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Un día en Mostro Lounge: Hermanos Leech





— ¿D-debo usar esto?

— ¡Pues claro! Es el uniforme de trabajo~ ¿Por qué? —pregunto Floyd fingiendo confusión.

—N-no por nada...—suspiro Odette para sonreír nerviosa— ¿Llevo eso a la mesa cuatro?

—Por favor. —afirmo Jade alcanzándole una bandeja con las bebidas.


Después de los sucesos ocurridos en Scarabia, la prefecta de Ramshackle tuvo que empezar su semana de trabajo en Mostro Lounge por aquellos muebles que había destrozado en su huida con la alfombra voladora.

 Pero en cuanto llego, los hermanos Leech la agarraron de ambos brazos para meterla e una de las habitaciones del dormitorio. Le indicaron desde la puerta que arriba de la cama, había un paquete con su uniforme.

 ¡Vaya sorpresa se llevo al ver el traje completo!

 Así que actualmente su cara estaba completamente roja ¿Y por qué no? Si las miradas no dejaban su persona. Pero tampoco podemos culpar a los estudiantes de una escuela exclusiva para varones. Es decir, ¿Cuántas veces tienes a una chica vestida de sirvienta? Claro, todos sabían perfectamente que podían mirar pero no tocar, mas con esos gemelos vigilándolos.





 Una vez se fue el último cliente...


—Gran trabajo, chicos. —sonrió la joven saludando a los estudiantes de Octavinelle que volvían a los dormitorios— Bueno, será mejor que me vaya a cambiar.


 Pero antes de que pudiera irse, sintió como era levantada al no sentir el piso en sus pies. Su espalda choco contra algo firme y sus caderas eran abrazadas por unos largos brazos. Una sombra se cernió sobre ella, haciendo que levante la vista hacia la figura enfrente de ella.


—Vaya, vaya ¿A dónde vas, señorita camarera? —sonrió Jade con sus ojos cerrados.

—Pues como mi turno termino iba a cambiarme para volver a casa.

—Eh~ pero si la hora de Koebi-chan no ha terminado. —puchereo Floyd, quien era el que la tenia agarrada, causando un escalofrió en la castaña al hablar cerca de su oreja

—P-pero si no queda ningún cliente. —la cara de Odette estaba roja al estar atrapada en ambos.

Resultaba divertido para esos dos, quienes reían al unísono.

—Claro que sí. Aun quedan. —refuto Jade acomodando una hebra castaña en la pequeña oreja de la muchacha para acercarse más a su rostro— Dos para ser exactos.

—Sí, sí. Jade y yo seguimos aquí.

—Pero no son...

—Tuvimos un día ajetreado. Así que por favor, cuídanos muy bien fufu~ —dijo delineando la mandíbula de la ojiturquesa con su dedo índice enguantado.

—Si Koebi-chan comete un error, será castigada. —canturreo el travieso gemelo al ver como la niña temblaba.

"¿Por qué a mí?"










 Escrito el 21/7/21

Twisted wonderland: Las aventuras de un cisne y sus amigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora