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-¿Cómo te sientes?-

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-¿Cómo te sientes?-

Preguntó Tonet mientras dejaba cortas caricias en la mano pálida y fría de Yun.

-como clee que me siento,anolmal-

Respondió enojado el otro. Aunque en realidad estaba pensativo. Necesitaba saber cómo estaba su vida fuera del hospital ¿Lo habrán despedido por no aparecer el día anterior? ¿Aún conservaría su pequeño departamento? En su trabajo lo trataban mal solo por ser el más joven de todos. Nadie lo tomaba en serio, y mucho menos cuando se enteraron que se auto consideraba un patinador profesional.
La señora mayor que le alquilaba su departamento también lo odiaba. Nunca habían congeniado bien,pero por primera vez, temía que ella le cambiase la cerradura a su puerta y solo le dejara llevarse sus cosas. Literalmente lo había pedido todo,a menos que alguien le diga lo contrario,ya no tenía trabajo,casa, o récord al patinador más duro.

-estas sudando ¿Estás bien?-

Preguntó el morenito mientas lo miraba muy de cerca a la cara.

-ah si...silve de algo y tlae agua-

Respondió de forma tosca mientras se cursaba de brazos y giraba su rostro para que el otro no lo siguiera viendo tan fijamente,como si fueran ojos de un muñeco sin párpados.

-¡Enseguida!-

Dijo con entusiasmo,para luego correr fuera de la sala.

Yun sonrió por lo bajo,aún no terminaba de entender los sentimientos ajenos ¿De verdad que el amor se ve así? ¿Te dejas manipular completamente por la persona con la que sueñas día y noche? Al menos tenía a alguien que alimentaba a su ego constantemente,los cumplidos que el mismo se decía al espejo ya no servian del todo.

La puerta se abrió nuevamente y un ruido parecido a un tacón de mujer empezó a resonar en la sala. Claramente no era Tonet ni ninguna enfermera. Miró hacia la entrada,intrigado, y lo vio.

El mismo que lo había dejado en ese hospital se había dignado a ir ese día a verlo.

-las promesas se cumplen-

Dijo él mientras se acercaba a la silla a su lado.
Los zapatos marrones que tenían eran los causantes con ese sonido que lo habían mareado y hecho alucinar con una esbelta mujer que había ido a verlo.
Aunque él no estaba tan mal. Su elegante y perfecto traje le quedaba tan pintado al cuerpo,tanto que los pitidos de la máquina que registraba su ritmo cardíaco habían aumentado,pero no de forma preocupante.

-tambien se lompen-

Terminó la frase que el contrario había dicho apenas entrar.

𝚝𝚛𝚒𝚌𝚔 𝚏𝚊𝚒𝚕𝚎𝚍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora