Capitulo 2

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Mi ídolo...Él podría, estar vivo.

La persona que admiro tanto, que fue mi modelo a seguir mientras crecí. La figura que he visto desde hace muchísimo tiempo como un todo para mi vida y, donde pensé que habría una barrera puesta por la muerte misma, alabando acciones limitadas...Esa persona, cabe la posibilidad de conocerla y, suena totalmente como todo un sueño cumplido para mí.

Por ello deseo intercambiar palabras con él, quiero conocerlo...Deseo conocerlo.



No, él no puede...No es posible. — Intenté ser un poco pesimista, defendiendo todo lo que sabía hasta leer aquel documento. Yo, había creído en su totalidad sobre la muerte de Alastor y, ahora me siento un tanto susceptible. Tan débil que, intento no emocionarme.

Tome un poco de aire. Se desmayará si no se calma un poco. — El sirviente sirvió un vaso con agua para mí, apenas si pude humedecer mis labios. — Analicemos esto un poco.

Si él está vivo, yo, no sé que es lo que debería hacer. — Tal vez sentirme feliz, puede que melancólico o alguna de esas cosas estúpidas. Por que bueno, nunca he pasado una situación así.

Considerando, que él era tan buen ejemplo para la sociedad. Debió haber cometido una falta tan grande que el gobierno mismo no pudo pasar por alto. Tomaron medidas y lo sacaron del ojo publico.

Cualquier ojo en especifico. Entonces debió ser algo en exceso grave lo que hizo. — La cuestión aquí era, ¿Qué maldita cosa hizo?.

¿Deberíamos hablar de trafico de personas?, ¿Tal vez tratos por drogas?, ¿Evasión de impuestos?.

¡Por favor!. Estamos hablando de algo que provocó incluso al gobierno orinarse en los pantalones. Además, ¡Es Alastor!. El amable hombre que prestaba su voz, que mejoraba las mañanas de todos los que lo escuchaban. Él no pudo hacer nada malo. — Incluso yo hago cosas peores que traficar personas y mirad, estoy perfectamente. — ¡Seguramente ha sido un complot contra él!. Por eso debo ayudarlo. — Y estaba más que claro. Para conocer a mi ídolo primero debo asistirlo para liberarlo.

- En el caso de que esté vivo. Será un hombre de tal vez cuarenta o cincuenta años. Y si estuvo en un hospital para la salud mental probablemente esté bajo algún tratamiento, por tanto, cabe la posibilidad de que su mente no se encuentre en la mejor situación posible.

No tienes que decirme lo que ya sé. — Ni siquiera quiero imaginarme lo que pudieron haberle hecho todos esos perros obedientes del gobierno a ese pobre locutor. — Aún así, no me importa. — Ni como o cuando, lo que importaba era tenerlo frente a mi y darle el trato que un hombre como él merece. — Así que, si sabes lo que estoy planeando hacer. Te pediría que tomes medidas, para así no tener problemas.

Ahora que lo leo bien. Esta institución...— Se quedó pensativo. Dejó el documento sobre la cama. - Señor, ¿Me permitiría verificar unos datos?.

¿Piensas llamar al loquero?. — Por seguramente que él piense que perdí la cabeza.

Por supuesto que no. Solo me pareció que en esta situación un par de sus empleados pueden serle de utilidad.

¿En qué sentido?. — Ya que si tuviéramos que darlos como soborno primero quisiera verlos de que tanta calidad son.

Ya lo verá, si me permite entonces.

Tienes cinco minutos. — Aceptó el reto. Una vez salió de la habitación lo escuché correr por los pasillos de ida y vuelta hasta traer consigo a los empleados que había mencionado. Un par de hermanos que trabajaban en la cocina. Ellos por el mismo asunto de la hora llevaban puestas sus ropas de dormir y lucían idos por el cansancio de la segura interrupción de sus sueños.


Alimento para televisores ( Vox human x Alastor human ) Where stories live. Discover now