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Violet

Es la noche en la que saldré de nuevo de este lugar. Lo he hecho antes lo sé pero algo me dice que será distinto, que lograré escapar y no me encontrarán jamás... eso o que pasara algo muy malo.

Todos están cenando, Brian se atiborra de comida y se ve la ansiedad que siente por lo que pasará esta noche ya que Sam se ha acercado y preguntado si se siente bien. Yo en cambio estoy algo tranquila, ansiosa pero lo oculto, sentada en uno de los sillones de la sala.

Veo que Sam se acerca y bajo los pies del sofá lista para irme pero levanta una mano deteniéndome, ni modo.

—¿No vas a cenar? —pregunta.

—No. Comí mucho al almuerzo —fuerzo una sonrisa.

Ella sonríe más honestamente y suspira. Ay no, viene una charla y lo sé cuándo se sienta a mi lado en otro sillón.

—No sé lo que le has hecho, pero déjalo en paz —advierte de repente y la miro mal.

—¿De que habla?

—Brian ha mejorado mucho —¿de verdad cree eso?— y no quiero que tú sales su proceso...

—¿Por qué cree que estoy interviniendo?

—Porque desde que habla contigo esta muy ansioso. De una vez te lo advierto Violet Meyer, te conozco, trabajo aquí hace mucho y sé cuándo un paciente planea algo...

—No lo notó cuando me escape con Jessie. No es nada, pero parece que no es muy buena en su trabajo... —me pican las ansias de romperle la cabeza.

Tenemos una batalla de miradas, ella suspira y se levanta dejándome sola. Si piensa que va a amenazarme se equivoca, ya no puede hacer nada. Es demasiado tarde para detenerme.

No logro dormir, no logro si quiera recostarme en la cama de mi nueva habitación pensando en que estará haciendo Brian para evitar que me vean salir de la habitación, me ha contado su plan pero no del todo bien así que no logré entenderle. Solo sé que golpeara mi puerta y será momento de salir.

Pasan minutos, casi puedo sentir la luz de la luna golpeándome el cuerpo al salir y... Tocan la puerta.

Me levanto en súbito y abro, Brian parece como si fuera a transformarse en hombre lobo, está alerta, inquieto y con sudor por todos lados.

Sin que me lo espere, me toma de la mano y me arrastra por el pasillo vacío ¿dónde están los enfermeros? Ni idea, no interesa, como tampoco interesa que vaya descalza y haya olvidado ponerme zapatos.

Subimos al piso olvidado y me sorprende cuando entramos a la habitación donde estuvimos Jessie y yo esa noche, la única diferencia es que todo ha sido removido a un lado y hay todo tipo de objetos y maniobras que abren la ventana solo un poco.

—¿Cuando hiciste esto? —pregunte observando el vacío.

—Siempre lo arreglan, han puesto  hasta vallas eléctricas pero fáciles de desarmar, no hay mucha seguridad en este piso, fue en horas de tiempo libre.

Me acerco y miró hacia abajo, la caída podía dejarte con los huesos rotos, era un riesgo que debíamos tomar y por lo afanado que se veía Brian, al parecer no teníamos mucho tiempo.

—Salto primero... —dio aviso.

Salió de la ventana, colgando prácticamente de las cornisas para que las piernas no recibieran tanto el impacto y se dejó caer sobre los arbustos del jardín, escuché un quejido pero lentamente se incorporó y miró hacia arriba.

—Solo... separa las piernas al caer y no te impulses o dolerá más...

Decidí dejar de pensar tanto en el miedo que me causaba y salí de la ventana, los dedos se me resbalaban de las cornisas por el frío, allí sentí miedo, por alguna razón no quería dejarme caer.

—Vamos Violet, no tenemos mucho tiempo —casi grito.

Ni siquiera caí por voluntad, los dedos se me cansaron y me solté. Grite de dolor al caer sobre una de mis piernas, pensé que tal vez pude habérmela partido pero Brian me ayudó a levantarme, solo sentí dolor pero podía caminar bien.

Corrimos a la parte de atrás y me extrañó ver una furgoneta. Brian corrió hacia ella.

—¿De quien es? —pregunte subiendo a la parte del copiloto.

—No, no —me detuvo—, tienes que encargarte de alguien primero.

Señaló con la cabeza a la parte de atrás y fui a mirar. Había alguien durmiendo allí, un hombre de unos cincuenta años.

—Es de lavandería y esterilización —me dijo Brian—, vienen los martes y se quedan hasta tarde, por eso siempre duermen en la furgoneta y se van en la mañana temprano. No les gusta entrar al hospital.

Miró al hombre profundamente dormido y entiendo lo que debo hacer. Brian me entrega una cruceta.

Subo lentamente para no despertarlo y empiezo a golpearlo con fuerza en la cabeza con la cruceta hasta que queda sin vida. De nuevo manchada de sangre.

Cuando estoy apunto de arrojar el cuerpo fuera del furgón, el auto se mueve bruscamente y casi caigo.

—¡Brian! —grito enfurecida.

No me respondo y entiendo porque ha arrancado de esa manera. Se escuchan sirenas, ha llegado la policía.

Por obvias razones no veo a donde nos dirigimos, solo veo el camino que dejamos atrás, veo a la policía con armas y disparan a la camioneta, me agachó por inercia pero solo se escuchan los proyectiles chocar.

Y entonces la furgoneta empieza a dar tumbos. Brian se ha metido en medio del bosque.

Me sacudo en la parte de atrás, me golpeó con todo, caigo, me levanto, vuelvo a caer encima del hombre al que acabo de matar. Son minutos eternos donde sigo escuchando las sirenas pero no las veo, nos siguen pero Brian se encarga de casi volvernos invisibles.

No sé cuánto duramos en ese jaleo, al final el furgón se detiene con un frenazo en seco que me golpea con la parte delantera y caigo rendida.

Brian aparece exhausto y con los ojos bien abiertos.

—Lo siento...

Lo miro mal y me levanto lejos del cuerpo. Hay ropa de hospital por todas partes y decido tomar algunas cosas para cambiarme, además de buscar en el cadáver algo de dinero o algo que pueda servirnos.

—¿Que haremos ahora? —me pregunta cuando bajó del furgón.

Saco el papel que me dejó Molly antes de irse.

—Llamar a Molly...






Subiré el siguiente enseguida.
Se viene el encuentro

Amar, Besar, Matar [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora