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— No entiendo cómo puede ser tan lindo, sobre todo cuando duerme.— Pensó en voz alta. No podía dejar de mirar a (...). Supuestamente debía ir a despertarlo para iniciar el entrenamiento de hoy, pero su rostro plácido e inverso en relajo impedía hacerlo.
(...) se movía nervioso sobre la cama, quedando boca arriba. Su labios entreabiertos y suaves suspiros escapaban desde allí.
Una brisa de viento entró por la ventana. El cabello de (...) quedó desordenado a causa de la corriente de aire. Zenitsu, con el dedo índice, acomodó los mechones rebeldes tras las orejas de él, dejando su rostro despejado. Era como una película romántica. — Debes despertar, bello durmiente.— Mencionó con voz suave sin la intención de despertarlo. Dió un besito en su frente y cerró los ojos.
—. . . ¿Qué estás haciendo? — (...) despertó al momento de recibir el beso. Se sentó sobre las mantas y ladeó la cabeza confundido esperando respuesta.
— A-A-A-A (...)-chan. ¡D-debemos ir a entrenar con Sanemi! — Tomó una almohada y lo golpeó en el rostro, eso era una gran distracción para que él pudiese escapar por la ventana.