Un viejo amigo

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Parte 3 dedicado a Jetblacklola

Once años de ese recuerdo tan vivido y más de quince teniendo aún en mi mente a Gerard. La vida me ha cambiado y es que a mis treinta y dos años ya soy padre de 3 niños. Postergue mi juventud y no estoy arrepentido, tengo la familia que siempre imaginé y la que mis padres siempre quisieron, a pesar de que mi relación con Jamia va de peor en peor, no puedo quejarme, fue lo que elegí luego de haber hecho de ese beso con Gerard como si jamás hubiese pasado.

Bert se convirtió prácticamente en mi mejor amigo, montamos una pequeña empresa de diseño gráfico, Quinn de vez en cuando nos ayuda con algunas cosas y de Gerard sólo sé que le va muy bien en Nueva York. Yo jamás dejé Jersey y él jamás volvió a visitarlo.

- ¿Estás lindo para ésta noche de "chicos"? - preguntó Bert, mientras mi cabeza estaba en qué la guillotina hiciera los cortes precisos en las tarjetas.

- Sí, realmente- bajé la cuchilla dando un corte preciso -... Lo necesito.

- Auch... Y se nota, diste ese corte como si cortaras una cabeza - rio.

- Sólo necesito un descanso - suspiré llevando mi manos a mi rostro.

- ¿Sabes Frank? Creo que deberías pedirle el divorcio a Jamia - saqué mis manos de mi rostro y lo miré negando frenéticamente -. Vamos hombres, entiendo esa mierda de las promesas, pero amigo, ella te estresa y creeme que los chicos entenderían - caminó hasta mí y posó su manos en mi hombro -. Todos quisieran tener un papi así - levantó sus cejas y entendí su doble sentido.

- Idiota - reí.

Bert sabía todos mis problemas y todas mis dudas, también sabía lo difícil que había Sido sacarme a Gerard de la cabeza y a pesar de que me odió por mucho tiempo, entendió que fue un acuerdo mutuo.

Apenas terminamos algunos trabajos y entregas llegué a casa, me liberé de mi ropa y tomé una larga ducha. Mientras las gotas de agua caían por mi rostro, apoyé mi frente en la fría baldosa, cerré mis ojos y algunas lágrimas se mimetizaron con el agua. Estaba exhausto, agotado de fingir que tenía un buen matrimonio frente a mis padres e hijos.
Dí un golpe a la pared sintiendo el dolor frío en mis nudillos, un dolor que no dolía tanto como la mentirosa vida que sostenía de un delgado hilo.

Jamia llegó de buscar a los niños donde sus padres y apenas esbozó una sonrisa al mirarme, los niños corrieron a mostrarme sus dibujos y contarme lo bien que lo habían pasado con sus abuelos. Miles, el menor, me había entregado una hoja de color amarilla en dónde me explicaba que las manchas en éste éramos sus hermanas y yo, y no había puesto a mamá porqué era muy "mandona", yo me reí al escucharlo y Jamia rodó sus ojos, enviándolos enseguida a sus habitaciones.

- ¿Ya te vas? - me preguntó en un tono frío.

- Sí, no llegaré muy tarde - arreglé mi chaqueta de cuero y luego pasé mi mano por mi cabello húmedo, acomodandolo.

- Te queda horrible esa chaqueta.

- Entonces está perfecta - le dí una sonrisa irónica y salí de la casa.

Sus comentarios desde hace un tiempo eran demasiado desagradables, al punto de hacerme sentir inseguro.

[...]

En cuanto llegué al lugar pude ver por los ventanales a Bert junto a Quinn bebiendo una cerveza, entré y los saludé con un gran abrazo a pesar de habernos despedido hace un par de horas.

- ¿Qué crees? - me preguntó Bert - Quinny se puso triste al ver fotos de cuando éramos adolescentes.

- ¿Y por qué? - me acomodé junto a ellos en la barra.

- Porqué ya no tiene su cabello platinado y ahora tiene un rodilla brillante en su cabeza - solté una gran carcajada al escuchar Ese comentario.

- ¡Mierda, Bert! Es hereditario, eres el peor novio.

Sí, Quinn y Bert llevaban al menos tres años como novios y ambos seguían tratándose de la misma manera que cuando eran amigos.

La noche pasó rápido mirando fotos de nuestra adolescencia y deteniéndose a mirar una en dónde salíamos los cuatro, Gerard estaba a mi lado aferrado a mi brazo y descansando su cabeza en mi hombro. La nostalgia viajó por todo mi cuerpo comenzando a formar recuerdos y hacer volar mi mente nuevamente en junto a él.

Debí haber sido más valientes, y es que cuando decidí terminar con Jamia, ella me confesó estar embarazada antes de que yo dijera tan sólo una palabra, entonces no pude hacer más que contener mis deseos y dejar todas las fantasías atrás. Entonces recordé las historias que contaba Gerard y su afán por el cuento chino.

- He leído testimonios de gente que vuelve a encontrarse y que sienten ese hilo invisible entre ellas.

Siempre se aferraba a esa historia con testimonio de páginas en internet, yo sólo me burlaba, porqué era imposible que gente que se haya visto una vez volviese a encontrarse veinte años después.

Casi dos horas después entre conversaciones y tragos Bert recibió una llamada y me observó a los ojos en todo momento, Quinn a la vez lo observaba con una sonrisa gigantesca, sabiendo seguramente con quién hablaba y la emoción que eso le provocaba.

- Está bien, sí, tu conoces Jersey - rio -, vale, entra - levanté una de mis cejas al momento que él cortó la llamada. Lo observé preguntándole con la mirada con quién hablaba -. Un viejo amigo.

La puerta de bar al abrirse hice sonar una campanita que avisaba de la entrada o salida de alguien, al voltear pude reconocer esa piel y esos ojos...

Un viejo amigo...

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⏰ Última actualización: Aug 08, 2021 ⏰

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