Ruega por mí [BajixReader +18]

inicio del partido

Baji envuelve tu cuello mientras comienza a dejar una serie de besos sobre tu cuello y tu pecho, no dejando en ningún momento de mirarte a los ojos, ni tampoco permitiendo que tú desvies la mirada.

Lentamente, tan lentamente que hace que pierdas un poco la paciencia, lo que parece que a él le gusta, abre los botones delanteros de tu vestido.

"Estás tan caliente, sobretodo cuando ronroneas por mí," su voz ronca hace que un escalofrío recorra tu columna.

Queriendo escuchar más esos sonidos provenientes del fondo de tu garganta, decide atacar tu cuello, chupando y succionando la piel, dejándote marcas por toda ella y haciendo que tus gemidos cada vez sean más fuertes, lo que provoca que cada vez succione y te apriete del cuello con más fuerza. Estás mareada, medio asfixiada y tu coño está palpitando. Tanto que podrías jurar que era hasta doloroso.

Sientes contra tí un bulto prominente de sus pantalones y decides moverte contra él, lo que hace que Baji pare para agarrarte del pelo y llevar tu cabeza hacia atrás.

"¿Qué piensas que estás haciendo, pequeña puta?" dice mientras te obliga a mirarle en todo momento "Dije que iba a hacer que rogaras por mi polla. Hasta que no lo hagas no pienso darte nada de ella".

Un gemido se escapa de tus labios pero antes de que puedas decir nada sientes una de sus manos apretando uno de tus pechos por encima del sujetador. Tarda poco en quitartelo para empezar a chupar uno de tus pezones, moviendo su lengua en circulos mientras con la otra mano aprieta y frota el otro, haciendo que no dejes de gemir y estimulandose por el simple hecho de escucharte disfrutar.

Tu cabeza no te deja pensar con claridad, y más cuando sientes sus colmillos rozarte en una zona tan sensible.

Necesitabas tocarlo, pero ante tu ademan de agarrarle del pelo, Baji se despegó de tus pechos para agarrarte las manos por encima de tu cabeza, bloqueando por completo cualquier acción tuya.

"¿Qué más tengo que hacer para que te enteres de que aquí mando yo?" suplicaste con la mirada que te soltara, que te dejara tocarle." Solo voy a dejar que me toques cuando me hayas suplicado para que meta mi polla en ese coño tan apretado que tienes que tener".

Un gemido salió de tu boca, pero no solo por la frase que acababa de pronunciar, sino porque notaste como una de sus manos había soltado el agarre y ahora se situaba sobre la humedad de tus bragas.

"Aún no hice nada y ya estás así de mojada" sonreía mientras movía muy suavemente la mano por tus bragas, consiguiendo que te desesperaras bajo su toque "Sé una buena chica para mí y mantén las piernas abiertas".