El gran show

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-Julián Lobomarcino, «Lobo» para sus compañeros y amigos, era un guardia dispuesto a dar su vida por nuestro bienestar -así comenzó el discurso emocionado de la jefa de Ministros en cadena nacional, pero de pronto la emoción dio paso a una arenga de tono bélico-. Los salvajes volvieron a atacar, y con su desprecio por la vida mataron a Lobo a quemarropa, con saña. Ahora van a conocer todo nuestro poderío. Declaro el estado de emergencia. Nadie podrá entrar ni salir de la urbe sin permiso especial. Nuestra paz está amenazada. Estamos en guerra.

Teo estaba mirando el discurso en la oficina de Luz y la esperó allí a que terminara.

-¿Qué hacés acá?-se sorprendió ella cuando entró-. Los quiero a todos en el bosque, estoy negociando con el infiltrado y me va a dar hoy las coordenadas de la guarida.
-Antes tendrías que ver esto-dijo él, y abrió su laptop.
Reprodujo las imágenes que había capturado la cámara que Lobo tenía en su uniforme. Teo las había revisado porque quería verle la cara a los salvajes que habían matado a su compañero. Sin embargo, se llevó una gran sorpresa al ver que ellos no le habían disparado a Lobo, sino que había sido un accidente cuando él quiso matarlos a ellos.
-Sí, ya lo vi, Teo-dijo ella, inmutable. -¿Y esto también lo viste? Intentaron salvarlo, Luz. No son unos asesinos salvajes. Esto está mal, estamos contando mal la historia.
-Vos me vas a decir a mi el cuento que tengo que contar?
-¿Sabías esto pero hiciste ese discurso igual? -preguntó él, sorprendido.
-¿Qué necesita una sociedad para avanzar? Un enemigo, Gorki, y cuanto más fuerte, cruel y despiadado sea ese enemigo, mejor para la sociedad. Una sociedad asustada se pliega a su líder. Te dije que íbamos a hacer grandes cosas. Este es el camino.
-¿Cuál es el camino? ¿Este show?
-¡Sí! El gran show es el camino. Todo es un gran show, Gorki. Todos hacemos escenas, vos ahora me estás haciendo la escena del «indignado», del hombre de «bien». Sí, es todo un show, pero el fin es noble, es cuidar a los nuestros.

Teo estaba aturdido, su contradicción crecía día a día, pero ella no lo dejó pensar. Tomó su celular y leyó un mensaje de texto que había recibido. El informante me acaba de pasar las coordenadas de la guarida. Anda con toda tu gente al bosque y traémelos a todos. Filmen el operativo, que sea un gran show.

León escuchó la música que le había regalado el Profesor, y le produjo un estado de conmoción. Llamó a Paloma, a la que le había regalado un celular para poder comunicarse, y le pidió que se encontraran en un sector del muro donde había solo un alambrado y estaba poco custodiado. Luego del ataque a Lobo, no podría salir.

Ella acudió rápido porque lo escuchó muy angustiado, y él le habló de la ambivalencia que estaba sintiendo. Por un lado tenía una vida feliz en el NE, llena de privilegios y comodidades, pero por el otro sentía que la vida que ella tenía ahí afuera, aunque llena de privaciones, era mucho más verdadera que la suya. Y le manifestó que estaba pensando en abandonar su lugar para mudarse con ellos.

-Acá afuera serías sapo de otro pozo. Como yo ahí adentro -dijo ella.
-Lo que no entiendo es por qué hay un adentro y un afuera. ¿Por qué está este muro?-se lamentó él.
-No sé, pero bueno, nosotros igual le buscamos la vuelta para encontrarnos, ¿o no?-dijo ella, y de pronto se puso alerta y salió corriendo. León giró la cabeza y comprendió la razón de su repentino escape: una patrulla, comandada por Teo, avanzaba por el lado de afuera del perímetro.
Simón iba con ellos.
-¡No le hagan nada!-suplicó León-. Ella es buena, déjenla.
-León, ¿qué carajo hacés acá? -dijo Teo, preocupado-. Andá para el NE, ¿querés?

Los soldados siguieron de largo, pero no iban detrás de ella, sino en dirección a la guarida, siguiendo las coordenadas que había dado el infiltrado.

Paloma alcanzó a esconderse en una hondonada, bajo unos matorrales. Los cazadores avanzaron como buscando un lugar preciso. Paloma sintió que alguien la tomaba desde atrás. Le tapó la boca para que no gritara y con un gesto le indicó que no hiciera ruido. Ella asintió. Era Luca, que regresaba a la guarida cuando se topó con el grupo de cazadores. Le susurro que se pusiera detrás de él, y ella lo hizo.

Casi Ángeles: La Resistencia (Leandro Calderone)Where stories live. Discover now