Los rehenes.

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Sonando de fondo:
Oi Va Voi - Ladino Song

La música volvió a llenar el silencio con apetitoso sabor, la gente brindaba y se embriagaba rodeada de secretos y mensajes ocultos que solo entre ellos entendían. Entre la multitud, cuatro ojos se enfocaban en algo diferente, pues solo ellos se preguntaban la misma cosa, ¿viviré un día más?
Uno de ellos sabiendo que no le temía a la muerte, y el otro, sabiendo que moriría sin la verdad.

Volvió a tomar un sorbo de su copa y le dió la espalda al público celebrante para bajar unas escaleras en espiral que daban directamente hacia la pista de baile, dónde en el centro, se encontraba T/n, ahora tratando de verse lo mas sería posible, sabiendo que si mostraba debilidad tendrían todo el poder sobre ella.

Tocó el mismo piso dónde estaba parada la periodista y sin separar su penetrante mirada de T/n, caminó directamente hacia su dirección. Mientras daba cada paso, la mujer recordaba las palabras de quien fue alguna vez su madre "Recuerda ser en este mundo de hombres, la mujer a quien le teman." Respiró profundamente por fin quedando frente a frente al supuesto dueño del Atlántico.

Por un momento, ninguno de ellos pronunció una palabra, eran sus miradas las que hablaban por si solas. T/n sabía que este hombre estaba tratando de descifrar lo que pasaba por su mente, así que hizo lo posible por comunicarle el mensaje "Jódete."
El hombre lo entendió y sonrió un poco, teniendo frente a él a alguien que no mostraba signos de inferioridad ante su presencia.

Cada persona que había tenido que enfrentar le había temido, y al tener esto en mente, se retorció un poco al hacer memoria de la única persona a la que él le temía.

- ¿Desde cuándo dejan subir niñas a mi barco?

T/n quedó muda ante aquellas primeras palabras que habían salido de la boca del hombre parado frente a ella.

- ¿Usted es el capitán o solo un segundo al mando? Porque no creo que un segundo al mando tenga el derecho a echarme por la borda. Además, yo no me invité sola, Kuroo me trajo.

Todo el ruido alrededor pareció detenerse, y después de que la chica hiciera conocer su forma de pensar en alto, todos los demás miraban impactados tal falta contra el Capo. Lamentablemente, T/n no estaba al tanto de eso.

- Con que invitando personas sin mi conocimiento, Kuroo.

El hombre había totalmente ignorado a T/n y se enfocó en su amigo, su segundo al mando, Kuroo.

-Creí que no te molestaría jefe, la traje para divertirnos un rato.

- ¿Divertirnos?

El hombre regreso la mirada a T/n, quien miraba a Kuroo indignada. Repasó sus facciones rápidamente y sus ojos bajaron lentamente dando un pequeño recorrido alrededor de la periodista.

-Disculpa, pero no vine aquí para eso. Creo que fue un error aceptar esta invitación, me gustaría bajar ahora.

El hombre río un poco, por fin mostrándole su perfecta dentadura.

-Que aburrida eres, pero no voy a negar tu belleza. Puedes llamarme Oikawa.

Se inclinó un poco con una mano sobre su pecho en signo de sinceridad. La gente alrededor no hablaba, pero nadie podía creer que el Capo se hubiera inclinado ante una desconocida.

-Ahora se buena y cierra la boca, me podrías aburrir más.

Oikawa se giró hacia uno de los guardaespaldas.

-Llévala con los demás rehenes.

- ¿Rehenes?

Un hombre que parecía ser uno de los tantos guardaespaldas del lugar la tomó del brazo y la jaló entre la multitud. T/n sentía la mirada de la gente puesta en ella mientras estaba siendo llevada a un destino desconocido.

Miró los ojos de Oikawa, un hombre que estaba segura odiaría para siempre; pero que gracias a él, ahora tenía su propósito más puesto que antes. Viendo por última vez su sonrisa, el hombre la ignoró y le dio la espalda para seguir celebrando con sus invitados, dejando a T/n salir de la superestructura y siendo llevada al interior del barco. 

