Capítulo 15

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Olimpia

Después del fuerte regaño de su madre y que la mantuviera encerrada en la habitación para cuidarla toda la noche y que nadie le haga daño, Olimpia espero a que los guardias se durmieran, cubrió su cabello y salió de la habitación guiada solamente por la poca luz de las antorchas.

Tiene poco tiempo para encontrar a ese hombre ingles porqué su madre volvera con ella en unos minutos.

Y si, es la hija de una reina, pero no puede negar que no tener cerca a ese hombre la hacer sentir insegura.

Además, si lo tiene cerca, primero lo matan a él, y ella tendrá una oportunidad de escapar.

¿Acaso no es una excelente compañera de aventuras?

Los pasillos son oscuros, tan silenciosos como las viejas criptas de su familia, cualquier persona podría matarla, así que aferró sus manos a la antorcha y caminó con sigilo, es soprendente estar en viejo palacio egicpio, pero las traiciones y las muertes estan por todos lados.

Se escondió detrás de un muro de  mármol blanco cuándo unos guardias pasaron custodiando a su madre. Él corazón de Olimpia latio con fuerza, y se mordió los labios para no emitir sonido alguno. Su madre se detuvo de repente, protegida por su séquito de guardias y esclavas, se quedó en silenció y miró a todos lados.

— ¿Pasa algo majestad? — Le pregunto un guardia.

Su madre frunció el ceño molesta, vestida como una diosa con sus telas bordadas en oro y esa gran corona que adorna su cabeza, su maquillaje la hace ver cómo una mujer fuerte, por eso la profundidad de su mirada logró intimidarla, su madre volteo a todos lados y entrcerro los ojos.

— Creí haber visto a alguien que yo conozco muy bien —

Un viejo sacerdote de cabeza rapada y extraña ropa, se acercó con una amplia sonrisa.

— Puede que sea Marco Antonio corriendo como un adonis hasta sus aposentos para hacerla feliz esta noche, querida diosa — 

Su madre ssonrió antes de endurecer su voz y fijar su mirada en un punto de la oscuridad del pasillo.

— No, no es él, y díganle que está noche no me visite, estaré ocupada — Comentó ordenando — Y esa persona que está escondida, pero que deja ver sus mechones rubios de cabello, tiene que regresar, de lo contrario recibirá un castigo y las reinas no perdonan los errores —

"Pero las madres perdonan todo"

Olimpia escuchó la advertencia de su madre y en cuánto pudo salió corriendo de la oscuridad del pasillos cuidando de qué el ruido de sus pasos no alarme a los fuertes guardias, corrio hasta la luz más próxima, a esa área del palacio llena de musica, flores y corrientes de agua, así qué para poder entrar a esa fiesta romana, se hizo pasar de nuevo por una sirvienta con una bandeja de uvas y vino.

Maldito ingles

¿Que no se supone que debía estar sufriendo?

Maldito hombre con suerte.

Vaya que lo vio, miró a ese maldito ingles tan contento que se le olvidó su estado de peligro, al parecer hasta se le olvidó que estan en el pasado, él muy descarado está acostado en una  cama sin ropa, apenas cubriendo su entrepierna con una fina tela, con su piel dorada expuesta a las juguetonas manos de esas mujeres, suelta carcajadas desde lo más fondo de su ser, y se pasa las manos por el rubio cabello como un adonis, está borracho, comiendo uvas y muy divertido mientras una romana lo besa en el cuello.

Erase Una Vez Alejandría Where stories live. Discover now