Los orgullosos borrachos de Yunmeng.

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Después de un primer tarro de cerveza, Jiang Cheng asumía que no debía de beber otro más, pero el viejo y confiable sentido de Wei Wuxian era inquebrantable.

Si bien aún podía recordar con claridad, al parecer todo comenzó cuando escoltó a Jin Ling a las puertas de la secta Gusu Lan, parecía estar a punto de llover, el sol parecía un punto difuminado en los rayos de luz a penas retenidos entre las espesas nubes grises. Jiang Cheng solo continuó con su transcurso después de encaminar a Jin Ling hacía el gran arco de protección.

Por motivos evidentes, él no contaba con el jade que permitía el acceso, no después de la campaña para derribar al sol y esa extraña despedida que tuvo años atrás con Wei Wuxian en el templo Guanyin.

Por lo tanto, esperó hasta que Jin Ling se adentrara en ese plasma mágico y fuera absorbido, no mucho después, su sobrino desapareció, no pudo ver más allá de un arco que creía en su vida nunca más volver a ver. Jiang Cheng al estar seguro que su sobrino había entrado sano y a salvo.

Se dio vuelta y voló en Sandu, las millas que recorrió le brindaron un amplio panorama de fauna rocosa, las únicas partes que se podían salvar, solo eran arbustos mal formados con árboles frondosos. Nada como el manto verdoso de Yunmeng Jiang y sus miles de variedades en vegetación.

Aprovechando que había transcurrido tantas millas hasta la capital de Gusu, Jiang Cheng se detuvo en uno de los famosos "carnavales" de otoño, las variables tiendas de los anfitriones ya estaban plenamente tendidas a los laterales de la calle, solo el fuerte olor a licor concentrado acaparaba el aire, las frituras rebosadas en caramelo de caña y el aroma intenso de la comida callejera se quedaban atrás entre tantos tarros y ollas repletas hasta el tope de indistintos licores traídos desde todas partes exclusivamente para estas fechas.

Por supuesto, Jiang Cheng se detuvo en el famoso carnaval: "El paladar del Emperador" había escuchado sobre él en su juventud, el tiempo en que estudiaba en Gusu Lan y Wei Wuxian lo convencía de escabullirse a la capital junto con Nie Huaisang, salvo que, los únicos que bebían hasta reventar eran ellos dos, por alguna razón Nie Huaisang siempre y después de haberlos acompañado, a la mañana siguiente, no los podía ver a los ojos.

Cosa que siempre Wei Wuxian eludía como si no fuera un asunto de gravedad, actuando como si nada hubiera pasado y burlándose por como Jiang Cheng cada vez que se emborrachaba se ponía a retar o morder a quien sea que lo mirara.

Jiang Cheng nunca puso en duda por qué Nie Huaisang solo miraba hacia otro lado cuando Wei Wuxian alargaba su brazo para rodear su cintura, ni por qué cada vez que los veía bajar del monte después de una fructuosa caza, su rostro se ruborizaba, aconsejándoles que procuraran que nadie los viera cada vez que se iban a solas.

No quiso darle más vueltas al asunto, por el simple hecho de que no tenía nada de lo cual avergonzarse o recordar...

Jiang Cheng en seguida se llevó una mano a la sien y masajeó con sus dedos

"¿Por qué estoy pensando en eso justo ahora?"

"Ah... ya veo, es porque él está aquí."

Ese él de piernas largas y vistiendo una holgada túnica negra atada con un cinturón algo deshilachado por la cintura, caminaba hacía su lugar, Jiang Cheng no quiso pretender no saber que Wei Wuxian se convirtió en un cultivador errante.

Los rumores de sus aventuras cada que salía del condado de Yunmeng siempre lo seguían como un fantasma atado a su pasado, como si nunca hubiera anunciado al mundo de la cultivación que tanto como Wei Wuxian y el prestigio de Yunmeng y el de la familia Jiang, nunca más estarían afiliados bajo ninguna circunstancia.

Catarsis [Chengxian] + One-Shots [Xiancheng]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora