Capítulo 13.

35 6 16
                                    

"Impredecibles , raros , insensibles , peligrosos , inadaptados, misterios...Eso , eso es la definición de la Locura oscura. Tan peligrosa como fascinante , tan letal como la droga y tan satisfactoria como el sexo."

Tree Steven:

—¿Qué estaban haciendo? —Pregunta Nara viéndome con curiosidad.

—Estábamos entrenando—responde Cristian con una sonrisa.

Y yo me siento en las piernas de Zara, tomando el riesgo de que en cualquier momento me de un empujón.

—Oh, ¿y eso incluye medio matarse? —sonríe Isabel y yo inflamo mis mejillas con aire y luego lo voto poco a poco.

—Dame masajes—le pido a la pelirroja de mi amiga y ella bufa para hacerlo.

—Me debes una buena hamburguesa—susurra.

—Con helado de vainilla y chocolate.

—Trato hecho— y ella comienza a darme masajes en mis hombros.

—Casi estaba por ganar, pero alguien hizo trampa—dice Cristian y yo formo una línea con mis labios.

Escucho como Isabel y sus amigas ríen.

—No estará acostumbrada a pelear por lo que quiere, es normal—comenta Nara.

—Que tontería, yo podría contigo—agrega Isabel.

—Oh, lo dud...

Isabel se inclina hacia atrás, se gira de una forma tan elegante que me deja hipnotizada y casi, casi le da una patada al castaño sino fuera que lo hubiera esquivado.

Ella sonríe—¿Aun lo dudas, cariño?

El, después de verla tan hipnotizado, como yo lo hice un momento le sonrió de lado.

—Cada vez me encantas más—susurra.

Se acomodan ambos y se van a un lugar mas privado, mientras los hermanos siguen hablando de que tipo de defensas saben ellas mientras Zara tararea una canción.

—Vamos a tu casa para que te des una ducha, apestas. Oh, y de camino vamos por hamburguesas, helado y papas fritas.

sonrío con pereza—¿Vemos Barbie y el secreto de las hadas? —propongo.

—Claroo—me da una palmaditas en la espalda.

Suspiro pensando en el dolor de piernas que tengo, pero sino me muevo seguro me patean el culo.

Busco mis cosas y cuando la pelirroja y yo vamos a salir solo Jason es el que nos mira. Yo le iba a decir algo para despedirme, pero Zara se me adelanto dedicándole una sonrisa de angelito y hacer una señal de adiós con su mano.

El sol hace que entre cierre los ojos y sienta como mi piel se calienta poco a poco.

Al llegar a la moto negra con líneas naranjas de Zara ella me ofrece su casco y yo me lo pongo sin decir nada. Me siento atrás y con una mano agarro con fuerza mi bolso y el otro en el abdomen de la pelirroja cuando arranca a toda velocidad.

A pesar de que tenga puesto el casco, me llega un golpe de aire en la cara.

Respiro profundo.

—Vallamos a tu casa y pedimos a domicilio—dice mi amiga.

—¿Tan mal huelo? —bromeo con una sonrisa.

—No, solo que no me gusta estar mucho tiempo en la calle cuando no tengo uno de mis cuchillos, se me olvido por andar apurada por ti.

Oscura LocuraWhere stories live. Discover now