuró con la voz quebrada y llevó la hoja a su pechoㅡ. En mi corazón.

Se mantuvo así por unos segundos, mientras dejaba fluir sus sentimientos y se desahogaba en compañía de la naturaleza, disfrutando ese momento como nunca.

Miró nuevamente la susodicha hoja, observando el retrato de un joven tritón, era como una fotografía plasmada en el papel, se podía ver claramente cada rasgo del chico, cada detalle de las escamas e incluso aquel tatuaje que no olvidaba.

Observó su rostro, uno que se mostraba sonriente y que era de esas pinturas que parecía seguirte con la mirada.

Leyó en voz baja los fragmentos que tenía escrito el folio.

"Estoy aquí, no hay nada que temer,
estás seguro en mi corazón."

Sonrió, su rostro rojo y sus ojos brillosos por el líquido que desprendían sus lagrimales, miró al horizonte y tragó duro para comenzar a hablar, como si estuviera charlando con aquella imagen y esta pudiera responderle.

ㅡCada noche en mis sueños... te veo, te siento. ㅡhizo una pequeña pausa, soltando más sollozos pues el dolor le consumía, después de una semana del suceso, finalmente entendió que por las acciones pasadas Jimin había logrado encajarse en su débil corazónㅡ. Sé que sigues más allá de la distancia y espacio entre nosotros, f-finalmente has venido para mostrar que sigues aquí.

Un pequeño alarido de dolor se dejó escuchar, apretó uno de sus puños y se maldijo mentalmente.

ㅡSi tan solo hubiera nadado más rápido, si tan solo te hubiera protegido mejor. ㅡSe castigaba, él era un oficial, se había dedicado casi toda su vida a salvar y proteger personas, ¿por qué ese día no pudo hacer lo mismo con Jimin? El chico que comenzó a amar cuando perdió la vida.

ㅡCerca, lejos, donde quiera que estés... no hay nada que temer. ㅡrepitió mientras sonreía, sintiendo un bello mar de emociones dentro de él, admiró el retrato y decidió guardarlo nuevamente en la botella de cristal para que no se arrugara o maltratara más.

Se levantó lentamente mientras limpiaba su rostro y después de eso miró el mar, aquel que se había tragado dicho día al chico que había marcado su corazón, abriendo una nueva puerta en su vida.

ㅡHas venido para mostrar que sigues aquí, gracias Jimin-ah, gracias por salvar mi vida... por ti mi corazón seguirá y seguirá. ㅡhabló bajo y suspiró, soltando las últimas lágrimas, para después marcharse de aquel lugar.

El mar permanecía tranquilo, y como todos los años en la tierra, en las profundidades, en los lugares más recónditos y no visitados por el ser humano, un reino más se encontraba conmemorando a Park Jimin, el chico rubio, sonriente y de corazón de diamante, que servía al mundo sin importar si él salía herido, porque cuando es por amor, no hay nada que temer.

Cerca, lejos, donde quiera que esté, su corazón aún sigue, porque el amor tocó a su puerta aquel día y tal sentimiento seguirá y seguirá.

Tu alma gemela, la media naranja, el hilo rojo, tal vez no sea la persona con la que pasarás la vida entera, sino una que llegará a cambiarte por completo y se irá sin más, haciendo que deambules por el mundo entero, ansiando por regresar a su encuentro.

Tu alma gemela, la media naranja, el hilo rojo, tal vez no sea la persona con la que pasarás la vida entera, sino una que llegará a cambiarte por completo y se irá sin más, haciendo que deambules por el mundo entero, ansiando por regresar a su enc...

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Naufragio ROKS ♡ KM ©ITSAFROMOTHERWORLDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora