Capítulo 20

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Christian 

 — ¿Qué no piensas ir al funeral de Olimpia? Es la última oportunidad que tienes para despedirte de ella — La puerta de la biblioteca se cerró con un suave clic, y su madre se acercó lentamente hasta él, tratando de no hacer ruido con sus altas zapatillas — Pensé que te gustaría ir, he pedido a los guardias que cuiden de ti, además será algo privado, solo su familia más cercana, su abuelo,  él primer ministro, algunas otras personas y nosostros, su madre esta desaparecida, creen que se fue al no soportar la perdida de su hija —

¿Se fue? Ella la mato

Christian volteó a ver a su madre y le sonrió débilmente, cerró su libro de egiptólogia y soltó un suspiro, está sentado en el alfeizar de la ventana en la biblioteca del palacio, dónde tiene vista a los jardines, a esas rosas tan misteriosas, pero también desde lo lejos puede ver el viejo edificio el museo de Londres, él lugar favorito de Olimpia. 

 — No, no pienso ir  — Comentó  bajando la cabeza y sintiendo sus mechones de cabello sobre su frente  — ¿Haz escuchado lo que dicen de mi allá afuera? Me llaman asesino, loco y hasta un obsesionado, creen que yo la asesiné, si voy al funeral toda la prensa de Londres estará ahí para llamarme asesino  —

Su mamá tomó una amplia respiración y se sento a su lado, de la misma manera en que lo hacía cuándo era pequeño y venia para hacerlo sentir mejor 

 — Se lo que dicen de ti, y ciertamente las circuntancias de la muerte de esa chica son extrañas, su cuerpo apareció río abajo en él Tamesis, tú estabas mojado y debajo del puente, todos creían que la odiabas, y muchos diran que tú eres él asesino  —Su mamá lo tomó de la barbila para levantarle el rostro  — Pero te enamoraste Christian, no querías, pero así es el amor, la seguiste hasta Egipto, te obsesionaste de la arqueología, lo último que harías sería matarla, se que no lo hiciste, pero estar escondido aquí no te ayudará en nada —

 — ¿Entonces que debería hacer mamá? ¿Salir y actuar como si nada me hubiera pasado? —

 — Si necesitas salir, hace más de una semana que no sales del palacio, todos estamos preocupados por ti, ni siquieras tomas el sol, no sonríes, apenas comes y estas perdido en tus pensamientos  — Su mamá lo miro con preocupación  — Tú guardas un secreto y tienes que decírmelo ¿Qué paso en Eguipto?

 — Si te contará pensarías que estoy loco — Contestó al momento

 —Bueno, en está casa todos estamos locos, empezando por tú papá —  

 — Bien, pues preparate mamá que te contaré una historia espeluznante y fantastica, y no son los cuentos falsos de papá —

Después de horas de charla, de sentir las emociones a flor de piel al relatar toda su travesía de sus viajes al pasado, de tazas de café, de horas sentados delante del otro, de pstelillos y de alguna que otra risa, al final su mamá se paso las manos por el cabello totalmente confundida.

 — Dios esto... no se que decirte ¿Viajaste al pasado? ¿Pero cómo?

 — ¿Creés que estoy loco? —

 — No, yo solo creo qué... —

 — Mira  — Dijo sacando un viejo amuleto que lleva colgado al pecho — Lo robé del palacio de Cleopatra en Alejandría, es la única prueba de que viajé al pasado, la madre de Olimpia es la verdadera Cleopatra y la mataré por lo que le hizo a su hija, te lo juro —

Después de esa charla liberadora y de qué su madre sea la única en el mundo que conoce su más íntimo secreto, trato de cambiar, no asistió al funeral de Olimpia porqué la idea de verla muerta le rompe el corazón, pero a veces se sinte como un muerto viviente sin ella, sin embargo los días  pasaron y ni todo el dinero del mundo llenar ese vacío. 

Erase Una Vez Alejandría Where stories live. Discover now