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Estaba oscuro.

Quizá sería lo único que recordaría de aquella noche. El aire frío entraba por la ventana abierta y las cortinas se convertían en un fantasma de tela gris apiadado de su lectura. Chifuyu estaba tumbado en el sofá del salón del apartamento, que había conseguido alquilar después de meses ahorrando dinero, medio dormido y con un libro sobre el rostro.

Nunca sabría si había sido una coincidencia, pues sus pensamientos volvieron a diez años antes, cuando la brisa de octubre cortaba su rostro y se apegaba a aquella cómoda espalda. La moto salvaje rugía entre sus piernas y le pedía a su amigo que se atara el cabello, ya que siempre tenía que estar sacándoselo de la boca cuando paseaban juntos. Se aferraba a él y pasaba las manos por su cintura, cerrando los ojos con el placer de la velocidad. El viento helado del otoño entraba por sus fosas nasales y congelaba sus pulmones.

Soñar con Baji se había convertido en algo aterradoramente habitual. Con su risa, su tono de voz por las mañanas y el peso de su cuerpo moribundo entre sus brazos; el brillo apagándose en sus iris, la vida escapando en un último aliento que provocaba un grito desgarrador en su maltrecho corazón. Las lágrimas cayendo sobre la última sonrisa, ni siquiera pudo decirle cuánto le quería antes de despedirse.

Nunca tuvo oportunidad de hacer nada para poder salvarle. Y, una y otra vez, se deslizaba entre las yemas de sus dedos, hasta que despertaba con el pecho oprimido por la presión del pasado. Años después, la sensación de la muerte continuaba acechando su cabeza, sus labios y sus recuerdos.

Entonces, en medio del salón vacío, su teléfono sonó. Chifuyu pegó un respingo y se incorporó de golpe. El libro cayó a su regazo y la página en la que había estado leyendo se perdió en el mar de letras y dolor. Chasqueó la lengua y se inclinó sobre la pequeña mesa de cristal, frente al sofá.

No hubo advertencia propia. Tampoco pudo prepararse mentalmente, ya que no llegó a haber un saludo o cualquier cosa que lo anticipara. Sólo leyó el nombre de Mitsuya en la pantalla, antes de descolgar. Después, pensaría que jamás debió de aceptar la llamada, que hubiera sido mejor continuar durmiendo e ignorar lo que estaba ocurriendo, antes de dejar que su mundo se paralizara y todo se volviera un manojo de recuerdos, pedazos de su vida.

—Kazutora está libre.

Su corazón dejó de latir durante un instante, al tiempo que un suspiro huía de su boca.

N/A: lo admito, este es mi shipp culposo :') Antes de comenzar, una serie de aclaraciones <3

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N/A: lo admito, este es mi shipp culposo :') Antes de comenzar, una serie de aclaraciones <3

|KazuFuyu, angst, hurt&comfort, romance, slow burn

|Basado en una de las líneas temporales del canon, concretamente la línea de Bonten

|Kazutora y Chifuyu tienen 25 años, con lo que la pelea contra Valhalla sucedió cuando ambos tenían 15.

|Aquí hay OoC (Out of Character) sus personalidades toman base en las canónicas, pero su desarrollo no lo es, ni pretende serlo. Ninguno de ellos es especialmente moral aquí, con lo que en este fic hay desde malas decisiones hasta actos completamente impulsivos y reprochables.
Chifuyu tiene un trauma —por lo que pido que se respete su actuar, reírse o burlarse de eso no es gracioso por mucho que sea un personaje ficticio—.
El personaje de Kazutora está inspirado en todos los testimonios y estudios que relatan que la cárcel puede empeorar las condiciones mentales de los presos, y cómo el regreso a la realidad es extremadamente duro después de vivir durante años en un lugar donde ni siquiera se puede tomar decisiones por uno mismo.

|TW: salud mental, abuso, violencia, ideación suicida. Se incluyen otros ships

Estas son todas las aclaraciones! Dicho esto, ¡ojalá os guste esta historia!

Atte: Iskari

Treasure || KazuFuyuWhere stories live. Discover now