La puerta se cerró sin esperar a que la mujer procesara lo que estaba ocurriendo y fue introducida a un elevador. Estando entre dos altos hombres de traje, la periodista sabía que había perdido el control de la discusión, tendría que retomarlo para conseguir lo que buscaba.

El sabor seco del aire dentro del elevador y los números rojos que mostraban como descendías dentro del barco eran suficiente para que T/n no pensara en nada, pero al llegar al piso C6 y ver las puertas del elevador abrirse, la chica recordó en dónde se encontraba.

Los hombres la escoltaron hasta un pasillo donde al menos entre treinta y cincuenta personas estaban sentadas bajo pipas y tubos que recorrían no solo el techo, pero sus paredes. A penas entraba luz de una pequeña y redonda ventana al final del este, y el color azul del ambiente no dejaba ver totalmente el rostro de quienes estaban presentes.

Uno de los hombres empujó a T/n un poco hacia el frente y se alejaron, dejándola sola entre los rehenes del Atlántico. La mujer giró para ver a la lejanía como solo uno de los hombres subía en el elevador y el otro se quedaba en la puerta de este para cuidar que ninguno de los rehenes tratara de escapar.

La periodista se enfocó en las personas que se encontraban en el mismo pasillo que ella sin saber mucho que hacer, hasta que una mujer alzó la voz silenciosamente.

-Ven, acércate.

T/n aún dudosa, se acercó a la mujer que parecía tener unos cuarenta años y se sentó cuidadosamente a su lado tratando de no producir mucho ruido.

- ¿En qué grupo estabas? ¿Cocina?

- ¿Perdone?

Entre susurros T/n y la mujer se comunicaban tratando de no llamar la atención del guardia.

-Ya sabes, todos los que estamos aquí trabajamos en el Atlántico. Pero total, primer día y ya habían embargado el barco.

- ¿Embargado?

-Si, cuando retienen el bien de alguien hasta que sea pagado adecuadamente, o al menos eso fue lo que nos dijeron. Escuchamos que el dueño original de Atlántico lo había construido con dinero negro, lavado. Y por esa razón, supuestamente este nuevo "dueño" lo pagó todo de un jalón y se apoderó del barco el mismo día que zarpaba.

-Sí claro, todos aquí sabemos en verdad quienes son.

-Shhhh.

Un hombre había alzado la voz, pero todos los demás lo callaron, sabiendo que si el guardaespaldas escuchaba demasiado de su conversación podrían estar en problemas.

-Pero no podemos callarlo, deberíamos estar llamando a la policía en lugar de esperar a que alguien se dé cuenta que prácticamente el Atlántico fue robado por una de esas sucias mafias.

- ¡Shhhh!

-Debemos sobrevivir, y nuestro silencio ahora es nuestra mejor arma para seguir con vida. Por eso, ninguna palabra, ninguna objeción; pues si cualquiera de nosotros se niega en algo, estamos muertos.

El hombre no respondió y tan solo con un suspiro se recargó en la pared.

- ¿Cuánto tiempo llevan aquí?

T/n preguntó a la mujer que había tomado el mando de la situación.

-Tan solo unas horas, sé que pronto nos sacarán y ofrecerán algún tipo de trato, nuestro silencio a cambio de algo, es seguro.

La periodista bajó la miraba analizando lo que había escuchado, el azul que iluminaba sus pies la dejaba descansar un poco de las luces del exterior, a veces pensaba que la obscuridad no era tan mala.

-Ptss.

Entre los pocos sonidos que se escuchaban en el piso C6, de las sombras, un hombre llamó su atención desde el otro lado del pasillo. Se retiró un poco la gorra, lo suficiente para que T/n pudiera ver sus ojos. No lo podía creer.

- ¿Shoyo?

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As de Picas- Haikyuu. [Oikawa x T/n]Where stories live. Discover now