Capítulo 27

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— Dieciséis años. —dijo cuando la puerta se cerró detrás de ella y chocó fuertemente las palmas de sus manos contra el escritorio de ese tipo —No puedo creer que le hicieses eso a unas niñas.

El tipo no estaba siquiera trabajando, se encontraba sentado en su gran silla con una copa en la mano. Celebraba que el aviso hubiese tenido éxito y aquella chica estuviese allí frente a él.

— Eran mujeres con esa edad.

— Eran niñas. —respondió duramente — Niñas que os encargasteis de destrozar. No tenéis derecho alguno a hacerles esto. Sois una basura. Tú eres una basura. — le recriminó señalándole, provocando una sonrisa en el rostro del hombre.

— Cuidado con tus palabras, preciosa, no creo que tenga que recordarte quien es mi superior.

— ¿Tienes que decir que trabajas para Kaido para infundir algo de respeto? Eres asqueroso, patético y además un cobarde.

— ¿Sabes que Kaido te busca para matarte? —preguntó el hombre aún sonriente. La enana le observó indiferente, aquello era algo que ya se imaginaba, así que eso apenas le importaba a ella a esas alturas. —Si te quedas conmigo quizá podamos cambiar eso.

— No pienso quedarme contigo.

— ¿Aunque te diga que como no lo hagas pienso matar a esas chicas por las que tanto te has indignado?

A la joven se le heló la sangre al escuchar aquello, más aún cuando el hombre sacó un objeto del cajón de su mesa y se lo enseñó. Ese cuchillo le resultaba terriblemente familiar. Quiso creer que era un farol, esas mujeres eran su sustento económico, por lo que era prácticamente imposible que de verdad realizase un acto tan cruel y estúpido a la vez, ya que le perjudicaría a él también. O quizá no, pues sabía que no tardaría en secuestrar a otras niñas para seguir con ese asqueroso negocio. La sonrisa que le mostraba y esa mirada fría y calculadora le dio a entender que sería capaz de hacerlo, que le daba igual matar a quien fuese con solo poder tenerla a ella, su capricho desde hace unos años.

Se alejó unos pasos de la mesa para distanciarse de Lars.

— Veo que eso sí que te afecta.

La bailarina no quitaba la mirada del cuchillo que se mecía entre las manos del hombre. Aquello produjo una enorme satisfacción en Lars, sabía hacia donde debía dirigir sus palabras.

— Aleja a los Mugiwaras. Mientras tanto, vamos a llevarnos todos bien, ¿no? No querrás que esas mujeres por las que tan preocupada te veo acaben muertas, ¿verdad?

La chica asintió a la misma vez que su pensamiento se aceleraba por segundos intentando encontrar una estrategia. Si sacaba la Doblefilo ahora y le cortaba, empezaría una batalla que perjudicaría mínimo a alguna de las chicas, varias saldrían heridas y no quería eso. Si avisaba a Zoro y Law pasaría más de lo mismo. Solo le quedaba organizar un plan que implicase una mejora en la vida de ellas, mentir y mantener la compostura mientras tanto.

— ¿Cuánto tiempo?

— Tienes dos días para traicionarles. Si no cumples, mataré a todas, después avisaré a Kaido de verdad y mataré a tus nakamas también.

Y antes de que la joven contestase en afirmativo, las puertas se abrieron de par en par dejando pasar a un peliverde y a un pelinegro enfadados.

La bailarina no dejaba de darle vueltas a aquella conversación que había tenido minutos antes mientras caminaba hacia su habitación siendo prácticamente arrastrada por el espadachín siendo a su vez ambos seguidos por el cirujano.

Lo que nos une (Zoro x Reader)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang