Capítulo XXXII

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Hardin

Una vez que las chicas abandonaron la biblioteca, me quedé pensando en quién podría estar tras todo el asunto de Mitchell en el instituto. Era lógico que la persona en cuestión había sido víctima de abuso, testigo o alguien del círculo de Mitchell, por la información que manejaba, ya que lo de la fiesta solo lo sabían las personas involucradas más la chica que dio aviso, que era una de las testigos.

No tarde mucho en averiguarlo, ya que tras la práctica de fútbol americano, uno de los amigos de Mitchell se me acercó para hablar, indicándome que tenía información importante que decir. Quedamos de juntarnos en mi casa, ya que no estaban mis padres y podríamos hablar tranquilos. No le dije nada a Tessa, porque no estaba seguro qué me diría, aunque sí lo sospechaba.

—Hola, Garret —dije abriendo la puerta.

—Hola, Hardin, disculpa la demora, mi madre me ha mandado a hacer unas compras —se disculpó entrando en la casa.

—No hay problema. ¿Quieres algo de beber o comer?

—No, gracias, se me ha cerrado el estómago —respondió con nerviosismo.

—Entonces vamos a la biblioteca, ahí estaremos cómodos —dije comenzando a caminar con Garret tras de mí. —Fuiste tú ¿verdad? —pregunté apenas entramos.

—Sí, pero tengo mis razones y eso es lo que quiero explicar.

—Te escucho —dije tomando asiento tras el escritorio.

—Eres novio de Tessa ¿cierto? —preguntó y asentí. —Sé que quieres protegerla y no me puedo seguir callando esto.

—Ve al grano, Garret, que me estoy poniendo nervioso.

—Yo era uno de los mejores amigos de Mitchell desde que éramos niños. Como sabes, estoy becado en el instituto —dijo tragando fuerte —Tenía una hermana, Giana, que era un año menor que nosotros y no iba en East Rockport. Hace dos años Mitchell comenzó a interesarse en ella y Giana estaba ilusionada con la idea de un romance adolescente. No vi nada malo en un inicio, siempre salíamos los tres, pero un día en que no pude acompañarlos al cine, ella volvió llorando y se encerró en su habitación. No me quiso decir nada, pero un día sin más se suicidó, no pudo con el dolor.

—Lo siento mucho, Garret.

—Mitchell abusó de ella, lo leí en su diario de vida después del funeral. Encaré a Mitchell y me amenazó, dijo que él tenía dinero y que podía comprarse al director y que a mí me expulsarían si llegaba a decir algo. Mi familia ya estaba sufriendo lo suficiente como para que a mí me expulsaran de uno de los mejores institutos, donde además estudiaba gratis. Me callé y me alejé, pero escuché en varias ocasiones, en los vestidores, como Mitchell se mofaba de haber obligado a chicas a acostarse con él.

—¡Es un cabrón! —exclamé parándome de la silla con rabia.

—No sé nombres, solo que al menos son cinco, incluyendo a Tessa. Me siento culpable por no haber hablado antes, le podría haber evitado ese dolor a muchas chicas —dijo bajando la cabeza.

—Podrías haber hablado, pero entiendo por qué no lo hiciste —dije volviendo a tomar asiento.

—Ahora quiero ayudar y no se me ocurrió mejor forma que exponerlo frente al instituto —suspiró —Quizá no es lo adecuando, pensando en que quizás Tessa no quiere exponer su caso, pero yo también quiero justicia, Hardin, por mi hermana.

—La tendrás, Garret —dije seguro —Hablaré con mi padre, quizás puedas ir como testigo al juicio que tendrá Mitchell. Tessa ha puesto la denuncia en la Policía de Investigaciones y ya lo han citado a declarar —expliqué.

—Tengo que hablar con mis padres.

—Habla con ellos y mantenme al tanto, para ver si están de acuerdo con testificar. Sé que puede ser un tema delicado, pero estarán más tranquilos al saber por qué Giana tomó la decisión de acabar con su vida y haremos justicia por ella y todas las chicas que han pasado por lo mismo.

—Mis padres apoyarán. Quizás no tenemos los recursos, pero tenemos pruebas. He encontrado más cosas de mi hermana cuando me he escabullido en su habitación algunas veces y ayudarán a reforzar la denuncia de Tessa —confesó con esperanza.

—Muchas gracias por confiar en mí, Garret —dije sincero.

—No podía dejar que esto siguiera pasando y si no me equivoco, Mitchell no es el único abusador del instituto, por eso he puesto el buzón en el baño de chicas. Estoy seguro de que no tardarán en dar sus testimonios.

—Fue una buena estrategia, Garret. Nosotros estábamos planeando algo, pero nos detuvimos porque no queremos estropear el caso y entiendo completamente que lo que hiciste es parte de tu propia búsqueda de justicia, así que no me interpondré si quieres seguir adelante —confesé.

—Por ahora hablaré con mis padres, les contaré todo lo que sé, aunque les destruya el corazón y les explicaré que quiero usar el diario de Giana para ayudar a Tessa con la denuncia. Mi hermana va a tener justicia, cueste lo que cueste.

—Así es y si necesitan ayuda, no dudes en decirme, lo que sea —dije sincero.

—Muchas gracias, Hardin, eres un gran chico —dijo parándose del sillón para despedirse de mí.

—Nos vemos, Garret y de nuevo muchas gracias por confiarme lo que pasó con tu hermana —musité abriendo la puerta de entrada.

—Te habló mañana, Hardin. Adiós —dijo antes de salir y montarse en su bicicleta.

Me tiré en la cama a pensar en todo lo que Garret me había confiado durante nuestra conversación. Mitchell no libraría de esta, no con esta nueva evidencia.

—Hola, Tessa —dije al contestar el teléfono, cuyo timbre me había sacado de mis pensamientos.

—Hola, no supe nada más de ti después de la biblioteca —contestó y sabía que estaba haciendo un puchero.

—Lo siento, nena, pero fue por una buena causa.

—¿Sí?

—Sí, me gustaría contarte, pero no por teléfono.

—Suerte que estoy justo a unos pasos —dijo con una risita.

—¿Cómo?

—Ábreme la puerta. Mamá me vino a dejar a la terapia, pero hoy no tengo —confesó nerviosa y bajé corriendo las escaleras, para abrir y encontrarla tras la puerta de entrada con una tímida sonrisa.

—Te dije que hoy necesitaba mucho mucho amor —musitó abrazándome.

—Y yo que te voy a dar —contesté entrando con ella abrazada a mi cuerpo y cerrando la puerta tras de mí.

—Tonto.

—Hermosa —respondí besando su frente —¿Quieres algo de beber?

—No, solo quiero que me abraces y me cuentes eso tan importante que hiciste hoy —contestó tomando mi mano.

—Vamos arriba, estaba a punto de acostarme y me vendrá bien un poco de compañía —sugerí.

—Vale, pero tengo que volver a casa. Mamá vendrá por mí —susurró mientras subíamos las escaleras.

—No te corromperé, Tessa —dije sonriendo.

—Ya me gustaría —susurró y se tapó la boca al darse cuenta de lo que había dicho.

No pude más que agarrarla a besos en mitad de la escalera.

ZWILLINGEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora