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La puerta sonó.

— Mierda — maldije en voz baja, separándome de mi mayor. Miré el reloj, las once con treinta y dos minutos. Joder, Leslie y Ana no pasan ni una.

— Fercha, esto es un desastre — habló Mariana. La miré y si, todo era un jodido desastre. Nuestras camisas y sujetadores sobre las encimeras y el piso, Mariana sentada en la isla con las piernas abiertas con fluidos corporales de ambas sobre ella y la superficie donde se encontraba, algo de mi semen goteando de su intimidad y cayendo al suelo. Mierda, nunca me había corrido de tal manera.

— Límpialo, yo iré a abrir — dije colocándome mi pantalón y la puerta volvió a sonar.

— Joder, ¿Tú crees que puedo caminar luego de esto? — cuestionó bruscamente.

— Haz el intento, toma la pastilla — recordé mientras buscaba y me colocaba mi sujetador y camisa, la vi rodar las ojos y salí de la cocina mientras acomodaba un poco mi cabello, y trataba de no verme como si acabara de tener sexo.

Me acerqué a la puerta y puse la mano en la manilla, me quedé ahí un momento, intentado darle más tiempo a Mariana de acomodarse pero me vi obligada a abrir cuando los insistentes golpes se hicieron más fuertes.

Acomodé una última vez mi cabello y abrí la puerta.

— Llevamos aquí mucho rato, queríamos llegar más temprano para ver dos películas antes de que te fueras a trabajar... dile a Mariana que a la próxima no grite tanto, lo mismo contigo — habló Leslie e inmediatamente sentí el calor en mi rostro. Sin mirarlas, cerré la puerta.

Mariana salió de la cocina caminando con cierta dificultad, acomodando su camisa.

— ¿Puedes caminar aún? Parecías perra en celo — soltó Ana bruscamente. Mariana le dió una mirada confusa —. ¿Desde cuándo? ¿Y por qué no me lo dijiste? — la última pregunta la dirigió hacia mi.

— Espera, ¿De qué hablas?

Sol soltó una risa sin gracia, fuerte — No lo sé, tal vez de que tú y Fernanda estaban follando duro y gritaban como locas. ¿Que pensarían los vecinos? — negó "decepcionada" —. ¿Están saliendo o-...

Creo que en estos instantes, se podría cocinar algo en mi cara.

Su leve risa me hizo aclararme la garganta para luego volver a mi compostura. Mierda, no se que me pasa.

— Anotado — dije en modo de confirmación —. ¿Algo más?

— Un simple cappuccino, por favor — pidió. Anoté torpemente y a paso rápido me alejé de ahí.

...

El resto de mi turno lo podría resumir de la misma manera: volviéndome una estúpida cada que me encontraba cerca de Emma.

Se me hacía difícil concentrarme, incluso me llevé un par de regaños por parte de Juliana y la jefa. Y si esta última te regaña, el fin de tu trabajo está muy cerca.

Cada que atendía a los demás, mi vista terminaba pegada en Emma y esto hizo que entregara uno o dos pedidos incorrectos.

Mi rostro ardía, mi corazón latía, joder, Fernanda Pacheco. ¿Qué carajos te pasa?

Finalmente, mi turno terminó. Lo primero que hice fue suspirar sonoramente en alivio, necesitaba ir a casa y despejarme un poco, de la manera que ya saben.

Guardé mi delantal y solté mi cabello, suspirando tranquila hasta que esa voz me llama.

— ¡Ey flaca! ¡Falta un pedido! — llamó  y recordé; iba a salir con ella.

— ¡Ven a buscarlo! — dije yo esta vez y ella se levantó.

Saqué mi celular y abrí el chat de Mariana, no quería interrupciones esta vez.

"Hey, estaré con Emma. ¿Si? Llegaré tarde. No llames, estaré bien."

Tecleé y presioné el botón de enviar para guardar mi celular rápidamente.

— ¿Vamos? — dijo esta vez a mi lado, su mentón casi apoyado sobre mi hombro. Instantáneamente me sentí nerviosa y sentí como mi rostro se volvía a calentar.

— Y-Yo... digo... si, si, vamos — me quise dar un golpe al darme cuenta de lo estupida que me vi tartamudeando. Emma solo rió levemente.

— Sos re tierna, Fernanda.

...

Debido a la hora, no pudimos hacer muchas cosas, solo fuimos a la última función del cine.

Emma se pasó toda la película abrazada a mi brazo. No era de terror o algo así, simplemente lo hizo. Una extraña sensación se había plantado en mi estómago esa hora y media de película.

Luego nos dedicamos a pasear juntas por distintos lados, es verdaderamente divertido estar con ella. Es muy carismática, hermosa y graciosa. Nunca había sentido tal grado de comodidad con alguna chica. Me gustaba mucho estar así.

— Bien, hasta aquí llegué — comentó y yo sonreí —. Fue lindo pasar la tarde junto a ti, Fernanda — dijo suavemente. Sonreí de manera boba, desviando la mirada —. ¿Creés que... — su sonrisa se esfumó para dar paso a un tono rojo en sus mejillas mientras miraba al suelo —...se pueda repetir?

Una extraña felicidad se plantó en mi, haciéndome sonreír bobamente.

— ¿Te parece mañana en la mañana? — asentí.

— Por supuesto — solté.

Hubo un silencio entre ambas, extrañamente cómodo. Por mero impulso, pasé un mechón de su cabello por detrás de su oreja, haciendo que ella me mirara.

Pareciera tener una lucha consigo misma antes de tomar repentinamente mi rostro para besar mis labios. Inconscientemente, correspondí casi al instante, sosteniendo su mejilla con mi mano.

Su sabor era uno totalmente nuevo, uno que jamás había probado, muy diferente al de Mariana o cualquier chica que haya podido besar. Era tan única, y eso me gustaba.

Profundicé el beso, haciendo que Emma cediera por completo a mi. Rodeó mi cuello con sus brazos y yo tomé su cintura.

Finalmente, nos separamos.

Emma abrió los ojos en grande, como si se hubiera dado cuenta de algo.

Se separó de mi — Y-Yo, ¡lo siento! Fue... un impulso, yo no quería obligarte, yo-... — la callé tomando su rostro y volviéndola a besar.

...

Okey :)

Quieren el otro capítulo?

ROMMATE ( COMPAÑERA DE CUARTO) |Fercha y Mariana G!P[...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora