O3▕ ❝sólo di que me quieres de vuelta en tu vida❞

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En los oscuros pasillos del castillo resonaban los ecos de la ira de JungKook, un Alfa cuyo corazón ardía con la llama del celo posesivo. Detrás de él, la figura temblorosa de JiMin se erguía con valentía, aunque su piel temblara con la tensión que flotaba en el aire.

JungKook odiaba sentir la mirada ajena posarse sobre su amado JiMin. Odiaba que otros osaran hablarle, sonreírle o arrancarle una risa que no fuera producto de su propia compañía. Cegado por los celos, empujó con fiereza a JiMin hacia los aposentos privados, ignorando las miradas curiosas y los saludos no correspondidos.

El estruendoso impacto resonó en la estancia cuando JiMin chocó contra un pilar junto a la cama que tantas veces fue testigo de su intimidad. Los quejidos de dolor escaparon de los labios del Omega, pero JungKook, envuelto en su furia, apenas los registró.

─¿Por qué te aventuraste fuera de tus aposentos, mi Omega? ─Rugió JungKook, su voz resonando con autoridad. Ignoró la mirada sorprendida mientras avanzaba lentamente hacia el tembloroso JiMin. ─¿Acaso no te ordené que permanecieras en tu habitación y no recibieras a mi invitado? ¡Maldición!

JiMin, aún temblando, respondió con voz firme, manteniéndose erguido a un lado de la cama, sus puños apretados en los pliegues de sus prendas.

─Es mi deber, mi señor. Como su Reina y compañero, debo evaluar las acciones superficiales de nuestros invitados. Al recibir al Rey de Dynes, ¡n-no desobedecí! Simplemente cumplí con mis responsabilidades. Practicaba equitación en el jardín y, al regresar al palacio, me encontré con él en la entrada. No p-podía ignorar mis deberes, le ruego entienda q-que-.. 

Sin previo aviso, JiMin se vio atrapado por el cuello, aprisionado contra la pared. La mano venosa de JungKook ejercía una presión despiadada, suspendiendo al Omega en el aire. El dolor y la falta de oxígeno se apoderaron de JiMin, cuyas manos delicadas se aferraron desesperadamente a la muñeca que amenazaba con quitarle la vida.

─¿Responsabilidades, dices? ¿Tu deber? ─JungKook escupió con amargura, mientras lágrimas incontrolables brotaban de aquellos preciosos ojos cuya belleza era incapaz de apreciar en un momento como ese, donde la ira burbujeaba en su consciencia, cegándole. ─¿Sonreír y liberar tus dulces feromonas es tu responsabilidad? ¿Reír y mostrar tus encantos es tu deber? ¿Desobedecerme y exponerte ante los ojos hambrientos y vulgares de otro Alfa es tu trabajo? ¿Te educaron para eso, esposo mío? ¿¡Huh!?

─J-Jung-Kook... A-Alfa, espera.. por.. p-por favor..  ─JiMin pronunció con las fibras vocales reacias, apenas susurrando un débil lamento, áspero y agonizante.

Su semblante se tornó preocupantemente escarlata, inclinándose peligrosamente hacia un tono violáceo. La mirada de JungKook le fulminó con odio, furia y desdén. Ni un ápice de su intensidad menguó, incluso cuando JiMin, sin fuerzas, intentó acariciar su rostro en un vano intento por traerlo de vuelta a la realidad, acto que solía funcionar en el pasado cuando el mayor actuaba así. Cuando enloquecía.

No obstante, el Alfa no soltó a su presa hasta que los ojos llorosos se cerraron y la resistencia cesó por completo, el menor quedando prácticamente suspendido en la pared, sofocado por la férrea diestra que lo asfixiaba.

Por un momento, JiMin creyó que había alcanzado la antesala de la muerte, hasta que se halló entre los brazos de JungKook. Aunque su espalda aún rozaba la pared, sus pies tocaron tierra firme. El Alfa lo sostenía con firmeza, rodeando su cintura y acercándolo a su pecho. Con el pulgar, trazaba círculos lentos y suaves sobre la tela de sus ropas, susurrando suaves palabras de consuelo. Las manos le temblaban en un descontrol emocional intenso, su voz flaqueaba y su boca no detenía los besos desesperados en su rostro y cuello, JiMin sólo sentía hormigueos y leves cosquillas.

"YoungBlood" © KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora