14.

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—Debiste avisarme si pensabas invitar a Mike a cenar.— Carolina miró con reproche a su prometido, el cual ni se inmutó ante la mirada de su prometida, sólo se limitó a encogerse de hombros mientras seguía lavando los platos de la cena.

—Él también es nuestro amigo, al igual que Valentina, no veo porque debamos dejar a hablarle a alguno de los dos.— siguió con su tarea de lavar los platos para después pasárselos a su prometida, quien era la encargada de secarlos y dejarlos en su lugar.

—Sí, lo sé, adoro a Mike al igual que adoro a Valentina— la morocha suspiró, hizo a un lado el trapo y se recargó sobre la barra frente a ella— pero ellos dos ya no están juntos, debemos respetar que ya no se sienten cómodos cerca.

—Eso es lo que tú crees— Agustín cerró la llave del agua, se secó las manos y se giró para encarar de frente a su novia— yo los vi muy bien— sintió la mirada llena de reprimenda por parte de su prometida, logrando que el morocho soltara una pequeña risa— de acuerdo, no actuaban como si fueran amigos de toda la vida, sin embargo, tampoco se les veía incómodos o molestos.

—Porque estábamos nosotros aquí— la morocha se cruzó de brazos y negó con la cabeza— lo hicieron por nosotros. No querían involucrarnos en sus dramas. No querían hacernos sentir mal o incómodos.

—Bueno, muchas veces en el pasado tú y yo tuvimos que hacer lo mismo cuando nos peleábamos— una vez más se encogió de hombros y miró a Carolina como si ella estuviera exagerando las cosas— y míranos ahora. Viviendo bajo el mismo techo— alzó una comisura de sus labios y lentamente se acercó a Carolina— de novios— alzó la otra comisura de sus labios cuando logró poner sus manos a cada lado del cuerpo de Carolina a la altura de su cintura. Logrando acorralarla— bueno, en realidad de prometidos— acercó su rostro al de la morocha hasta que sus narices estuvieron a milímetros de rozarse— lo que significa que dentro de poco nos casaremos.— sonrió ampliamente, demostrando cuánto le agradaba la situación.

—Mike y Valen no se van a casar— Carolina habló obvia mientras ponía sus manos sobre el pecho del chico para así poder apartarlo un poco— hace tiempo que terminaron. Mike hasta salió un tiempo con Ana, y Valen también salió con un chico— empujó ligeramente a su prometido para que este retrocediera, pero este no sé movió ni un poco, al contrario, se acercó mucho más hasta que todo su cuerpo logró aprisionar el cuerpo de Carolina contra la barra— no creo que vayan a volver jamás.

—Que no vuelvan a ser novios no significa que no puedan volver a ser amigos.— el morocho se encogió de hombros y fue inclinando su rostro hasta que este estuvo muy cerca del de Carolina. A tal grado de que sus alientos comenzaban a mezclarse.

—No creo que quieran ser amigos de nuevo...— la morocha esbozó una pequeño mueca al pensar en su amigos— no se ve que ninguno tenga ese deseo— suspiró y volvió a centrar su atención en su novio— y nosotros no podemos obligarlos, debemos respetar su decisión.

—Oh, y créeme que lo hago. Nunca he sido alguien que necesite forzar a los demás a hacer cosas o alguien que se las dé de héroe o de cupido— colocó una de sus manos sobre la cintura de Carolina y apretó suavemente su piel sobre la tela del vestido floreado que la morocha llevaba puesto— pero siempre he sido un buen amigo, para mí la amistad es muy importante y no se necesita ser un genio para ver que los dos siguen sintiendo cosas el uno por el otro— recargó su barbilla sobre la cabeza de Carolina y la atrajo a él lo más que pudo. Hasta que los latidos de su corazón chocaron con los de él— no los obligaré ni forzaré para que vuelvan a estar juntos— volvió a separarse para mirar a los ojos a su morocha— sólo los ayudaré a abrir los ojos. Ya dependerá de ellos si quieren abrirlos por completo o si quieren vivir cegados el resto de sus vidas.

Te amo (Aguslina) (TE #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora