CAPÍTULO 6 "El monstruo del armario"

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CAPÍTULO  6

"El monstruo del armario"

Con todo el impulso que puedo dar aviento mi cuerpo hacia delante y como puedo extiendo mis brazos al frente como he visto que hace Superman aunque ¡Yo no puedo volar!.

Como si hiciera un clavado para lanzarme a la piscina, pero ¡oh-oh!

Pequeñísimo detalle.

¡No hay agua en el fondo!

Por lo que, me voy de cabeza contra el tronco.

¿Quién en su sano juicio se avienta de cabeza a un árbol?

Yo.

Se te olvido que dije "En su sano juicio"

Ah, no pues sí, jeje

Mientras caigo tengo una visión borrosa que sucede como si estuviera en cámara rápida y lo poco que alcanzo a distinguir son colores cafés, verdes y beige justo el color de la casa de Kandrick, el aire que provoco mientras caigo me asfixia, las hojas me pegan en la cara y las ramas me rasguñan cada parte de piel expuesta.

-¡Mala idea!!.- murmuro con dificultad.

El tronco me golpea el estómago y el pecho y me quita el aliento, me aferro a lo que encuentro primero, siento que me resbalo  así que araño el tronco con mis uñas tratando de agarrarme, me raspo los brazos de ambos lados.

Voy cayendo lo que creo que son largos metros pero resultan ser algunos centímetros abajo.

Al final me sujeto de una pequeña rama que sé que no podría sujetar todo mi peso pero me apoyo en ella.

Ruego por oxígeno y respiro desesperadamente hasta que siento que puedo respirar mejor.

Como si se tratara de un pasa manos voy poniendo una mano sobre otra avanzando, siento mis brazos arder y mis dedos entumidos hasta que me balanceó un poco para que mis pies logren tocar un leño.

Sigo tratando de estabilizar mí respirando aun cuando soy una masa de nervios.

Mis latidos retumban y todo me duele, gotas de sudor y algunas lágrimas resbalan por mis mejillas.

Oficialmente estoy parada en el tronco y me apoyo en la rama gruesa en la que escale, cierro los ojos un segundo y al levantar la mirada observo como las entradas de luz solar se abren paso entre las hojas verdes, a pesar de todo sonrío cuando el sol pega en mi cara, me tranquilizo un poco y bajo la mirada.

¡Santa madre de dios es altísimo!

-Okay, tranquila, Daylin. Ya llegaste hasta aquí y sobreviviste.

Vamos, bien. Tranquila.

Levanto mi otra mano para sujetarme en una rama más alta y tener más estabilidad para bajar.

Todo estará bie...

En cuanto la tomo la rama se rompe y grito al perder el equilibro.

Reboto y mi mano queda colgando porque sigo sujetada con la otra, miro boca arriba y mi estúpida curiosidad me hace girar la cabeza y mirar el césped, goteo nasal sale de mi nariz y alcanzo a ver como cae, junto con pedazos de vidrio roto.

Trago fuerte, si caigo podría quebrarme algún hueso, si es que aún no tengo uno.

Mis rodillas están flexionadas mientras mi cuerpo esta doblado hacia atrás, sujeto mi peso con la misma rama y busco otra cerca de mí para sostenerme por detrás de mi espalda para evitar caer.

El código de las vergüenzasWhere stories live. Discover now