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❣️
— No seas terco, te vas a resfriar.— Tanjiro insistía en entregar su abrigo a (...). Pasaba la media noche y ellos seguían haciendo guardia en la entrada principal de la finca Kocho.
— Pero tú no puedes quedarte sin abrigo.— Respondió instantáneo. Colocó una mano en la frente del chico para detener su paso. — Y si me resfrío, vas a cuidarme.—
— Es mejor prevenir que lamentar.— Era como una mamá. Tanjiro se quitó la última capa de abrigo y atrapó a (...) entre sus brazos, cubriendo sus hombros. La caída de la tela se encarga del resto. — ¿Ves? No era tan difícil.— Una sonrisa iluminó el hermoso rostro del solecito.
(...) admiró cada facción de su rostro y tomó a Tanjiro desde el mentón como acto involuntario. — No era tan difícil. . . — Repitió esas palabras con la mirada fija en el movimiento de su boca.
El pelirrojo no tardó en deducir sus intenciones y se dejó guiar por su corazón. Bajó las manos a la altura de la cadera ajena y dió un corto beso a sus labios. — Cuando terminemos la guardia, te daré otro beso, (...) —